Cuando el idioma abre puertas hacia otras culturas
El pediatra Hansjakob Roelli no espera que la integración en Suiza corra sólo por cuenta de los extranjeros. Como suizo también pone su grano de arena.
Roelli habla alemán, francés, italiano e inglés, entiende bien el español y otros idiomas de raíz latina. Además ha aprendido palabras en albanés, turco y tamil.
El pediatra Hansjakob Roelli conoce frases claves con las que se gana la confianza de sus pacientes extranjeros y se abre puertas a otras culturas.
‘Buenos días, ¿cómo estás?’, ‘abre la boca’ o ‘voy a revisarte los oídos’, en el idioma del paciente, son suficientes en la mayoría de los casos para eliminar el temor que experimentan algunos niños frente a un médico. De paso, para ‘romper el hielo’ con los padres.
«He memorizado frases que tienen un efecto positivo en los niños, que creen que puedo hablar su idioma. Eso facilita el trabajo», dice Roelli, quien también insta a sus pacientes a aprender el idioma de la medicina, para fomentar la responsabilidad.
Pero ni Roelli ni sus pacientes aspiran a una comunicación especializada. No, este pediatra ve en el idioma un puente para acercarse más al ánimo de sus pacientes, que vienen de todos los rincones del planeta y que, especialmente cuando el cuerpo se enferma, añoran más a la familia, a los amigos, a la tierra y a la cultura que dejaron.
Cuando las condiciones sociales afectan la salud
Casi nunca recurrimos a un traductor, pues la mayoría de familias tiene un pariente- generalmente el hijo o hija mayor- que habla bien el alemán y hace de traductor cuando es necesario, aclara Roelli, cuyos pacientes proceden mayormente de Albania, Kosovo, Sri Lanka y Turquía, y en menor porcentaje de Portugal, España y Latinoamérica.
«Tengo un número de pacientes relativamente alto que habla albanés. Son familias que tienen más hijos que las familias suizas, señala Roelli de 57 años, 22 de los cuales trabaja en su consultorio de Sursee, en el cantón de Lucerna.
Aunque dice no conocer bien la cultura de sus pacientes, Roelli ha observado en ellos algunas particularidades. Por ejemplo, «las personas que vienen de regiones en guerra o tienen estatus de asilados están marcadas por la inseguridad, lo que han vivido en el pasado sigue presente y eso influye negativamente en la salud física y mental de toda la familia».
Otra particularidad son las expectativas respecto al médico. «Por lo menos entre los albaneses, la autoridad del médico es intocable. Traen a sus hijos y me dicen ‘usted es el especialista y dirá cómo se trata el problema’. Tengo la impresión que como autoridad debo dar una respuesta directa».
En Suiza deciden médico y paciente
En este sentido- agrega – en Suiza se ha producido un cambio de pensamiento, se trata más de establecer una relación de cooperación entre médico y paciente (o con sus padres) y se decide conjuntamente qué terapia se va aplicar después del diagnóstico.
¿Esos pacientes siguen sus recomendaciones al pie de la letra? «Casi nunca hay una respuesta al 100% entre lo que se recomienda y lo que se lleva a la práctica, tampoco entre pacientes suizos», responde.
Los pacientes de Rolli también profesan otras religiones. ¿Puede él examinar a una niña musulmana? «En mi consultorio somos dos, una colega y yo, y cuando una niña, suiza o extranjera, llega a la pubertad, vemos quién la va a tratar. Si la examino yo, siempre está presente la madre o una enfermera», aclara.
El 5% de pacientes de Rolli son hispanohablantes. «No puedo decir que tengan una característica específica, a veces veo diferencias grandes entre unas familias y otras. En general, y hablo no sólo de los hispanos, el nivel educativo es determinante».
Hay familias, continúa, que están más dispuestas a aprender el idioma del país que los acoge, que buscan activamente el contacto con los suizos, otras que tienen más talento, aprenden rápidamente lo que escuchan y pueden hablar, aunque tal vez no escribir.
Habla alemán, pero le gusta escuchar español
La peruana Mercedes Bühler Humán, de 31 años, llegó a Suiza el 2002 y con sus conocimientos de alemán entiende perfectamente cuando Roelli le explica todo lo relacionado a la salud de su hija Tania, de casi 3 años.
Mercedes, que espera un segundo bebé, se dedica a tiempo completo a sus tareas de madre y ama de casa, lo que implica también tratar con el pediatra. «Sabía algo de alemán cuando traje a mi hija por primera vez al consultorio, pero escuchar al Dr. Roelli hablar español fue un gran alivio, pronto sentí confianza», expresa.
Con estudios de enfermería en Perú, Mercedes valora que en Suiza toda la población tenga un seguro de salud aunque éste sea muy caro, que la atención a los pacientes sea rápida, que los pacientes no tengan que pagar por las medicinas de inmediato y que los médicos hagan un diagnóstico antes de recetar antibióticos u otros medicamentos fuertes.
La peruana se siente tomada muy en serio por el pediatra de su hija. La niña tampoco tiene problemas de ir al consultorio y se mantiene serena, aún cuando la vacunan o le sacan muestras de sangre.
La espontaneidad es lo que más valoro de los niños, manifiesta Roelli, quien reconoce que no todos los suizos están dispuestos a acoger al inmigrante, que incluso lo rechazan y ven en él un peligro. Para este médico, que sí da el primer paso para llegar al extranjero, integración es aceptar las particularidades del otro sin perder la propia identidad.
swissinfo, Rosa Amelia Fierro
– Suiza tiene 20,6% de población inmigrante. Esta cifra se eleva a 22,4% si se trata de personas entre 0 y 19 años.
– Algunos grandes hospitales suizos disponen de servicios de traducción para facilitar la comunicación con los pacientes inmigrantes que no hablan un idioma suizo.
– Cada año tiene lugar en Suiza un Día Nacional sobre la Política Sanitaria que reúne a todos los actores relevantes del área de salud.
– El año pasado se trató el tema «Envejecimiento y Salud». El 9 de noviembre de este año se abordará en Basilea la cuestión de la «Atención médica primaria».
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