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El Señor de las Momias

El Doctor Frank Rühli en su oficina. swissinfo.ch

A sus 36 años, Frank Rühli forma parte del reducido círculo de especialistas mundiales en la investigación de momias. Junto con otros expertos, tuvo el privilegio de examinar las dos momias más célebres del mundo: Tutankamón y Ötzi.

Su oficina en la Universidad de Zúrich es más bien sobria. Sólo un grupo de estatuillas delata su pasión por el tema.

“Yo no podría trabajar en un sector puramente científico, donde toda emoción estuviera ausente”, confía. “La mezcla entre una fascinación puramente sentimental con el rigor de la investigación científica es lo que me hace avanzar”.

Las momias han fascinado siempre a la humanidad: La maldición del Faraón, las pirámides grandiosas, el tema es mítico; lo testimonia el éxito que provocan las grandes exposiciones sobre el Egipto antiguo que han tenido lugar en Europa.

“La momificación nos confronta a nuestra propia muerte. Mirar a alguien que vivió hace más de mil años es un acto totalmente fascinante”, observa Frank Rühli.

Pero el científico va aún más lejos: “Las momias nos dicen mucho sobre la aparición de las enfermedades y su evolución. La investigación médica no deja de progresar; comprendemos mejor los efectos de la momificación sobre los tejidos”.

Interés desde la infancia

El virus de las momias contaminó al investigador desde su infancia. “Desde muy pequeño me interesé mucho por Egipto; no me pregunte porqué”, confía. Algunos viajes familiares después al país de los faraones hicieron el resto.

Durante sus estudios de medicina, el suizo siguió con su pasión. “Mi tesis doctoral fue del examen de una momia egipcia”. Su camino como investigador de momias estaba trazado.

Cita con la historia de la humanidad

Actualmente, el zuriqués se encuentra entre los grandes especialistas del sector. Con la ayuda de las tecnologías más modernas, Frank Rühli descubre uno a uno los secretos de las momias.

Tuvo también el privilegio, junto a otros investigadores, de examinar el cuerpo del faraón más célebre de todos los tiempos: el de Tutankamón. Los expertos pasaron por escáner los tejidos momificados del faraón, muerto a la edad de 19 años. Y aun cuando este examen ‘virtual’ crea una cierta distancia con el cuerpo, “no fue menos emotivo penetrar el cuerpo de alguien tan celebre y quien marcó nuestro imaginario de pequeños”.

Frank Rüthli también participó en las investigaciones de otra momia “célebre”: Ötzi, descubierta en los Alpes en 1991. Los investigadores pudieron establecer que se trató probablemente de un cazador, muerto por una flecha en la espalda. El uso del escáner permitió evitar una intervención en el cuerpo de la momia.

Tecnologías sofisticadas

Pese a todas sus ventajas, el escáner no permite distinguir ciertos tejidos y expone a las momias al peligro de daños irreparables debido a las radiaciones.

El investigador zuriqués ha perfeccionado una nueva técnica de investigación. “En colaboración con la empresa Siemens, utilizamos por primera vez la resonancia magnética, una tecnología que puede también ser utilizada con ciertas precauciones”.

Este desarrollo científico permitió a Frank Rüthli superar una etapa suplementaria rumbo a su objetivo: “Convertir a la investigación de momias en una disciplina científica a parte entera. Puedo afirmar que aquí en Zúrich, hemos alcanzado ese objetivo: estos últimos años hemos ascendido al rango de centro universitario de competencias en ese sector”.

Demanda de investigadores

Justamente, la facultad de medicina estableció que la investigación de cuerpos momificados es un método para “saber más sobre la historia de las enfermedades”.

A juicio de Rüthli, es necesario que haya más investigadores en ese sector y que puedan desarrollar un trabajo “a un nivel tecnológico muy elevado”. La amplitud de las epidemias, las vías de contaminación y las terapias utilizadas son cuestiones que aún no tienen respuesta. “¿Cómo se curaban los egipcios?”, se pregunta aún el especialista que consagra su vida a reunir las piezas de ese apasionante rompecabezas.

swissinfo, Christian Raaflaub
(Traducido por Patricia Islas Züttel)

El suizo Frank Rühli es asistente principal del Instituto de la Universidad de Zúrich y dirige el grupo de investigación ‘Anatomía Aplicada’.

Además, codirige el ‘Swiss Mummy Projects’, respaldado por el Fondo Nacional de Investigación y participa en el grupo de trabajo ‘Paleopatología Cínica’

El proyecto suizo sobre investigación en cuerpos momificados pertenece a la Universidad de Zúrich y está en marcha desde hace una década.

Frank Rühli lo codirige junto con el Doctor Thomas Böni, de la Clínica Universitaria Ortopédica Balgrist de Zúrich.

A través de este trabajo se intenta reunir informaciones sobre la vida, la muerte y los cambios tras el embalsamiento de los cuerpos de las históricas momias, pero evitando causar daños a sus tejidos.

Hasta ahora, en el marco de la tarea se han estudiado una docena de momias egipcias y algunas procedentes de Perú.

Es un proceso que puede ocurrir de modo natural o artificial.

La momificación natural ocurre cuando se producen de modo prematuro las condiciones de descomposición, ante condiciones medioambientales específicas. Ejemplo de ello ha sido el cuerpo de ‘Ötzi’, la momia encontrada en un glaciar o los cadáveres encontrados en pantanos o en regiones desérticas.

Varias culturas antiguas conocieron el proceso artificial de momificación, como en Egipto y la región sudamericana. También se momificaron animales.

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