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Dadá renace en Zúrich

Dadá, nueva fórmula: instalación en el nuevo 'Cabaret Voltaire'. Cabaret Voltaire

Cerca de 90 años después de su creación, el mítico ‘Cabaret Voltaire’ renace en el corazón de la ciudad suiza con el propósito de reactivar el movimiento dadaísta.

Después de varios años de haber caído en el olvido, esta corriente artística del siglo XX, nacida en Suiza, vuelve a encontrar uno de sus lugares simbólicos.

“Hasta ahora, este legado cultural había sido relegado a las catacumbas del Kunstmuseum”, recuerda el alcalde Zúrich, Elmar Lederberger. “Ahora disponemos de un espacio donde presentar las ideas y las obras de aquellos extraordinarios visionarios”, añade.

Fue en el ‘Cabaret Voltaire’ donde Hugo Ball y sus compañeros de aventura crearon el movimiento Dadá, en 1915. Hoy el cabaret reabre sus puertas con el mismo objetivo: ser un laboratorio de la libertad creativa y de la revolución estética y cultural.

Después de algunos difíciles episodios la historia termina bien. Este lugar mítico estuvo a punto de desaparecer para siempre. El propietario del local, una empresa de seguros, quería transformar el edificio, de origen medieval, en tiendas y apartamentos.

Intervención de los apasionados

Algunos apasionados del dadaísmo lanzaron entonces un grito de alarma. No consiguieron inmediatamente el apoyo de los sectores políticos. La propiedad privada sigue siendo algo sagrado y una operación de salvamento exigía un esfuerzo financiero nada despreciable.

Fue necesario que apareciera en escena Nick Hayek, heredero del imperio relojero Swatch, para que las cosas avanzaran. “Desde siempre Dadá me fascina porque nos obliga a pensar más allá de las normas, a olvidar las convenciones”, explica el empresario.

Sin embargo, de esta pasión nació una colaboración y un apoyo financiero de un millón y medio de francos suizos que han permitido dar forma al proyecto de rehabilitación del ‘Cabaret Voltaire’.

También han sido acalorados los debates en el seno del poder ejecutivo de la ciudad de Zúrich, pero, finalmente ha ganado la voluntad de salvaguardar el monumento.

La presión de los medios culturales, la nueva voluntad política y el eco en los medios de comunicación en torno a la ocupación del edificio por invasores que transformaron el local en mini-taller dadaísta, obligaron a los propietarios a renunciar a sus planes.

Hoy, el nuevo ‘Cabaret Voltaire’ se extiende en dos niveles, divididos en cuatro locales. Sus diseñadores han apostado a lo efímero y al respeto del lugar original.

Sillas de camping han sido instaladas en la sala del primer piso donde Tristan Tzara y Hans Arp dejaban fluir su fantasía mientras la Primera Guerra Mundial sacudía al resto del continente europeo.

Cultivar el programa

Aunque los promotores del proyecto de apertura deseaban realzar el valor de las excepcionales colecciones conservadas en Zúrich, el nuevo ‘Cabaret Voltaire’ no se limitará a rendir un homenaje al pasado, a ser un local de exposición.

Philipp Meier es quien ha sido llamado a reanimar la herencia dadaísta. Una elección sorprendente. Incluso él mismo está sorprendido: “No sé muy bien porqué estoy aquí, pero fuí designado y seguramente hay una buena razón”, confía cándidamente a Swissinfo.

Philipp Meier es jardinero paisajesta de formación. Se ha ocupado también del mundo del espectáculo y del entretenimiento. En los últimos años se ha hecho conocer por sus ensamblajes de música electrónica y sus creaciones multimedia en una vieja fábrica. Hoy, tiene por misión hacer renacer el ‘Cabaret Voltaire’.

Por el momento, en el subsuelo del edificio se han colocado algunas coronas fúnebres que llevan esta inscripción: “Dada ha muerto. Viva Dada”. Este es un llamado a la memoria que se encuentra también en los filmes originales proyectados sobre los muros de la sala. Dentro de algunas semanas comenzará el verdadero programa.

Papel reencontrado

Ahora bien, ¿es posible actualmente reactivar las ideas dadaístas? ¿Se puede reconstruir la formidable dinámica original? Juri Steiner, comisario de la primera exposición sobre los orígenes del movimiento, cree que sí.

“Desde los años ochenta numerosos artistas suizos se han apropiado de los instrumentos dadaístas. Ahora queremos ofrecerles un lugar de encuentro y de confrontación de ideas”, afirma.

Por lo demás, Zúrich es la cuna de una de las más importantes corrientes culturales del siglo XX, incluso si la misma ciudad, hasta ahora, no se había dado cuenta de ello. “París o Roma no hubieran esperado tanto tiempo para dar valor a sus tesoros culturales”, añade Steiner.

Hoy, el nuevo movimiento da sus primeros pasos. No es sino el comienzo. Por su lado, el alcalde de Zúrich es realista cuando concluye: “Para llegar a este punto la ruta ha sido muy larga y lo será aún más para que el cabaret se abra camino” .

Swissinfo, Daniele Papacella
(Traducción Jaime Ortega)

88 años después del nacimiento del dadaísmo, el ‘Cabaret Voltaire’ reabre sus puertas en Zúrich.
El proyecto ha sido financiado por la ciudad y el grupo Sawatch, cada uno con más de un millón de francos suizos.
El nuevo centro propone para comenzar una exposición sobre el dadaísmo original.

El Dadaísmo es considerado como uno de los movimientos artísticos más innovadores del siglo XX.
Entre los fundadores figuran Hugo Ball, Tristan Tzara, Jean Arp y Hans Richter, refugiados políticos que en Suiza encontraron una isla donde expresar su pacifismo creador.

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