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12 de octubre: la espada, la cruz y… las trasnacionales

El Cristianismo, herencia colonial en América Latina. Keystone

Corría el 1492 cuando Cristóbal Colón llegó por error al Nuevo Mundo. Abrió entonces no la nueva ruta que buscaba hacia las indias, pero sí el camino hacia la tierra de los indios -como llamó a los pobladores locales-, una tierra por la que sus dueños luchan desde entonces… ¡hace más de 500 años!

“La mayor parte de las tierras de los indígenas está en manos de trasnacionales”, denuncia Beate Lehner. La antropóloga suiza viajó a Paraguay hace 35 años para trabajar en un proyecto con guaraníes… y ahí sigue.

“Ya veo el mundo desde el punto de vista paraguayo”, comenta la especialista en entrevista con swissinfo.ch, durante su reciente visita a Berna, su ciudad natal.

Después de trabajar por tanto tiempo con un pueblo específico, señala, uno se identifica con las metas, los problemas y la gente. Advierte sin embargo que al llegar a otro país, siempre queda cierta distancia, además de que también surge cierta distancia con el país de origen: “Uno se queda entre dos culturas”, enfatiza.

“No puedo decir que soy paraguaya porque sigo siendo suiza, y para los paraguayos sigo siendo una extranjera a pesar de que hasta hablo guaraní. Tampoco soy ya totalmente suiza, y de eso me doy cuenta cuando me quedo un tiempo aquí, me siento extranjera, aunque puedo hablar meses en bernés sin ningún problema ”.

Su esposo actual y su hijo, en Paraguay, su madre y hermanos, en Suiza. ¿La decisión de establecerse en otro países fue la buena?

Sí, responde categórica. “No me puedo imaginar otra vida”.

La lucha por la tierra

Consagrada al indigenismo, Beate Lehner conoce el tema en la teoría y en la práctica. No bien había terminado sus estudios en la Universidad de Berna cuando se fue a Paraguay para participar en un proyecto de defensa y legalización de tierras indígenas, financiado por diversas entidades internacionales.

Viajó con su marido suizo, pero poco tiempo después y por motivos laborales, él volvió a Berna. Beate decidió quedarse. Y, amén de colaborar en estrategias de alfabetización, desarrollo agrícola y salud, la especialista ha mantenido todos estos años su trabajo en torno al derecho a la tierra de las comunidades indígenas.

“La situación mejoró bastante. Cuando llegamos no existía la idea de la tierra comunitaria. Se hablaba solamente de selvas estatales o misiones cristianas, ahora, un porcentaje importante de comunidades indígenas son propietarias de sus tierras”.

Con todo, el de la tenencia de la tierra se mantiene como el principal desafío para los indígenas. La Reforma Agraria introdujo avanzadas disposiciones tendientes a garantizar la devolución del agro a sus dueños originales, no obstante, comenta Beate, “en Paraguay tenemos muy buenas leyes, pero no siempre son aplicadas”.

Por ello hay todavía grandes latifundistas locales y, fenómeno creciente: grandes superficies en manos de trasnacionales.

Trasnacionales: peso y plata

El cultivo de la soja, por ejemplo -en particular de la transgénica-, requiere una gran cantidad de fertilizantes y semillas. Para la adquisición de unos y otras, los pequeños y medianos productores contraen tales deudas con las empresas del ramo que, en caso de una o dos malas cosechas, pierden sus tierras.

“Hay un gran avance de las trasnacionales”, puntualiza la antropóloga. De ahí que “prácticamente todas las tierras que sirven para plantar soja están en manos de grandes propietarios y los pocos campesinos que se mantienen en ellas están bajo una fuerte presión para venderlas”.

Los cultivos de la soja han aumentado también el problema de la desforestación en el país, una situación que podría frenarse con programas de recuperación por parte de los indígenas. Sin embargo, advierte nuestra entrevistada:

“No es fácil ir contra esas empresas. Tienen mucho peso y mucha plata. El intento de recuperar las tierras, no sólo de los indígenas, sino también de los campesinos es difícil, pese a la reforma Agraria. Estamos atrancados. Es un lucha, pero siempre lo fue y seguramente lo seguirá siendo”.

Mayor visibilidad

Además de los problemas vinculados con la posesión de las tierras, los indígenas paraguayos sufren aún deficiencias en las áreas de la salud y la alfabetización. Sin embargo, Beate Lehner rechaza la idea aquella de que “los indígenas son los pobres de los pobres”.

“La población urbana que vive en las favelas es mucho más pobre que los indígenas”, subraya la antropóloga. Y, en efecto, con matices de acuerdo a los pueblos y las regiones, los grupos étnicos pueden disponer de los cultivos de subsistencia, además de la protección que brinda la comunidad y su cohesión social.

En términos generales, y a través de las últimas décadas, resume nuestra interlocutora, la situación de los indígenas ha mejorado. No sólo en Paraguay, sino también en el resto de los países latinoamericanos. Las etnias, dice, son ahora más visibles y han ganado en organización y representatividad.

Por supuesto, previene, la situación es muy diferente de acuerdo con cada país. No es lo mismo en Bolivia, por ejemplo, donde hay mayor población indígena, que en Paraguay, pero las cosas han cambiado mucho.

“Existe todavía paternalismo y aún hay gente que piensa que a los indígenas hay que civilizarlos e integrarlos, pero muchos otros luchan por la identidad cultural y el derecho de los pueblos a vivir esa identidad cultural indígena”.

Y aunque falta mucho por hacer para restituir a los pueblos indígenas lo que les pertenece, la situación ha mejorado, reitera la antropóloga suiza:

“Hasta hace 50 años, muchos tenían la idea de que los indígenas que vivían en el monte; es decir, aquellos que no eran cristianos, no eran seres humanos”.

¡Y eso hace 50 años! ¿Hace 500…?

Según datos oficiales del Segundo Censo Nacional Indígena 2002, realizado por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) de la Secretaría Técnica de Planificación de la Presidencia de la República, la población empadronada asciende a 87.099 personas, que representa el 1,7% de la población total del país.

Un poco más de la mitad del total de la población indígena reside en la región Oriental (44.135) y el resto (42.964) en la región Occidental o Chaco.

Los indígenas están distribuidos en 17 pueblos distintos ó 19, según reclamos de muy reciente data, sub-agrupados en cinco familias lingüísticas diferentes:

1.Guaraní, compuesta por seis pueblos:
◦Guaraní Occidentales – Guaraní Ñandéva, de la región Occidental o Chaco
◦Paî Tavyterã – Mbya Guaraní – Avá Guaraní – Aché de la región Oriental;
2.Maskoy, integrada por Guanás, Toba Maskoy o Enenxet, Sanapaná, Angaité y Enxet o Enlhet, todos del chaco.
3.Mataco – Mataguayo, compuesta por Nivaclés, los Maká y los Manjui, también originalmente chaqueños, aunque los Maká son los indígenas urbanos de la actualidad vecinos de Asunción de más larga data;
4.Zamuco, compuesta por Ayoreode y los Yshyro (Ybytosos y Tomáraho) todos ellos chaqueños;
5.Guaicurú, constituida por un sólo pueblo, los Toba Qom o Qom Lick, también chaqueños

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