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Ayuda para las víctimas del tráfico de mujeres

Muchas mujeres son forzadas a prostituirse en clubes nocturnos. Keystone

El 25 de noviembre, Día Internacional de la No-Violencia contra las Mujeres, abre sus puertas en Zúrich ‘Makasi’, un lugar donde las víctimas del tráfico de mujeres encontrarán asesoría y acompañamiento.

Y es que Suiza tampoco es ajena al contrabando de seres humanos.

El tráfico de mujeres es una forma de violencia, lamentablemente también extendida en Suiza, afirma Marianne Schertenleib, una de las responsables del Centro de Información para Mujeres de Africa, Asia, Latinoamérica y Europa del Este (FIZ por sus siglas en alemán).

Schertenleib sustenta su afirmación con cifras de la Oficina Federal de Policía, entidad que estima que las víctimas de este delito oscilan entre 1.500 y 3.000 cada año.

Este cálculo se deriva, a su vez, de estimaciones de la Organización Internacional para la Migración (OIM) y de las Naciones Unidas, según las cuales de 120 mil a 200 mil mujeres son víctimas del tráfico de personas en Europa Occidental; y de la proporción entre estas cifras y la población suiza.

Las mujeres afectadas son explotadas y sufren violencia. Para liberarse de esta situación y para declarar contra los autores del delito necesitan protección y apoyo. Sólo gracias a las declaraciones de las víctimas, los traficantes de mujeres pueden responder judicialmente.

Una gran cifra negra

Según Schertenleib, entre 1997 y el 2001 fueron presentadas anualmente, en promedio, 30 denuncias por tráfico de personas. De éstas, solamente siete terminaron en condena. “De esta discrepancia entre delitos perseguidos y víctimas estimadas se deduce una gran cifra negra”, señala.

El objetivo de ‘Makasi’ (que significa ‘fuerza’ en el lenguaje de Angola y Congo) es, por lo tanto, mejorar la protección de las víctimas, hacer posible el reclamo de sus derechos y restringir el tráfico de mujeres en Suiza.

El FIZ, desde hace 20 años el centro especializado en atención de casos relacionados al tráfico de mujeres y a la migración femenina, ofrece con ‘Makasi’ la primera asesoría que se dirige exclusivamente a víctimas del tráfico de mujeres, anunció Schertenleib en una conferencia organizada por la Asociación Suiza de Profesionales del Trabajo Social, en Berna.

Los problemas actuales y la lucha contra el tráfico de mujeres en Suiza, así como la protección de las víctimas y la contribución del trabajo social en este aspecto fueron temas abordados por Schertenleib en esta conferencia.

Alta demanda en Suiza

Los autores de este delito, dijo, aprovechan del hecho que en Suiza existe gran demanda por trabajadoras sexuales baratas. No es por tanto de extrañar que la cifra de víctimas del tráfico de mujeres que buscan apoyo en el FIZ haya aumentado constantemente en años recientes.

Esta demanda rebasó la capacidad del FIZ. “En el 2003 asesoramos a 61 víctimas personalmente y a 20 por teléfono”, puntualiza.

En el FIZ nadie se ve como víctima del tráfico de mujeres. “Hablan de secuestro, de explotación, de violación, de estafa… en las víctimas hay un problema de identificación que hay que tratar interdisciplinariamente”.

Como casi todas las víctimas han vivido situaciones traumáticas, tienen miedo y muy pocas se atreven a denunciar a los traficantes. Es muy probable que éstos conozcan a la familia de la víctima en el país de origen.

No son raros los casos en que los autores del delito son conocidos y hasta familiares de la víctima, lo que hace más difícil denunciarlos.

Las víctimas son criminalizadas

Las denuncias también se ven dificultadas por el hecho de que algunas las autoridades no ven a las mujeres como víctimas sino como coautoras del delito.

“Se asume que son culpables. La lucha contra la inmigración ilegal tiene prioridad sobre la lucha contra el tráfico de personas y por esta razón, muchas víctimas temen ser expulsadas de Suiza”, dice Schertenleib.

En opinión de la trabajadora social, falta sensibilidad ante esta problemática.

“Ocurrió que una víctima fue vendida de un cantón a otro y ninguna autoridad se sintió responsable del caso. O puede ser que una mujer tenga el coraje de presentarse como testigo, pero entre un interrogatorio y otro, probablemente será expulsada del país. Las autoridades migratorias actúan más rápido”.

Como consecuencia de esta compleja situación, el traficante se siente relativamente seguro y persiste en un delito en el que no corre riesgos y le resulta muy lucrativo.

Schertenleib refiere que en el terreno legal hay algo por hacer. Hay convenios internacionales contra el tráfico de personas que Suiza ha firmado y ratificado. A escala nacional, existe un reglamento de ayuda a las víctimas vigente desde 1993.

Además, el artículo 196 del Código Penal referido al tráfico de personas está en revisión.

La Comisión de Derecho del Consejo Nacional (cámara baja del Parlamento) propone que se pueda otorgar permisos de residencia no sólo a las víctimas, sino también a los testigos del tráfico de personas, cuando su permanencia en el país sea necesaria con relación a los procedimientos judiciales, o cuando se trate de un caso personal grave.

Por el contrario, el Consejo Federal (gobierno) considera que la actual regulación para los casos graves es suficiente y que la ampliación para los testigos de tráfico de personas no es necesaria.

El 15 de diciembre próximo el Consejo Nacional, como Primera Cámara, decidirá sobre la solicitud de su comisión.

swissinfo, Rosa Amelia Fierro

Víctimas de tráfico de personas en el mundo, según la ONU: entre 700 mil y dos millones
Europa Occidental: 120 mil víctimas cada año.
Suiza: entre 1500 y 3000 víctimas
1997-2000: un promedio de 30 denuncias anuales
En este mismo período: 12 condenas (de 2 a 7 años de cárcel)

No todas las víctimas del tráfico de mujeres son encerradas físicamente. A menudo, las ataduras son de otra naturaleza: deudas, amenazas y violencia.

Para contrarrestar la falta de información en los países de origen se realizan campañas de prevención. Una de ellas es el Proyecto Chame, centro humanitario de apoyo a la mujer, en Brasil.

En el informe que publica cada año el gobierno de los Estados Unidos sobre los esfuerzos de cada país por combatir el tráfico de personas, Suiza estuvo en el primer lugar desde el 2000.

Este año descendió al segundo lugar “porque sus esfuerzos mostraron carencias”, según el gobierno norteamericano.

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