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Elogian medidas helvéticas contra trabajo forzoso

Un trabajador brasileño sometido a esclavitud cerca de la población de Guarai, al norte del país. Keystone

Al denunciar el incremento de la esclavitud y del tráfico de seres humanos bajo formas "nuevas e insidiosas", la Organización Internacional del Trabajo (OIT) convoca a la comunidad mundial a aumentar sus esfuerzos contra esas lacras sociales y destacó como ejemplar el combate suizo por erradicarlas.

En un informe de 140 páginas intitulado ‘Alto al trabajo forzoso’ el organismo multinacional se refiere, en particular, al aumento de los casos en que se obliga a la persona a efectuar trabajos domésticos.

“El crecimiento del trabajo forzoso en el mundo es profundamente inquietante. El cuadro que resulta muestra que la esclavitud, la opresión y la explotación de los miembros más vulnerables de la sociedad no son cosas del pasado”, destaca el chileno Juan Somavía, titular de la OIT desde 1999.

El documento, que será analizado por los 175 Estados miembros del organismo multinacional durante su 89 sesión anual, exhorta a la comunidad internacional a efectuar un “examen de conciencia” sobre su responsabilidad en la erradicación de ese fenómeno.

La OIT considera un trabajo forzoso aquel exigido a un individuo bajo la amenaza de alguna pena y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntariamente. El castigo que se menciona no tiene que ser penal, sino que puede entrañar la pérdida de derechos o privilegios.

La institución aclara que el trabajo desempeñado en los hogares deviene “forzoso” cuando existe de por medio la servidumbre por deudas o el tráfico de seres humanos como fuente de provisión de empleados.

Para la OIT también son “trabajadores forzados” aquellos empleados domésticos cuyos patrones les retienen los documentos de identidad o les impiden abandonar los lugares de servicio.

“Cuando los trabajadores domésticos son migrantes internacionales los problemas se complican más. Algunos casos aislados, pero vergonzosos, de diplomáticos y funcionarios internacionales que recurren a estas prácticas han servido para llamar la atención de los medios de información acerca de la dura condición de los empleados domésticos que son mantenidos en situaciones asimilables a la esclavitud”, anota el informe.

Al referirse a la situación en Suiza, la OIT considera el caso de la ciudad de Ginebra, asiento de numerosas organizaciones internacionales, como un ejemplo de la lucha para erradicar este tipo de prácticas.

Los tribunales ginebrinos han intervenido en casos de empleados domésticos que entran en litigio con sus patrones por diversas irregularidades que los han conducido a la categoría de “trabajadores forzados”.

El texto de la OIT hace referencia al contrato tipo para los trabajadores de la economía doméstica, aprobado por las autoridades de Ginebra el 18 de enero de 2000, y afirma que constituye un freno para la proliferación de las prácticas irregulares.

“Algunos países, como Suiza, han adoptado una legislación especial o medidas administrativas destinadas a proporcionar contratos de trabajo apropiados a los trabajadores domésticos para evitarles esta suerte”, destaca el informe.


Enrique Dietiker, Ginebra

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