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Hubert Weber, de ‘pura cepa’

Hubert Weber, uno de los enólogos más renombrados de Argentina.

El suizo Hubert Weber era un adolescente cuando empezó a trabajar en una bodega familiar, cerca de Vevey, donde aprendió el manejo de los toneles que todavía lo acompañan.

Hoy es uno de los enólogos más reconocidos de Argentina, donde reside desde 1996 con su familia y tiene su propia empresa de destilados: Tapaus.

Hubert Weber evoca, con precisión helvética que llegó a Buenos Aires “el 21 de enero de 1996, a las 07:10 de la mañana, al aeropuerto de Ezeiza” para trabajar un año en la prestigiosa bodega argentina Weinert. En aquel momento ya disponía de una amplia experiencia adquirida en sus recorridos por Suiza y Europa.

Una adolescencia entre viñedos y barriles

Weber recuerda a swissinfo que empezó muy joven a instruirse y transitó todas las instancias necesarias para lograr un buen vino:

“Quería empezar a formarme como enólogo en un bodega cerca de mi casa en Suiza, pero al dueño le parecía que era muy chico, y además me dijo que si quería ser buen enólogo necesitaba saber de dónde viene la uva y me mandó a buscar trabajo en una finca”.

“Con 17 entré a trabajar en la bodega como aprendiz técnico enólogo e hice en bloques la escuela técnica enológica en Waedenswil, cerca de Zúrich, al tiempo que laboraba en una destilería y en otra bodega donde pude conocer más profundamente la vinificación de tintos de alta gama”.

Como un prodigio en su área, con apenas 19 años el joven bernés participó en un campeonato de catadores de vino (la Schweizermeisterschaft) y salió seleccionado entre los 10 mejores, lo que llevó a que su dirección se publique en la especializada revista ‘Vinum’ donde lo descubrió Lidia Zuberbuehler, de la casa ‘Vinos Argentinos’.

“Me pidió que la visitara y probara los vinos que acababa de empezar a importar de Argentina a Suiza. En ese momento yo no tenía idea de que estaba haciendo mi primer paso hacia este país…”, asegura.

Pasaron los años, Hubert se recibió de técnico enólogo y mientras trabajaba en la bodega y vendiendo vinos argentinos con Zuberbuehler, cursó la escuela de Ingeniería de Waedenswil.

En 1993, ya con el título de ‘Ingeniero en enología y tecnología de bebidas’ bajo el brazo, hizo viajes exploratorios a las zonas vitivinícolas de España y Austria, y empezó a pensar que debía salir de Suiza para ver algo más del mundo enológico.

Camino al sur

Llegó entonces la propuesta para venir a Argentina de la mano de la ‘Bodega y Cavas de Weinert’:

“El señor Weinert le preguntó a Zuberbuehler si no conocía un joven enólogo suizo que tuviera ganas de venir a trabajar un año, con posibilidad de quedarse después como segundo enólogo. Y bueno, ya había probado un vino de ellos que me había parecido excelente y me encantó la idea”.

Aquel muchacho, que de pequeño soñaba con ser guardabosques o médico, confiesa que si bien no pensaba quedarse a vivir en Argentina, la oferta, en febrero de 1997, de ser primer enólogo en la firma, lo tentó:

“Ahí se agregó mi matrimonio, empezaron a llegar los hijos y comencé a arraigarme más profundamente en tierras mendocinas”.

Hubert se casó con María Ester, una licenciada en Letras especializada en literatura hispano-americana, latín y griego, y juntos tuvieron tres hijos, Benjamín de 10 años, Felipe de 7 y Elisa de 4, y todos son doble nacionales, trámite que este año va a encarar su esposa para obtener la ciudadanía helvética.

Tapaus: los ‘espíritus’ cuyanos llegaron a Suiza

A Hubert le tocó vivir la crisis de 2001 en Argentina. Aunque no estaba acostumbrado a tremendos cimbronazos, la situación no lo amedrentó y decidió quedarse, y en abril de 2002 comenzó a cristalizar el sueño de Tapaus, transformando la preocupación en creatividad.

El proyecto de hacer destilados en un país donde el vino estaba cada vez más de moda y donde no hay cultura de grapas y espíritus fue osado.

“Tapaus empezó muy bien y comenzó a vender sus productos en septiembre de 2004. En 2008 se reestructuró y quedamos 5 de los 8 socios originales”.

“Actualmente estamos reorganizando toda la distribución en Argentina, abriendo nuevos mercados, y Suiza ha sido uno de los nichos que sumamos el año pasado. En 2009 estamos entrando en Brasil y Australia, y espero para fines de año también entrar en Estados Unidos”.

Los nuevos suizos de Mendoza

La zona de Cuyo se ha transformado en una atracción para los suizos, muchos de ellos se han establecido en Mendoza en los últimos años.

“Hay varios nuevos suizos, desde jubilados, profesionales de varios ambientes y empresarios pequeños y grandes. Algunos se conocían, algunos no, y poco a poco se empezó a armar una red, pasando teléfonos, haciendo contactos, y fue buenísimo porque se armó un grupo muy lindo”, cuenta Hubert feliz.

Agrega que hace poco, cuando la embajadora Carla del Ponte visitó Mendoza, el punto de reunión fue Tapaus:

“Nos comunicaron que venía para juntarse con la comunidad suiza y que se estaba buscando un lugar donde hacer el encuentro. Como desde que estoy aquí no habíamos tenido una visita oficial de un embajador de la Confederación en Mendoza, ofrecimos nuestro espacio y cuando aceptó nos pusimos muy contentos”.

“Estamos pensando en repetir la reunión (podría ser para el 1º de agosto) e invitar también a algunos compatriotas que no pudieron venir”, concluye satisfecho el enólogo bernés.

Norma Domínguez, Buenos Aires, swissinfo.ch

Nació en Berna y se formó la escuela técnica enológica en Waedenswil.

Es Ingeniero en enología y tecnología de bebidas.

En 1996 llegó a Argentina a trabajar en la prestigiosa Bodega y Cavas de Weinert.

Desde 1997 es el primer enólogo de Weinert.

Está casado con María Ester con quien tienen tres hijos: Benjamín, Felipe y Elisa.

Todos tienen la nacionalidad suiza y argentina y en casa hablan español y algo de alemán.

Sus padres y hermana viven a 5km de Thun (Berna).

Es la primera destilería argentina que produce destilados y licores de alta gama.

Está ubicada en el valle de Lunlunta, Luján de Cuyo, Mendoza, en la ‘Ruta del vino’.

Fue inaugurada oficialmente a principios de 2004 y su nombre significa en quechua “tesoro escondido.


La inversión inicial fue de 530.000 francos suizos, pero hasta hoy supera el millón de francos.

Está equipada con tecnología de última generación.

Hace destilado de Malbec, único en el mundo.

Exporta a Brasil, Suiza, Australia y en 2010 espera hacerlo a EEUU.

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