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Cuando el maíz pide auxilio

Soprendente. En caso de ataque, el maíz es capaz de lanzar un "grito" para pedir auxilio. Keystone

Cuando una larva ataca a sus raíces, la planta de maíz puede pedir a un gusano que mate al intruso. Es un sorpredente descubrimiento hecho en Neuchâtel.

Es una primicia mundial que ha valido a aus autores una publicación en la prestigiosa revista científica británica Nature.

En América del Norte, “La Diabrotica virgifera” es el enemigo número uno de los cultivadores de maíz. Ese pequeño coleóptero tiene la costumbre de poner huevos en las raíces de la planta, donde sus larvas se nutrirán generosamente hasta llegar a la madurez.

Este depredador -capaz de destruir hasta el 80% de la cosecha en algunos campos-, llegó a Europa hace más de una década, y lo hizo probablemente por via aérea, en un cargamento que proveniente de América aterrizó en un aeropuerto de la antigua Yugoslavia.

A partir de ahí ha invadido los Balcanes, una parte del ex bloque soviético, Austria e Italia. En Suiza parece, de momento, que no ha rebasado el Tesino y los valles italófonos de los Grisones.

Una verdadera proeza

Es entonces cuando interviene el equipo de Ted Turlings, del Laboratorio de ecología animal y de entomología del hospital universitario de Neuchâtel, y de su asistente Sergio Rasmann que consagra su tesis de doctorado a la lucha integrada contra la Diabrotica.

Los investigadores han descubierto que en caso de agresión, la especies de maíz cultivadas en Europa emiten moléculas a base de cariofilena. Esta sustancia volátil atrae a los nematodos, minúsculos gusanos que matan a las larvas y liberan a la planta de su agresor.

“Sabíamos que cuando una oruga ataca a una hoja de maíz libera cariofilena, explica Ted Turlings. Por eso nos hemos dedicado a averriguar si la raíz es capaz de hacerlo en el suelo”.

Es ahí donde reside la principal proeza del equipo de Neuchâtel; es decir en detectar en la tierra esa sustancia volátil. Una primicia mundial.

Para conseguirlo, los investigadores congelaron las raíces con nitrógeno líquido antes de pulverizarlas y analizar las sustancias volátiles retenidas. La comparación entre las raíces atacadas y las sanas permitió identificar las moléculas que atraen a los gusanos aniquiladores de larvas.

Desde hace varios años, el Centro CABI de Bioscience de Delémont, en el cantón del Jura, averigua sobre los depredadores naturales de la Diabrotica. Por eso ha colaborado en esta investigación aportando las experiencias de una de sus estaciones de Hungría, país donde los coleópteros asesinos del maíz están entre los parásitos más perjudiciales.

Selección inoportuna

Esas experiencias han demostrado también que las variedades de maices cultivados en Estados Unidos no emiten cariofilena en caso de agresión de las larvas de Diabrotica.

“En América del Norte, la facultad de producir sustancias volátiles se ha perdido probablemente durante el proceso de selección, explica Ted Turlings. Es quizás el primer ejemplo de una selección intencionada para mejorar una especie que hizo perder una propiedad importante”, añade.

Eso es fastidioso considerando que en Estados Unidos y Canadá, los estragos causados por las larvas de Diabrotica pueden ocasionar a los cultivadores de maíz pérdidas de hasta mil millones de dólares por año.

Es por eso es que otro equipo, alemán, trabaja en el Instituto Max Planck de Jena sobre la manera de incorporar en las especies norteamericanas el gen que les permita producir la sustancia capaz de dar la alarma en caso de ataque.

Mientras tanto, el descubrimiento de Ted Turlings abre amplias perspectivas a la lucha integrada que permita proteger los cultivos sin recurrir a los pesticidas nocivos para el medio ambiente, pesticidas a los que la Diabrotica ya sabe resistir.

swissinfo

– La lucha integrada es un método que consiste en utilizar un depredador, un parásito o una enfermedad natural para destruir los parásitos de una planta.

– La lucha integrada contra la insectos depredadores permite reducir los daños causados al medio ambiente por los pesticidas químicos.

– Este método exige un conocimiento profundo del metabolismo de la planta que se quiere proteger, de los parásitos que la agreden y de los organismos capaces de terminarlos.

– Las larvas de Diabrotica causan en Estados Unidos daños de hasta mil millones de dólares por año.

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