La sabiduría del NO
Desde hace un año Suiza es miembro pleno de la ONU, pero mantiene sus reservas sobre la probabilidad de integración plena en la Unión Europea.
La Confederación privilegia en este ámbito su estrategia de la negociación bilateral.
Suiza es un país multicultural en el corazón de Europa Central que se resiste a integrarse plenamente en el Espacio Económico Europeo.
En lugar de buscar un acercamiento hacia la Unión Europea (UE), Suiza ha elegido el camino bilateral. Hace un año, entraron en vigor los siete tratados sectoriales suscritos entre la Confederación y la UE sobre comercio, agricultura, tráfico terrestre y aéreo, libre tránsito de personas, investigación y licitación pública.
No a la membresía
Para cimentar la estrategia bilateral con la UE, el gobierno suizo se encuentra negociando actualmente un segundo paquete de tratados bilaterales que abarcan entre otras ramas el control de las fronteras (Tratado de Schengen) y la legislación sobre asilo (Tratado de Dublín).
Los desacuerdos en la negociación persisten actualmente en lo que se refiere a la asistencia legal internacional, la conservación del secreto bancario, y las normas tributarias internacionales.
Desde que en 1992 el pueblo suizo rechazó la membresía completa en el Espacio Económico Europeo, el acercamiento a Europa se hace con cuentagotas. A partir de 1996, Suiza participa en misiones de paz de la OTAN, y desde el 2001 incorpora soldados a las misiones de paz de la ONU.
Hace apenas un año (mayo de 2002)que el electorado helvético dió luz verde al ingreso pleno del país en las Naciones Unidas.
Neutralidad y federalismo no explican todo
Sociólogos y politólogos analizan las múltiples reservas que hasta ahora impiden la integración plena de Suiza al gran edificio europeo. El arraigado federalismo y la neutralidad política no explican satisfactoriamente la reticencia helvética hacia la Europa Unida.
La sabiduría del NO de Suiza tiene tal vez otras respuestas, afirma Lorenzo Allio, analista suizo del Centro Europeo de Política en Bruselas: «En tiempos recientes, Suiza padece del decrecimiento económico, del desempleo y de una agudización de la criminalidad. La discrepancia entre la realidad y la autosatisfacción es enorme. La autodeclarada singularidad política del país es cada vez menos relevante; es una quimera, un mito y una carga,» afirma.
Mientras la UE da pasos gigantescos hacia la realización de una Carta Magna europea, Suiza persigue la vía provisional, que en realidad es la negociación bilateral con la UE.
El bilateralismo tiene desventajas, opina Lorenzo Allio: «La destreza diplomática, la fuerza de armar alianzas y coaliciones son importantes en la UE.» Con su bilateralismo, Suiza se queda fuera de este proceso y de los foros, donde se forman las opiniones y se toman las decisiones comunitarias.
Mover el agua
“En el ámbito político internacional, Suiza quiere mover el agua sin tirar la piedra que forma los anillos. Mientras la mayoría de los países europeos se acercan, Suiza navega entre el tradicionalismo y las reformas tibias y cultiva un profundo conservadurismo,” agrega el experto.
“Suiza tiene que considerar una reforma completa de sus instituciones. Incluso se debe pensar en la introducción de un gobierno más politizado y con un mandado claramente definido”, concluye Lorenzo Allio.
swissinfo, Erwin Dettling, Zúrich
Suiza es miembro pleno en la ONU, pero no hace parte de la Unión Europea.
La Confederación privilegia la vía del bilateralismo.
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