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A diez años del atentado de Zug

Anne Ithen bajo la sombra de su hogar y frente a este paisaje en Rotkreuz (Zug). swissinfo.ch

Tras 16 días del acto terrorista en Nueva York, Suiza atrajo la mirada internacional por el atentado que costó la vida a 14 personas y causó heridas graves a 18 más en el Parlamento de Zug, a 140 km de Berna.

El interés mundial desapareció al saber que se trató de un drama local perpetrado por un desequilibrado. Pero en Suiza, la vida de decenas de personas cambió radicalmente el 27 de septiembre de 2001, entre ellas, la de Anne Ithen.

Desde el atentado, hace una década justamente, Anne Ithen no ha vuelto jamás a la sala de sesiones del Legislativo unicameral del cantón de Zug.
 
Ese día, las balas de Friedrich Leibacher dejaron sin vida a tres miembros del gobierno local y a 11 legisladores cantonales. Dieciocho personas más resultaron gravemente heridas.
 
Un ataque de dos minutos y medio de duración, que cambió la vida de la maestra de secundaria, Anne Ithen, vicepresidenta parlamentaria y militante del partido ecologista de Los Verdes.
 
“Cada día al despertar e intentar levantarme, debo tirar de mi silla de ruedas, con lo que siempre tengo presente el atentado”, indica la hoy ex legisladora de 51 años de edad.
 
Tres balas del arma de fuego alcanzaron la médula espinal y los pulmones de la otrora legisladora. En su estómago se fraccionó uno de los proyectiles; otro más, en una de sus piernas.
 
Semanas entre la vida y la muerte y después una vida con la paraplejia, apenas un tercio del estómago, un intestino reducido, un único riñón y los pulmones dañados.

Me alegra que el haya muerto

Meses, años enteros, el cuerpo herido de Ithens –con un peso de 40 kilos- requirió de recuperación. Sin su espíritu deportivo previo, sus enormes ganas de vivir y una pareja que le ha dado todo su apoyo,  Anne Ithen no hubiese salido avante, asegura.
 
“No tenía ni la fuerza para sacar la pasta dental del tubo. Las uñas de los pies y manos no crecían, perdí el cabello, la menstruación… todo estaba paralizado. Diez meses debió pasar en el hospital para su rehabilitación.
 
Y pese al paso de tiempo, los horribles minutos del atentado los tiene claros en la memoria, pero no de modo visual. “Cerré los ojos de manera totalmente consciente, para no ver lo que ocurría. No quería grabar en mi memoria la imagen del autor del atentado”. Anne Ithen se alegra de que éste haya muerto.

Sin olvidar a los allegados

Aún hoy piensa en lo que este tipo de eventos significan tanto para los sobrevivientes, como para los allegados de los afectados, en casos como el de Zug, o como en el hecho reciente ocurrido en Noruega.

“Sé por experiencia que se olvida uno con frecuencia de las personas cercanas. Un tema al que debería otorgarse mayor atención”, indica la otrora legisladora cantonal.

Reintegración profesional

Anne Ithen quería sobrevivir y continuar en la política y en el mundo de la enseñanza; no obstante, sus fuerzas físicas y psíquicas no fueron suficientes y tocó una fase de depresión. “Creí que no podría construir más una realidad satisfactoria y funcional”. En 2002 abandonó entonces la escena política.
 
Casi un año después del atentado volvió a las aulas. “Los alumnos me aceptaron como maestra en silla de ruedas, pero me costó más mantener la disciplina, ya que no fui lo suficientemente dinámica antes”.
 
Las clases en grandes salones de clase no le satisficieron más, puesto que la metodología resultó mucho más limitada que antes y por ello decidió entonces instruir solo determinadas materias en grupos reducidos, lo que le permite mayores posibilidades de desempeño en su silla de ruedas. Por otra parte, imparte clases de idiomas a adultos.
 
“Con esta mezcla de actividades alcanzo una base salarial que me permite de nuevo dar clases con gran entusiasmo”. Su trabajo queda a 200 metros de su hogar. Recorre ese camino en su silla de ruedas, y cuando nieva, los colegas la recogen acompañarla al trabajo.

Las ventajas de la lentitud

Antes del incidente, tenía una vida en pleno movimiento, con recorridos en las montañas y los glaciares. Hoy, la lentitud es parte de su vida, con sus ventajas.

“Uno conversa con los otros en el camino, con niños, con gente mayor, con discapacitados, con gente que saca a pasear a sus perros”. Además, ha aprendido los nombres de las plantas, a su paso por los prados.

Desde hace algunos años, también ha vuelto a la montaña, con su Swisstrac, una herramienta para personas en silla de ruedas que les permite desplazarse sobre lugares empedrados.

Optimista y realista

Realmente no se puede decir que Anne Ithen se haya acostumbrado a su nueva vida, pero asume esa realidad sin mayores reproches. “Se me ha considerado siempre como una gran optimista y soy más bien una persona que intenta rescatar siempre algo bueno de la situación, en lugar de permanecer en el pasado con recriminaciones”. Y si bien hubo un periodo duro de apatía y falto de sonrisa, hoy ha vuelto a ser la misma de antes.
 
Pero la herida está allí: si en un sitio cerrado da la espalda a la puerta, se siente incómoda, sueña con amenazas como fuego u otros fenómenos naturales que la colocarían en una posición de desventaja en caso de emergencia, debido a su lentitud; pero la pesadilla de las balas… esa fue, lamentablemente, una realidad que le ha dejado huella de por vida.

El 27 de septiembre de 2001, Friedrich Leibacher entró a la sala del Parlamento cantonal de Zug, revestido de armas de fuego para atacar a los presentes:

En 2 minutos y medio, disparó 90 tiros y el último lo dirigió contra sí mismo.

Tres miembros del Ejecutivo cantonal y once parlamentarios locales murieron. Dieciocho miembros del Legislativo y representantes de los medios fueron heridos de gravedad.

El autor del atentado, entonces de 57 años de edad, tenía antecedentes penales y mantenía una disputa judicial desde hacía varios años con las autoridades locales.

11.9: Los atentados contra varios puntos de los Estados Unidos causaron la muerte de alrededor de 3.000 personas.

27.9: El homicida suizo disparó contra 14 personas y después contra sí mismo en el Parlamento cantonal de Zug.

2.10: Los aviones de la otrora sociedad aérea helvética Swissair permanecen en la pista a causa de insolvencia financiera.

24.10: Tras la colisión de dos tráileres en el túnel vial del Gotardo –que conecta en Suiza al sur y al norte de Europa-, un incendio provocó la muerte de 11 personas.

24.11: Un accidente de un avión de Crossair que conectaba Berlín con Zúrich provoca 24 muertos de las 33 personas a bordo. El incidente se produce en Basserdorf, cerca del aeropuerto helvético.

(Traducción: Patricia Islas)

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