El federalismo no es una panacea
Es una de las conclusiones de las sesiones que reúnen a participantes de 58 países en la Conferencia de San Gall.
Los representantes de México, entre otros, discutieron sobre descentralización, manejo de conflictos, gobernabilidad y derechos humanos.
La discusión partió de la contribución de la descentralización a la resolución de conflictos en sociedades multiculturales. La pregunta central fue si la descentralización logra reflejar políticamente los segmentos culturales existentes.
En situaciones bipolares -se tomó como ejemplo el caso de una guerra civil- es casi imprescindible otorgar la autonomía a los territorios culturalmente definidos.
Distinto es el caso en situaciones multipolares, destacó el investigador inglés Richard Crook, ya que las políticas étnicas fragmentan y ponen en peligro la integridad del Estado. En estos casos una política descentralizada debería dividir los territorios culturales más grandes y movilizar identidades alternativas.
Si bien la descentralización tiende, según los participantes, a incrementar la participación ciudadana y a mejorar la gobernabilidad, no puede impedir que las élites locales tomen el control sobre las nuevas instituciones descentralizadas.
También se destacó que la política gubernamental en las áreas descentralizadas debería parecerse a la del Estado nacional: elecciones que promuevan la competitividad y la representación ciudadana amplia, basada en círculos electorales, un equilibrio de poder entre las instituciones políticas y administrativas y medios de comunicación libres.
Desafíos de la descentralización
No hay una verdadera implicación y participación de la ciudadanía, si la estructura de los organismos públicos y su cultura política no cambian y si no se reconoce legalmente a los representantes de la ciudadanía.
En caso de grandes desigualdades sociales y económicas territoriales, la descentralización tiende a agravar esta situación. La descentralización democrática, al parecer, no es una medida adecuada para resolver el problema de falta de legitimidad de un gobierno en una sociedad que no tiene confianza en sus autoridades, se concluyó en la sesión.
El caso de México
Carlos Gadsden, representante de la Secretaría de Gobernación y del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal de México, remarcó que el federalismo no puede existir sin democracia.
Asimismo presentó un diseño estratégico para el federalismo en México basado en: una política de descentralización que consiste en la instauración de gobiernos locales con fomento del desarrollo municipal y regional, relaciones intergubernamentales genuinamente federalistas e instauración de mecanismos para la participación y responsabilidad ciudadana.
Gadsden planteó también un modelo acróstico de descentralización estratégica para el desarrollo local en todas sus dimensiones: gobernabilidad, inclusión social, medio ambiente y economía sostenibles.
Este modelo fue adaptado a partir de la Agenda 21, aprobada en 1992 en Río y que actualmente se revisa en la Cumbre de Johannesburgo.
Representantes indígenas
Xochitl Gálvez, directora de la oficina presidencial de México para los pueblos indígenas, enfatizó que “la reproducción de nuestra cultura indígena es un derecho humano” y sugirió la posibilidad de “conformar regiones indígenas autónomas vinculadas con la cultura”, pero “¿cómo hacemos de una sociedad pluriétnica y multicultural un Estado pluricultural?”
A su vez destacó que “el federalismo no es una solución plena, en muchos casos ha hecho que se atrase el proceso de los pueblos indígenas. Las comunidades indígenas se han presentado como sujetos de derecho para recibir los recursos económicos directamente y autogestionarse. No se debe confundir autonomía con soberanía. Para evitar la balcanización de México hay que reconocer a los pueblos indígenas”.
Para concluir, Adelfo Regino, indígena mixe de Oaxaca, destacó que el reto del nuevo milenio para los pueblos indígenas del mundo consiste en “la autonomía como forma concreta para ejercer la libre determinación y como mecanismo idóneo para posibilitar la democracia, el federalismo y la descentralización en el marco de los Estados actuales. Esto constituye una condición indispensable para lograr la paz mundial y el desarrollo sostenible que todos requerimos.”
Marina Gartzia, San Gall
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