La desgracia de la guerra
La tremenda violencia y destrucción que significan las armas de guerra ha provocado desde siempre en los hombres un profundo temor a la muerte.
El Museo Nacional Suizo en Zúrich presenta una exhibición fuera de lo común sobre el tema.
En la “Sala de Armas” de dicho museo se transmite con esta muestra un mensaje visual y emocional sobre la amenaza de la guerra.
Se trata, en realidad, de una exposición piloto que se ha propuesto el Museo Nacional con el fin de presentar al público numerosas colecciones bajo un concepto nuevo y actualizado.
En esta ocasión es la rica colección de armas proveniente del arsenal zuriqués, que data de los siglos XVl y XVlll, expuesta en el actual contexto internacional, hecho que da a estas armas una dimensión diferente.
Una lluvia de amenazas
En medio de una instalación insólita y espectacular, el visitante se introduce en la gran sala armada de objetos para matar al enemigo.
Suspendidas en el aire cuelgan sin peso ni rigidez las llamadas “armas defensivas”, son armaduras de soldados medievales, yelmos, corazas o almetes. Objetos que si se contemplan fuera del contexto bélico, son obras de gran valor estético y representan una alta calidad técnica y artesanal.
Pero en la parte central de la exhibición se abre desde el techo una verdadera lluvia de “armas ofensivas”, una cantidad impresionante de instrumentos de guerra, cual si fuera una tormenta de horror y extrema agresividad dirigida irremediablemente hacia el espectador.
Más de 1.600 armas creadas por el ingenio del hombre para la destrucción y el ataque están colgadas y dispuestas en semicírculo en la sala .
Estos objetos parecen dispuestos a lanzarse de un momento a otro contra el visitante, lo cual provoca un sentimiento de impotencia y expectación porque tiene la sensación de haberse convertido en el blanco de esas armas.
Entre éstas figuran espadas, dagas, lanzas, hachas de guerra, fusiles, bayonetas, picotas, espadas de dos manos, sables, gujas, carabinas, y un sinfín de instrumentos concebidos para aniquilar al enemigo.
El simple hecho de colocarse en medio y querer atravesar por esa lluvia inquietante y peligrosa de armas, es en sí una experiencia intensa, tanto física como psíquica.
La sensación de angustia que el visitante experimenta casi a flor de piel frente a la agresividad militar planteada por esta exhibición lo conduce a reflexionar sobre el problema del armamento en Suiza. De este modo se trata de sensibilizar al público sobre la crisis militarista cada vez más extendida hoy día.
El pasado se actualiza
Por último, esta exposición llamada “Las armas proyectan sombras” presenta una instalación adicional, es un inmenso baldaquín hecho de tela blanca, muy similar a una tienda beduina.
En el interior aparece discretamente, como un recuerdo imborrable, el ciclo de dieciocho grabados compuestos en 1633 por Jacques Callot para denunciar enérgicamente la Guerra de Treinta Años que costó a Europa miles y miles de muertos.
Estos grabados de talla pequeña realizados por la mirada crítica de Jacques Callot, artista nacido en Nancy en 1592, contrasta de manera dramática con la espectacularidad de las armas expuestas en las otras salas del Museo Nacional.
Sin embargo, en las escenas creadas por el dibujante francés para denunciar la desgracia de las guerras pueden descubrirse las mismas armas que aparecen suspendidas en el aire en las dos instalaciones anteriores de esta muestra.
“Las armas proyectan sombras”, una exhibición audaz que centra el problema dentro de la coyuntura internacional de nuestro tiempo, y no teme hablar del terror y la angustia de la muerte que provoca la simple palabra: guerra.
La muestra permanecerá abierta al público en el Museo Nacional Suizo de Zúrich hasta el 13 de julio de 2003.
Araceli Rico, Zúrich
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