Léger y el rumbo del cubismo

En la galería Ziegler de Zúrich se presenta la exhibición de pinturas, dibujos y aguafuertes de la obra sutil y poética del francés Fernand Léger (1889-1955).
La galería Ziegler exhibe 17 composiciones de uno de los más grandes seguidores del cubismo quien probablemente logró, pese a esta decisiva influencia artística europea, una obra enteramente personal y distinta.
‘El árbol’ (1931) ‘Fragmentos de luna’ (1932) ‘La raíz’ (1934) ‘Elemento mecánico’ (1945) son algunas de las obras de Léger en las que se descubre al artista de espíritu experimentador, que aprovechó y transformó las lecciones dadas por el cubismo pero sin renunciar a una poesía propia.
Sus creaciones aparecen hoy día, en pleno siglo XXl, con la misma frescura y delicadeza, con la misma inventiva y humildad necesarias que este artista tuvo para realizar una verdadera renovación plástica entre sus contemporáneos hacia la década de 1920-1930 en Francia.
En efecto, sin hacer grandes alardes de genialidad Fernand Léger supo descubrir una nueva estética en el mundo de los objetos que él encontraba en el ámbito de la técnica, de la mecánica y de las fábricas.
Hacia una imagen dinámica del hombre
El nuevo hombre que este artista percibía aparecía en sus composiciones inmerso en un ambiente mecánico de tubos, tornillos, bielas, escaleras que de alguna manera hablaban del avance tecnológico de su época; de ahí que el crítico de arte Pierre Descargues, afirmara que Léger levantaba verdaderos «retablos dedicados a la técnica triunfante»
En este sentido el pintor francés era contundente cuando sostenía que: «El objeto ha reemplazado a los personajes de los cuadros, el arte abstracto ha sido una liberación total, no se puede considerar a la figura humana como un valor sentimental sino únicamente como un valor plástico», exclamaba.
Más adelante continuaba defendiendo su posición estética frente a los objetos cuando decía: «Por eso, en la evolución de mi obra de 1905 a 1952, la figura humana permanece voluntariamente inexpresiva. Sé que esta concepción radical de la figura-objeto escandaliza a muchos, pero así es…», afirmaba el artista en un pequeño texto de 1954.
Mente inquieta de gran experimentador, Fernand Léger sabía que una magnífica hélice de un avión, una nube, una pieza mecánica o una máquina eran elementos con el mismo interés que la figura del hombre para ser representados en la pintura, en la decoración mural, teatral o cinematográfica en la que también incursionó.
Por eso quizás la curiosidad del artista francés por llevar hasta las mismas industrias sus composiciones, como la fábrica de coches Renault; para confrontar sus obras con la apreciación de los trabajadores, con quienes se sintió siempre identificado. Él mismo consideraba su oficio igual al de un artesano, un obrero.
Treinta años como pioneros del arte moderno
Fundada en 1959, la Galería Ziegler ha sido un punto de referencia en la difusión de artistas modernos y contemporáneos en Suiza. Por sus salas han desfilado las obras de autores como: Jean Arp, Le Corbusier, Jean Tingely, Henry Micheaux, Alberto Giacometti, Meret Oppenheim, André Masson, Max Ernst, Yves Klein, Picasso y, por supuesto, Fernand Léger.
Mientras que entre los estadounidenses esta galería ha sido el foro para las obras de Al Held, Alex Katz, Eva Hesse, Tom Doyle y Georges Sugarman, por citar a los más conocidos.
Desde hace 21 años la Galería Ziegler ha participado en la Feria Internacional de Arte, ART, que cada año tiene lugar en Basilea, así como también en otras manifestaciones artísticas a escala mundial en particular la Feria de Arte que se lleva a cabo en Chicago.
Dedicación, buen discernimiento de la calidad, sensibilidad y, sobre todo, una gran pasión por el arte es lo que ha hecho de este lugar un refugio de obras que nos enfrentan con el devenir artístico del mundo contemporáneo, como la actual exposición consagrada a las creaciones del pintor Fernand Léger.
Esta exhibición en la Galería Ziegler dedicada al artista francés que hacía de las máquinas eterna poesía, permanecerá abierta hasta el 11 de mayo de 2002.
Araceli Rico, Zúrich

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