Medir la hidrología de la nieve para prevenir aluviones
Gracias a las nuevas técnicas de control del manto de nieve que permiten prever las crecidas de los ríos y lagos, Suiza está ahora más protegida contra catástrofes naturales como las que golpearon al país en las últimas décadas.
“Ahora estamos en condiciones de comparar las condiciones actuales con las de años anteriores. Así podemos informar a los expertos si hay una cantidad de nieve significativamente mayor en las montañas y que pudiera derretirse en los próximos días”, explica el investigador Tobias Jonas.
Jonas es hidrólogo en el Instituto Federal de Investigación del Bosque, la Nieve y el Paisaje (WSL), una institución con base en Davos puntera en estos campos.
Sus investigaciones son especialmente relevantes, dado que la mitad de Suiza se encuentra a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, y un cuarto a más de 2.000 metros. Esto significa que un tercio de todas las precipitaciones anuales son de nieve, que cuando se derrite puede provocar riadas primaverales.
En mayo de 1999, grandes lluvias coincidieron con el gran deshielo anual, con el resultado de devastadores inundaciones que causaron al país un daño estimado en 580 millones de francos suizos. Este desastre despertó el interés en la hidrología de la nieve en general, y produjo que el control de los recursos hídricos en forma de nieve fuera integrado oficialmente en el sistema federal de previsión de crecidas.
Mantenerse al día en la distribución de la nieve es vital para poder predecir escapes. Por ejemplo, el agua que flota sobre la tierra cuando el suelo está saturado y los excesos de agua de lluvia, nieve derretida u otras fuentes no pueden ya ser absorbidas por la tierra.
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Detectar riesgos para prevenir inundaciones
El monitoreo mejora
El agua producida al derretirse la nieve es conocida por los hidrólogos como “equivalente de nieve en agua”, o SWE en sus siglas inglesas. Hasta hace poco, esto era muy difícil de cuantificar.
Solo existen 40 estaciones de monitoreo en Suiza capaces de proporcionar datos sobre el SWE, pero sus mediciones toman mucho tiempo y no son frecuentes. Equipos de científicos tienen que cavar hoyos en la nieve hasta llegar a la tierra y extraer trozos de hielo que son posteriormente pesados y analizados.
El punto de inflexión fue en 2008, cuando se pidió al WSL realizar estimaciones de cuánta agua de nieve podía llegar hasta un lago. Si las previsiones hubieran advertido de posibilidades de inundación, se hubieran podido tomar medidas preventivas.
Fue entonces que, insatisfecho con las posibilidades existentes para medir el SWE, a Jonas se le ocurrió un sistema más preciso para medir el equivalente de agua de nieve. Desarrolló un modelo de densidad de nieve, basado en viejos datos de SWE, que utilizó en conjunción con mediciones actuales de la profundidad de la nieve. Estas últimas son provistas por observadores en 200 estaciones de montaña sumados a 135 monitores automáticos que hacen cálculos cada 30 minutos.
La principal autoridad suiza para la prevención de los desastres naturales es la Oficina Federal del Medio Ambiente. Este organismo hace recomendaciones relacionadas con movimientos de tierra, inundaciones y terremotos. Está igualmente a cargo de establecer mapas de zonas de riesgo.
La Oficina Federal de Meteorología y Climatología (MeteoSwiss) juega igualmente un importante papel en la reducción de riesgos, gracias a las previsiones y observaciones de los cambios climáticos.
Por su parte, la Oficina Federal de Protección Civil planifica y coordina las medidas de emergencia en caso de desastres o ataques terroristas.
Ayudar a prever aluviones
Esta nueva técnica, capaz de combinar mediciones reales con modelos, permitió al WSL proveer mapas diarios que mostraban cuánta agua iba a producir la nieve en 350 estaciones diferentes a lo largo y ancho de Suiza. Los boletines hidrológicos son posteriormente enviados a los encargados de hacer los pronósticos de aluviones.
Gracias a estas mediciones, se evitaron inundaciones en Zúrich en el invierno de 2011. El nivel del lago fue controlado para que creciera más lentamente que en años anteriores, en previsión de las grandes cantidades de agua de nieve fundida de las montañas.
Los recursos acuíferos de Suiza están en constante movimiento, por tanto el instituto debe estar al tanto de las nuevas investigaciones relativas a este campo de estudios. Los mencionados recursos han formado parte igualmente de un estudio publicado en 2012 por la Oficina Federal del Medio Ambiente, que investigaba cómo el cambio climático podía influenciar el equilibrio de las aguas en Suiza de aquí al laño 2100.
El estudio en cuestión, titulado CCHydro, descubrió que la subida de las cotas de nieve -combinada con el aumento de las temperaturas- reducirá de forma importante la cantidad de hielo y nieve almacenada en los Alpes. Los expertos pronostican que el terreno se volverá más seco en verano y más húmedo en invierno, y que habrá más aluviones y periodos de sequía.
El servicio fue puesto en marcha en 2009 por el Instituto Federal de Investigación del Bosque, la Nieve y el Paisaje. Este organismo monitorea la distribución de recursos hídricos en forma de nieve, basándose en varias redes de vigilancia.
Forma parte del grupo de previsión y alerta de los servicios especializados de la Confederación para intervenir en caso de peligros naturales. Ayuda a las autoridades a preparar una intervención cuando se producen precipitaciones cuantiosas o desprendimientos de grandes cantidades de nieve.
Luchar contra la sequía
A la luz de estos descubrimientos, el WSL utiliza la experiencia obtenida en materia de prever el riesgo de aluviones para mejorar la predicción de sequías. El instituto se encuentra inmerso en un proyecto de investigación llamado Drought.ch, que es parte del Programa Nacional de Investigación NRP 61, destinado a desarrollar métodos para la gestión sostenible del agua, muy en particular en situaciones de escasez.
Drought.ch busca mejorar la observación, modelización y prevención de sequías en Suiza, así como desarrollar un sistema de alerta temprana para ayudar a las autoridades a regular el uso del agua en diversas áreas.
Utilizando modelos en combinación con mediciones registradas cada día del año, el equipo de investigadores ha dado grandes pasos. Las predicciones de sequías, que en su momento solo podían ser obtenidas unos días antes, ahora pueden ser efectuadas con precisión entre 10 días y un mes antes del evento previsto.
Los investigadores toman mediciones de la capa de nieve, precipitaciones y la cantidad de humedad contenida en el suelo por debajo de la línea de la nieve. Modelos informáticos simulan entonces las condiciones de los días por venir, basándose en estas cifras y en los registros de años anteriores.
“La investigación moderna de este tipo permite a los gestores de los recursos acuíferos visualizar e interpretar la información que antes no estaba disponible”, explica a swissinfo.ch Massimiliano Zapp, director de la unidad de investigación en predicciones hidrológicas del WSL.
Si se prevén sequías, se pueden instalar tuberías, o introducir restricciones en el uso del agua fluvial, que puede ser traída de otras partes, salvando así potencialmente grandes áreas de cosecha.
(Traducción: Rodrigo Carrizo Couto)
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