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Descendientes podrán ser de nuevo suizos

Pasaporte suizo para los descendientes. swissinfo.ch

Una nueva ley permitirá a las personas de origen suizo recuperar la nacionalidad de sus ancestros.

La medida beneficiará a miles de latinoamericanos con raíces helvéticas. Varias organizaciones estiman que “se ha hecho justicia”.

En el marco de la revisión de la ley sobre la nacionalidad, que permitirá a los hijos de la segunda y la tercera generación de extranjeros adquirir más fácilmente la nacionalidad Suiza, el Parlamento aprobó también un dispositivo que favorece a las personas de origen suizo.

La ley fue aprobada el martes (17.06) por la cámara alta (Consejo de los Estados). Corresponderá ahora al Consejo Federal (Gobierno) fijar su entrada en vigor, “que no será antes del 2005”, explicó a swissinfo, Brigitte Minikus, funcionaria de la sección de la Nacionalidad, de la Oficina Federal de la Emigración y la Integración (OFEII).

Restitución del derecho sanguíneo

Un largo camino jurídico aún por recorrer en esta etapa final, pero una cosa ya es segura, la nueva ley restituirá el derecho sanguíneo de la nacionalidad vetado para los suizos del extranjero en 1954.

En lo sustancial, esta última modificación permitirá a los interesados presentar una demanda de reintegración fuera de los plazos con la sola condición de demostrar lazos y fuertes vínculos con Suiza. Con la ley actual esta posibilidad existe sólo si la persona reside en el país por más de 3 años.

Otro cambio importante es que permite la naturalización facilitada para las personas de origen suizo que nacieron después de la pérdida de la nacionalidad de sus padres. Con la legislación en vigor, esos hijos nacían extranjeros, de modo que en una misma familia puede haber hijos que son suizos y otros que no.

Por último, la nueva ley permitirá a un hijo, que no fue incluido en la naturalización de sus padres, presentar una demanda facilitada antes de los 22 años, a condición de haber resido al menos 5 años en Suiza. También permitirá a los hijos de madre suiza, que perdieron la nacionalidad, obtenerla y, a su vez, transmitirla a sus descendientes.

Un poco de historia

En 1954 entró en vigor la ley sobre la adquisición y pérdida de la nacionalidad suiza que puso término a su transmisión sanguínea para los suizos nacidos en el extranjero. De esta forma se suprimió lo que en filiación se conoce como “jus sanguis”, el derecho sanguíneo, práctica en vigor desde los remotos tiempos del nacimiento mismo de la Confederación.

A partir de 1954, todos los suizos nacidos en el extranjero debían anunciarse ante las autoridades consulares o bien directamente en sus comunas de origen, si querían conservar la nacionalidad de sus padres. Esa ley impuso incluso un límite de edad para hacerlo, los 22 años, y la exigencia de estrechos lazos con Suiza.

Desde entonces, a las personas que no fueron inscritas en los registros consulares ni comunales antes de los 22 años les quedaba sólo la posibilidad de reintegración, que también fue limitada en el tiempo, es decir, el solicitante debía hacer la demanda dentro de los 10 años posteriores a la prescripción del primer plazo.

Terminar con los abusos

La razón de este cambio fundamental en materia de derecho de nacionalidad obedeció, según el historiador Gérald Arlettaz, al hecho de que después de la Segunda Guerra Mundial, muchas personas sin vinculación alguna con Suiza, utilizaban la nacionalidad (y el pasaporte) con fines oscuros.

En efecto, personas con doble nacionalidad dedicadas a actividades poco recomendables, causaron en esos años mucho daño a la imagen de Suiza en el exterior, de ahí que el Gobierno decidió modificar la ley sobre la nacionalidad, reforzando la noción de ‘vínculo’.

Para la mayoría de los emigrantes suizos en Sudamérica, esencialmente Argentina, Chile y Uruguay, este cambio en la ley pasó casi desapercibido, pues la mayoría se encontraba perfectamente integrado en sus nuevas patrias.

Por otro lado, gran parte de los hijos de la segunda generación se desinteresó en mantener vínculos con la madre patria, pues ello implicaba también deberes, como el cumplimiento del servicio militar y el posterior pago de la tasa militar. Una carga fiscal demasiado pesada para soportar, en una época en que además Suiza no tenía el mismo atractivo económico de hoy.

Descendientes sin nacionalidad

De esta forma, según las cifras de que dispone la Asociación de Descendientes Suizos de la Araucanía (ADES), el 80% de los emigrantes de la segunda y la tercera generación perdieron para siempre la nacionalidad suiza.

En Argentina, según Pablo Baertschi, de la Federación de Asociaciones suizas de Argentina, más de 80 mil descendientes perdieron la nacionalidad. En Chile, se encontrarían en esta situación cerca de 10 mil personas, estima Renato Hauri, vicepresidente de la ADES, en consecuencia, no hay más de 3000 suizos inscritos oficialmente en el consulado suizo de Santiago.

Idéntica situación para los descendientes de suizos con residencia en Brasil y Uruguay, los dos otros países que registraron la mayor cantidad de emigrantes helvéticos del siglo pasado. Cientos de personas con varias generaciones de antecesores helvéticos, no poseen la nacionalidad por el sólo efecto de la ley.

La exigencia de vínculos reales

“La nueva ley no favorecerá sin embargo, en forma automática, a todos los descendientes, explica el diputado de Lausana, Pierre Tillmans, miembro de la comisión parlamentaria que elaboró el proyecto de la nueva ley, “pues en ella se reitera más que nunca la exigencia de demostrar lazos estrechos con la patria”.

En efecto, la revisión de la ley (LN 141) otorgará la posibilidad de recuperar la nacionalidad de los ancestros sólo a aquellas personas que prueben tener vínculos estrechos con Suiza.

En particular, el candidato deberá dominar uno de los idiomas nacionales, haber realizado visitas o estudios en Suiza, tener contacto con familiares, o participar activamente en las organizaciones de suizos en el extranjero.

Cierto, para descendientes de escasos recursos, ni el idioma ni los medios para viajar a Suiza les permitirán cumplir con esos requisitos. Pero la puerta seguirá siempre abierta hasta conseguirlo, y el sentimiento de injusticia para muchos hijos de emigrantes, ya no será el mismo de antes.

swissinfo, Alberto Dufey

Miles de latinoamericanos descendientes de suizos beneficiarán de la nueva ley.
Habrá que demostrar fuertes vínculos con Suiza y hablar un idioma nacional.

Los hijos que nacieron después de la pérdida de la nacionaliad de sus padres también podrán ser suizos.

Para la reintegración ya no será necesario residir en Suiza.

Organizaciones suizas de Chile y Argentina estiman que al fin se hizo justicia.
En el 2005 podría entrar en vigor la nueva ley.

La ley ya fue aprobada ahora por el Senado.
Será sometida a referéndum facultativo.
El Gobierno fijará su entrada en vigor.

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