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ABB venderá su división Lummus Global

El grupo sueco-suizo pone en venta una filial en EEUU. Keystone

Tras declarar en quiebra a su filial estadounidense, el grupo helvético-sueco buscará que el comprador le pague al menos 750 millones de francos.

No tuvo otra alternativa tras enfrentar millonarias indemnizaciones en EEUU por incluir asbesto –un cancerígeno- entre sus materiales de producción.

El grupo tecnológico helvético-sueco ABB formalizó este mes (03.02) su intención de vender su filial estadounidense Lummus Global para “concentrarse de nuevo en sus actividades de origen”.

A primera vista, la noticia carece de sentido.

¿Por qué vender la división Lummus Gomal, dedicada al mercado de los petroquímicos justo cuando el petróleo y sus derivados atraviesan los mejores cuatro años de las últimas tres décadas?

Porque si bien el precio del crudo ha descendido de octubre a la fecha, lo cierto es que aún mantiene precios cuatro veces superiores a los que tenía hace una década.

La razón real detrás del discurso oficial de ABB es la incapacidad de la compañía para remontar financieramente una avalancha de demandas que enfrentó a partir de 2001 en EEUU.

Conflictiva relación estadounidense

En 1989, ABB vivía uno de sus periodos más prósperos de la compañía.

Tanto que decidió adquirir 40 empresas alrededor del mundo para fortalecer su posición estratégica en los cinco continentes.
Dos de ellas fueron las estadounidenses Combustion Engineering (CE) y Lummus Global.

En ambos casos, ABB realizó una evaluación minuciosa sobre el potencial de los proyectos, pero no alcanzó a desentrañar y a estimar uno de sus principales riesgos: las calderas industriales y, en general, productos de ambas incluían en su materia prima amianto (asbesto), mineral considerado cancerígeno.

Y Combustion Engineering había sometido por años a sus trabajadores al contacto con dicho ingrediente activo y había arriesgado involuntariamente la salud de sus clientes al venderle sus productos.

Para 2001, ABB había sido sepultada en una avalancha de 94.000 reclamaciones de querellantes que exigían millonarias indemnizaciones por este hecho.

Los juicios pasaron como el “caso amianto de ABB” al Tribunal de Filadelfia, quien rechazó la oferta original que había hecho ABB para indemnizar a los afectados con 800 millones de francos.

Tres años después, en 2004, el capítulo se cerró legalmente cuando ABB aceptó pagar 1.200 millones de francos que desembolsó entre 2005 y 2006.

Lummus Global, se repite la historia

La otra filial estadounidense de ABB, ULMS Global, estaba en las mismas circunstancias.

Encargada de la fabricación de equipo (que también poseía amianto) y de productos derivados del petróleo, recibió por su parte otras 30.000 demandas que el grupo ABB tuvo que enfrentar a partir del mismo fideicomiso de indemnizaciones que había creado para CE.

Sin embargo, a los 1.200 millones de francos originales tuvo que sumar otros 320 millones de francos para las reclamaciones de ABB Lummus Global.

Y debido a la multiplicidad de trámites legales que exige este tipo de procesos, los querellantes fueron compensados a lo largo de 2005.

En enero de 2006, Fred Kindle, presidente de ABB, afirmó que con las liquidaciones se cerraba una etapa importante para la compañía, que “había eliminado el factor incertidumbre al menos durante algunos años”.

La carga judicial que recaía sobre ABB se eliminó, pero no así los problemas financieros.

La helvético-sueca tuvo que acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos tanto para el caso CE como para el de Lummus Global; dicho apartado formaliza la declaración de bancarrota y supone la venta de las divisiones en problemas.

El perfil de Lummus Global

Además de la producción de equipo –con amianto-, Lummus Global era la división dedicada a la fabricación de petroquímicos.

Un rentable negocio al que tendrá que renunciar ABB porque la magnitud de las indemnizaciones que cubrió dejó fuera de la batalla a sus filiales estadounidenses.

En enero de 2007, ABB ha recibido ofertas preliminares de grupos internacionales interesados en Lummus Gloabal en particular, pero no ha tomado una decisión definitiva.

Al respecto, Thomas Schmidt, vocero de ABB, afirma que la operación rondará los 750 millones de francos suizos, lo que será un alivio para las cuentas del grupo en Norteamérica, pero no representa ni siquiera un tercio de lo desembolsado para compensar a las víctimas del amianto.

Periodo de contrastes

El escándalo del amianto no es el único que ha vivido ABB en los últimos tiempos.

Hace solo unas semanas (25.01) se escabulló a una multimillonaria multa que le aplicaría la Comisión Europea (CE) por formar parte de un cártel de empresas que pactaron ilícitamente precios en el Viejo Continente.

ABB ha sido duramente criticada por sus competidoras de mercado ya que se salvó de dicho castigo financiero denunciando a sus cómplices en el acuerdo extraoficial de precios.

Así, las otras compañías tendrán que pagar el equivalente a 1.030 millones de francos suizos, mientras ABB disfruta de la inmunidad que le confiere haber denunciado el hecho.

La multa que le correspondía era por 325 millones de francos.
Y con este anuncio, se dio fin a un juicio que duró 16 años, como explicó en su momento Neelie Kroes, Comisaria Europea de la Competencia.

El cartel se había constituido desde 1998 y concluyó en 2004, y se aplicó en los precios de productos de aislamiento gaseoso utilizados para redes eléctricas.

Con la denuncia de ABB, las empresas más golpeada por la multa europea fueron la alemana Siemens (620 millones de francos), la japonesa Mitsubishi Electric (158 millones de francos) y Toshiba con 120 millones.

Pese a ello, las cuentas del grupo atraviesan un buen momento a nivel mundial. Las ganancias de ABB, de hecho, superaron los 27.500 millones de francos suizos en 2006, dato que se oficializará este mes de febrero.

swissinfo/Andrea Ornelas

La helvético-sueca ABB es líder en tecnología electrónica y automatización a nivel mundial. Su función primordial es producir equipos y robots que faciliten el trabajo de las diversas industrias, reduciendo sus costos fijos.

Pese al capítulo de bancarrota de CE y Lummus Global que vivió ABB en Estados Unidos, sus cuentas están mejor que nunca en el resto del mundo. Dentro de algunos días reportará utilidades superiores a los 1.230 millones de francos suizos.

ABB decidió también vender proyectos energéticos que había adquirido recientemente en India y Marruecos para concentrarse en la robótica.

ABB tiene su sede en la ciudad de Zúrich.

El grupo cuenta con 107.000 empleados y tiene presencia en 100 países.

Actualmente factura más de 27.500 millones de francos suizos anuales.

Cotiza en el la bolsa suiza SWX, en NY y en Francfort.

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