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Fotógrafo suizo retrata la vida nocturna limeña

La Lima de los pobres, hacinada, polvorienta, contemplada por Alanis. (Foto: Andreas Schwaiger) swissinfo.ch

El zuriqués Andreas Schwaiger se siente en Lima como en su segunda patria. En esa ciudad de nueve millones de habitantes tiene muchos amigos.

La vida de uno de ellos, un transexual, fue justamente fuente de inspiración para su actual exposición fotográfica.

Cuarenta fotos a color tomadas entre los años 2000-2004, en un estilo de foto-reportaje moderno, forman parte de Alanis, su juventud en Lima, que se exhibe hasta el 15 de julio en la galería COALmine del Forum para Fotografía Documental de Winterthur.

Alanis es el tema central de la exposición. Su novio Milanko (21 años), mozo de un café; sus amigos, muchos transexuales; la barriada de donde proviene esta joven que nació en 1980 como Jesús Metza y la vida nocturna en los barrios elegantes limeños completan la muestra.

Falta decir, además, que en la exposición hay una gran foto de Marilyn Monroe. La diva del cine no está allí de casualidad. “Ella es el gran ídolo, el icono de la clásica feminidad y de la sexualidad, pues para Alanis lo más importante es el sexo”, cuenta Schwaiger.

Amistad a primera vista

El fotógrafo y el joven transexual se conocieron en una discoteca. Cuando Alanis supo de la profesión del suizo, pidió ser fotografiada. Buscó sus prendas de vestir más coquetas, se maquilló lo mejor que pudo y posó para el lente de Schwaiger una y otra vez.

“La fotografía hacía realidad su sueño de parecer más femenina, más bella, de verse como mujer”, dice Schwaiger, a quien Alanis nunca pidió dinero, sino solamente las fotos. “Tiene tan pocos recursos que normalmente no podría adquirir todas esas fotos”, agrega.

Otro personaje que llama la atención en la muestra es Milanko, el novio de Alanis. La relación comenzó cuando todavía eran adolescentes, cuando Alanis vivía con su familia, de la que huyó por las golpizas que le propinaba su padre, quien no aceptaba su opción sexual.

Alanis se refugió donde su abuela, quien hasta hoy le da de comer. Milanko le ayuda en lo que puede y la propia Alanis hace algún cachuelo, como se llaman en Perú los trabajos mal pagados y de corto plazo.

A veces llegan unos dólares de Estados Unidos, donde vive un gran amigo que cada vez que regresa, se deja guiar por Alanis en el laberinto noctámbulo limeño.

Una fuerza que trasciende a la norma

La sensual foto de Alanis y Milanko da lugar a muchas preguntas, como bien señaló Martin Dannecker, profesor de sexología de la Universidad de Francfort, en la inauguración de la muestra.

“Vemos una pareja. Pero no sabemos nada de lo que une inconscientemente. Por eso esta foto transmite una idea secreta de deseo y una fuerza que trasciende a la norma”.

“Su vida es simple, humilde”, dice Schwaiger de su retratada. “Como desempleada, tiene una gran red de amigos, sobre todo mujeres, que se prostituyen para sobrevivir. Ella es el único travesti, de los que conocí, que tiene novio y eso le da cierta estabilidad”.

Estabilidad no es precisamente una constante en la transexualidad, en la que la búsqueda de identidad es una lucha constante, con marchas y contramarchas. Los cuerpos de los transexuales fotografiados revelan las huellas de cirugías a la nariz, los implantes de silicona en los senos, en las caderas, en las pantorrillas…

Quieren ser especialmente femeninas

“El ardiente deseo de las personas transexuales de ser reconocidas en todas las interacciones sociales con el sexo deseado, a menudo va paralelo a una acentuación afirmativa de las características atribuidas a ese sexo, lo que se observa sobre todo en los transexuales hombres que quieren imponerse como especialmente femeninas”, precisó Dannecker.

“A través de mis fotos quise ser cómplice de los transexuales, exponerlos de manera estética y realizar sus sueños. Yo no vi la exageración y provocación que otros ven en ellos, pues entré a ese mundo por Alanis, conocí a todos como amigos y establecimos una relación de plena confianza”, subraya Schwaiger.

Y si bien los transexuales, como reflexiona el fotógrafo, tienen una vida muy dura en todas partes, lo que caracteriza a los transexuales limeños que conoció es que enfrentan su situación con mucho humor, lo que en el fondo no es sino una forma de sobrevivir.

La mujer rubia, el ideal de belleza

Muchos transexuales retratados tienen cabellos teñidos de rubio, lo que contrasta con su piel morena, o como Alanis, tienen a veces ojos azules o verdes por obra y arte de los lentes de contacto. ¿La razón?

“El racismo que reina en Lima. Los llamados cholos tratan de tener la piel más blanca con polvos, para ellos el ideal de belleza es la mujer rubia”.

Y aunque a Alanis no le gustaba ser fotografiada rodeada de su pobreza, Schwaiger pensó que como fotoreportero tenía que hacerlo. Por eso tomó una foto de la protagonista en la azotea de su casa, al lado de un puente bajo el cual discurren ruidosos autos destartalados y contaminantes.

“Muchos huyen de los peligros, de la guerra o de las drogas, pero como fotoreportero estoy acostumbrado y trato de explicar y quitar los miedos frente a ese mundo. Los transexuales pueden cambiar, actuar como hombres, ser fuertes y agresivos, o ser como una mujer, dulce y femenina”, refiere Schwaiger.

La religión alivia su sufrimiento

En varias tomas se observan también imágenes religiosas que adornan las habitaciones de los transexuales, lo que a primera vista puede parecer una contradicción con los dogmas de la Iglesia Católica.

“En ese mundo la religión está muy presente porque les permite sobrellevar su sufrimiento, la exclusión en la que viven”, explica Schwaiger.

La foto en que Alanis se ve más masculina que nunca es aquella tomada un día de elecciones presidenciales. Alanis, que no ha podido cambiar sus documentos de identidad porque le falta el dinero para ello, simplemente tuvo que recoger su cabello en un gorro y quitarse todo el maquillaje… para aparentar lo que no siente.

Alanis también se ve sumergida en la niebla, caminando con los brazos extendidos, como haciendo equilibrio. “Allí trato de mostrar sus luchas por definir su identidad. Ella sueña con cambiarse de sexo, pero esa es una operación costosa. Espera que unas tías que viven en Europa puedan pagarle tal operación”, cuenta el fotógrafo.

Finalmente, una fotografía muestra a Alanis de espaldas, contemplando una de las zonas más pobres de Lima. El paisaje es semidesértico, polvoriento, caluroso. La panorámica presenta el crecimiento descontrolado de una ciudad que, al igual que Alanis, quisiera ser otra.

swissinfo, Rosa Amelia Fierro, Winterthur

Andreas Schwaiger estudió Filología Hispánica y Germánica en Zúrich.

Las primeras fotos que tomó en Perú fueron de aldeas infantiles para el Museo de la FIFA en Zúrich.

Parte de las fotografías que se exhiben en Winterthur se mostraron el año pasado en una exposición colectiva en Lima y Cusco.

A las fotos de Schwaiger se sumaron las de los fotógrafos Luca Zanetti y Alex Kornhuber, quienes presentaron el submundo de la calle Langstrasse de Zúrich.

Esa muestra colectiva, auspiciada por la embajada suiza en Lima y la Fundación suiza para la Cultura Pro Helvetia, se exhibirá el próximo año en Argentina.

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