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Brasil acepta el desafío del futuro

Joao Ubaldo Ribeiro llevó a Chiasso la magia del realismo latinoamericano. www.festate.ch

Intelectuales y luchadores sociales analizaron la situación de ese país en un foro efectuado en Chiasso.

La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), la ONG Helvetas y las autoridades locales, auspiciaron el encuentro.

Aunque intensa, no basta una jornada de intercambio de ideas, informaciones y proyectos; empero, los organizadores del foro lograron perfilar un análisis sociocultural de Brasil, en un momento que podemos calificar de frágil para las naciones que intentan conservar sus características e impedir la homologación sellada por la tecnología y la penetración ideológica europeo-estadounidense.

No casualmente el escritor estadounidense Kurt Vannegut declaró a la prensa durante un reciente viaje a Italia: “Una de las razones por las cuales nosotros los norteamericanos somos objeto de odios, es la invasión de la tecnología y la imposición de planes económicos que han destruido el respeto a nosotros mismos y a la cultura de mucha gente”.

En lo que pareciera un eco de sus palabras, un indio brasileño se quejó un día ante el obispo Tomas Balduíno, exponente de la Iglesia Católica comprometida con el Movimiento de los Sin Tierra.

El indígena, según narró Monseñor Balduíno a los participantes del Foro de Chiasso, le reprochó la actitud de los ‘blancos’ (criollos brasileños): “Me dijo que le habían regalado qué ponerse y con qué ajuarar la casa, pero que lo habían matado por dentro”.

En el agro, nueva perspectiva

El obispo Balduíno se ha comprometido con los campesinos brasileños, víctimas centenarias del latifundio. Y lo ha hecho desde una perspectiva nueva: “el protagonista tiene que ser el indio o todo el que no tenga tierra ni techo. Nosotros los apoyamos”, sostiene el obispo, “sin querer hacer nuestra reforma agraria o proponerla a ellos. Así no pueden decir que la Iglesia ‘hace política’ y promueve sus intereses personales”.

Presente también en el Foro, el escritor brasileño Joao Ubaldo Ribeiro subrayó la diferencia de destinos entre Brasil y Estados Unidos.

Con una descripción del panorama histórico y social de su país desde los tiempos de la ‘invasión portuguesa’ en el siglo XVI, Ribeiro encantó a sus oyentes.

Habló de lujuriosos híbridos botánicos y humanos, de frutos tropicales y ríos anchurosos y fértiles, de los negros que esclavizaron a otros negros, y de los indios cazadores de cabezas que en forma reciente se presentaron ante el Gran Concejo Indígena (convocado por el nuevo presidente Lula da Silva) apoyados en sus bastones con puño de calavera.

Ribeiro narró todo con el más puro y hechizante realismo mágico latinoamericano.

Brasil en la escena internacional

Por su parte, Vilson Santín, miembro de la dirección nacional del Movimiento de los Sin Tierra, se refirió a la vivacidad y a la riqueza de Brasil evidenciados de nueva cuenta durante los Foros sociales de Porto Alegre, o con la elección de Lula, el presidente ‘sin corbata’ cuyo pasado obrero y de lucha sindical le suponen especial sensibilidad ante los problemas de la gente de pocos recursos.

Santín ha insistido en la necesidad de impedir la injerencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en los asuntos agrícolas y ha defendido las tesis de la ‘Soberanía Alimenticia’ y del ‘Hambre Cero’ como condiciones indispensables para el desarrollo.

El objetivo del Movimiento de los Sin Tierra es redistribuir el agro pero también adoptar medidas para otorgar créditos y asistencia a los campesinos e invertir en las áreas de la salud y la educación.

Se trata de un problema global que tendrá que ser resuelto a escala internacional, con decisiones consensuales sobre aspectos de capital importancia como el de los alimentos transgénicos, el monopolio de las multinacionales y la política del Banco Mundial.

Esta institución bancaria mira sólo los intereses de Estados Unidos y de las corporaciones financieras internacionales, destacó Santín a swissinfo.

‘Versus’ el ALCA

La posición en favor del desarrollo será la de obstaculizar la formación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), imposición de Estados Unidos a América Latina, para poder hacer frente a la recesión y a su crisis económica interna.

En cambio, será necesario desarrollar un mercado interno brasileño a esacala de masas populares, con productos a precios accesibles, que sean sanos y de buena calidad.

El problema de Brasil, y de América Latina en general, es estructural y habrá que buscar una solución también estructural que concilie los intereses de los Sin Tierra con los de los propietarios, los intereses de los países ricos con los de los países en vías de desarrollo.

Santín espera que la llegada al Gobierno del presidente Lula impulse estos proyectos.

Sin duda, el laboratorio Brasil puede servir de ejemplo a otros países, incluso europeos, puesto que permite el encuentro del humanismo católico (Teología de la Liberación) con las mejores tradiciones liberales y socialistas. Y todo ello en un momento en el que parece triunfar, por doquier, el neoliberalismo.

Esa hipocresía subyacente

Otra razón por la cual el país sudamericano puede dar el ejemplo está en su realidad multiétnica, en la capacidad que ha tenido el pueblo brasileño para convivir con diferentes culturas, pese al poco loable recurso de la hipocresía, según comentó Ribeiro a swissinfo con esa simpatía suya que desarma al interlocutor:

El brasileño medio, explicó, posee un substrato de hipocresía que le impide tratar mal a quien desciende de otra rama étnico. De tal modo que el sentimiento de culpa, derivado de la contradicción entre pensamiento y acción, bloquea la intención racista.

Al final resulta que, a la buena, y con espíritu práctico, se evita una abierta conducta discriminatoria y, cosa muy importante, es poco lo que se transmite a los hijos, al menos conscientemente, de la actitud vejatoria hacia personas de otras ‘razas’.

El foro sobre la actualidad brasileña constituyó un momento de reflexión en el amplio ámbito de ‘Festate’, el Festival de Música Multiétnica que proseguirá durante toda esta semana en la ciudad de Chiasso.

swissinfo, Lupita Avilés, Chiasso

El ALCA, una imposición de EEUU para América Latina: Movimiento de los Sin Tierra.

En Brasil se reúnen el humanismo católico (Teología de la Liberación) con tradiciones liberales y socialistas.

La convivencia de culturas en Brasil, un ejemplo para el mundo.

En Brasil, la Iglesia Católica comprometida con los desfavorecidos les aporta su apoyo, pero sostiene que ellos tienen que ser los protagonistas del cambio.

La comunidad internacional ha sido testigo de la vivacidad brasileña durante las diversas ediciones del Foro Social de Porto Alegre.

Además de la redistribución agraria, el Movimiento de los Sin Tierra busca el otorgamiento de créditos y asistencia a los campesinos así como inversiones en las áreas de salud y educación.

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