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Música y danza de cuatro continentes en Friburgo

Ritmos que expresan el alma y la vida cotidiana de los otrora esclavos de la isla Martinica. swissinfo.ch

El 32° Encuentro Internacional de Folclore reunió en Friburgo, durante cinco días, a músicos y bailarines de cuatro continentes.

Ritmos latinoamericanos desbordantes de temperamento, danzas aborígenes australianas que reproducen la naturaleza, bailes de Europa del Este que conservan la reputación de las escuelas de la época comunista…

Para los espectadores suizos, este festival anual fue, otra vez, un encuentro con otras culturas sin salir de sus propias fronteras; para los inmigrantes en Suiza, un reencuentro con sus lejanos países.

Este intercambio cultural, este acercamiento a otras formas de vida es hoy nuestro gran objetivo, señala Jacques Peiry, quien, después de ocho años como presidente del festival, deja el cargo a Stéphane Maret.

“Cuando se fundó el festival, hace 32 años, los suizos no viajaban tanto como hoy. Entonces se invitaba a grupos para que aquí se conociera el folclore de otros países. Hoy ponemos el énfasis en el intercambio cultural”, apunta Peiry.

América Latina o la alegría de vivir

No obstante, el programa se prepara minuciosamente y es fiel a sus criterios iniciales. “En principio buscamos grupos que transmitan calor y color, alegría de vivir, que contagien entusiasmo y éstos son de América Latina. Este año está además la isla de Martinica”, dice Peiry.

Bajo este criterio, la edición 2006 del festival reunió, además del grupo colombiano ‘Carmen López’, a ‘Nuestras raíces’ de Argentina, a la compañía ‘Carmen Guerrero’ de España y a ‘Tifermasc’ de Martinica.

El programa incluyó, como en anteriores ediciones, a grupos de Europa del Este “por su excelente calidad, porque conservan la reputación de las buenas escuelas de baile de la época comunista”, agrega el jurista del 45 años.

Desde esa parte del globo vinieron ‘Vertek’ (Croacia) y ‘Volynianka’ (Ucrania). Estos grupos, que se caracterizan por su excelente técnica, no tuvieron problemas en incorporar al público – sobre todo a mujeres y niños – en sus presentaciones en calles y plazas friburguesas.

El grupo jordano’Al Ramtha’, el único de Asia próxima, también contagió a los espectadores con los movimientos de hombro de sus bailarines – que asumen un rol más protagónico que las bailarinas – por sus saltos y ritos que reflejan una cultura marcada por sus luchas independentistas y su religión islámica.

Siempre un ‘grupo sorpresa’

El tercer criterio – ofrecer siempre un descubrimiento, grupos inéditos – se cumplió este año con ‘Nibjlm’ de Australia y ‘Altan Bulag’ de la República Rusa de Burjatien, ubicada al este de Siberia y al norte de Mongolia.

“Son grupos nuevos para nosotros y con sus danzas aportan una gran fineza estética al festival”, anunció Peiry. Efectivamente fue así. ‘Altan Bulag’, cuya cultura está marcada por el chamanismo y el budismo, es considerado uno de los mejores grupos folclóricos rusos.

Cautivó al público con una danza en la que los bailarines mantenían flotando una gigantesca lona, con la gracilidad de sus bailarinas, con acrobáticos movimientos de sus bailarines y con piezas musicales que llegaron al corazón, pese a, o justamente por su exotismo.

Por su parte, los bailarines de ‘Nibjlm’, con sus cuerpos cubiertos de pinturas sagradas, con sus movimientos al compás del Didgeridoo, instrumento que se ha convertido en un símbolo de la música de los aborígenes, no dejaron impasible al público.

Sobre todo los niños estaban fascinados con la gran carga mitológica que transmitió ‘Nibjlm’, grupo formado por aborígenes, quienes en Australia representan sólo el 1 % de los casi 18 millones de habitantes del país.

Originalidad, pese a la globalización

“Presentamos a grupos auténticos para diferenciarnos de otros festivales que ofrecen grupos de World Music o música ejecutada con instrumentos electrónicos. Buscamos la autenticidad de los instrumentos, de la vestimenta”, apunta Peiry.

Son grupos que mantienen las costumbres a través de generaciones, que relatan historias a través del baile, agrega.

Francisco Castañeda, director del grupo ‘Carmen López’ de Colombia, confirma esta opinión: “El folclore es el espacio contra las influencias extranjerizantes, contra la globalización.”

Aunque reconoce que hay modificaciones por elementos contemporáneos, que los trajes originales se cambian, dice que “para proyectar lo auténtico, entramos al interior de una comunidad y miramos sus costumbres ancestrales, los conocimientos que se transmiten por generaciones”.

“En la lucha de los pueblos contra la globalización, el folclore nos permite mantener nuestros valores culturales y nuestra identidad, que es más fuerte cuando uno está fuera de su país”.

“Un colombiano me dijo que cuando escuchó la cumbia, el corazón le palpitó fuertemente. Eso no va a cambiar con la globalización”, asegura Castañeda, director de este grupo de baile de la Universidad del Valle, en Cali.

África, la gran ausente

Este año participaron en Friburgo grupos de cuatro continentes. La gran ausente, por quinto año consecutivo, fue África. ¿Las razones? “Es difícil buscar y encontrar buenos grupos de ese continente y lo lamentable es la dificultad para que nuestras embajadas otorguen visas a artistas de esos países”, responde Peiry.

“Comprendo que hay riesgos (de que los artistas africanos puedan quedarse en Suiza) y como es tan complicado, preferimos renunciar a invitarlos. No creo que esta situación pueda cambiar en el futuro”, considera Peiry.

Pese a ello, el festival mantiene su carácter internacional. Sea en el restaurante de la Universidad de Friburgo, en el bar o en el alojamiento, los artistas tienen oportunidad para establecer contactos entre sí y con el público.

La Plaza Phyton, durante los cinco días que duró el festival, se transformó en una ‘aldea de naciones’, donde los visitantes disfrutaron de la gastronomía, la artesanía y el folclore de otros países. Sólo las desfavorables condiciones climáticas quitaron algo de brillo al festival.

“Es importante que Suiza se abra a otras culturas, no sólo con palabras sino con hechos. En Friburgo, con la universidad, desde un inicio ha habido una mentalidad de apertura y nuestro festival va bien con esta imagen”, dijo Peiry.

Al clausurar el festival expresó que “la diversidad cultural, en lugar de causar confrontación, puede hacer mucho por la paz”.

swissinfo, Rosa Amelia Fierro

– El Festival Internacional de Folclore se realizó del 22 al 27 de agosto.
– El presupuesto del festival ascendió este año a medio millón de francos.
– Un tercio de esta suma se financia con las entradas, otro tercio con subvenciones culturales de la Agencia Suiza para el desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y la Lotería de la parte francófona de Suiza, entre otras instituciones.
– Un tercio de los costos es cubierto por los patrocinadores, como la Banca Cantonal de Friburgo.
– En promedio asisten al festival entre 40 y 45 mil espectadores. Este año, la asistencia fue menor por las desfavorables condiciones climáticas.
– En la edición 32. del festival participaron 250 artistas extranjeros.
– La edición 33. del festival se realizará del 21 al 26 de agosto 2007.

– La edición 2006 de festival Internacional de Folclore de Friburgo reunió a nueve grupos de cuatro continentes.

– África es la gran ausente desde hace cinco años.

– Este Festival pone el acento en la autenticidad, la calidad y la originalidad de los grupos.

– Como en años anteriores, incluye una fiesta popular en la que el público puede bailar y conversar con los artistas.

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