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La iniciativa privada para activar el desarrollo

K.Leisinger, presidente de la Fundación Novartis, y D. Schönherr, fundador de la 'Casa de los Tres Mundos' en Nicaragua. R. A. Fierro

La cultura es como el irrenunciable pan de cada día, afirmó Dietmar Schönherr (79 años) en el reciente simposio de Novartis sobre 'Desarrollo sostenible'. El evento se realizó en Basilea.

En Nicaragua, este ‘medio helveta’, como el mismo se define, ofrece parte de lo que cosechó en sus fructíferos 27 años de vida en Suiza.

Dietmar Schönherr es uno de esos ’empresarios sociales’ que “con sus esfuerzos logran ganancias concretas para aquellos seres humanos que, por falta de poder adquisitivo, no pueden participar de los mercados de bienes y rendimiento tradicionales”.

La visión e iniciativa de esas personas que forjan movimientos sociales en el Sur y en el Norte fue tema central de ‘Más que una gota de agua en el oceáno’, simposio que organiza cada año en Basilea la Fundación Novartis para Desarrollo Sostenible.

Schönherr, de origen austríaco, vivió casi tres décadas en el cantón de Argovia y durante 15 años fue miembro de la ‘Schauspielhaus Zürich’. “Viví en la pequeña ciudad de Kaiserstuhl, conozco a cada uno de sus 400 habitantes y allí me convertí en medio suizo”, contó a swissinfo.

Tuvo el apoyo de artistas suizos

Fue en Suiza, en 1984, que Schönherr creó la Fundación ‘Ayuda para la autoayuda’, después de pedir apoyo al escritor Adolf Muschg, al párroco Ernst Sieber y al artista Peter Andermatt. “Pude convencerlos de la necesidad de ofrecer ayuda a personas de un país pobre, víctimas del odio y de la guerra civil”.

A Nicaragua, donde “campesinos descalzos habían mandado al infierno a un terrible dictador”, Schönherr llegó con 59 años. “Tenía una vida bastante exitosa, era miembro de uno de los mejores teatros de habla alemana, el ‘Zürcher Schauspielhaus’; sin duda, era muy viejo para ser revolucionario y ‘desarrollo sostenible’ era para mí una curiosa palabra, no más”, contó ante un amplio auditorio.

Schönherr viajó a Nicaragua con un amigo cineasta, uno ‘tan loco’ como él, que quería ayudar y documentar las necesidades y la pobreza de la gente. La película ‘Sterben zu Füssen der Brüder’ (Morir a los pies del hermano) muestra rápidamente “al país de mis sueños en sus horas más difíciles”, recordó el ex-actor.

Surgió un pueblo de la nada

Paralelamente al rodaje de la película, Schönherr empezó a construir un pueblo para 200 niños y 200 adultos, de la nada. “Eso significó una lucha contra la falta de materiales, contra un clima inhóspito, a mil metros sobre el nivel del mar, contra la pereza, contra los funcionarios…”.

Unos años después, esos pobladores llegaron a tener macizas casas de madera, agua potable, un puesto de salud, un almacén, un colegio, el pueblo ha sido electrificado… y con apoyo del escritor Ernesto Cardenal, Schönherr fundó ‘La Casa de los Tres Mundos’.

Este centro cultural se ha convertido en una escuela de música, teatro y arte. “La Casa es un objeto de muestra, un centro para actividades cinematográficas, ferias de libros, simposios de poesía con 200 escritores de todo el mundo”, según Schönherr.

Tilde de comunista

Sin ocultar su orgullo, dijo que tres de sus alumnos estudian hoy música en Alemania y que uno de ellos, David Salomon Jarquin, ha ganado la competencia universitaria alemana como el mejor Solo de Trompeta, que está en camino a convertirse en uno de los mejores trompetistas del mundo”.

Por mi trabajo, manifestó, Schönherr, he sido halagado hasta por el Papa. “Pero cuando pregunto por las causas de la pobreza, me tildan de comunista”, agregó Schönherr, quien no habla a medias tintas. Él considera que “la arrogancia eurocentrista de pensar que nosotros sabemos todo mejor que nadie, que estamos por encima de otros, es un grave error”.

Cuando existen deficiencias, concluyó, éstas son el resultado de la opresión, la violencia, la humillación y la masacre sin fin con las que nosotros -los llamados hombres blancos, los dominantes- hemos atormentado, a través de siglos, a nuestras hermanas y hermanos.

¿Multinacional u ONG?

“En vista de los oradores que tenemos este año, soy especialmente consciente del riesgo de que las intenciones de nuestra fundación puedan ser malentendidas”, expresó Klaus Leisinger, presidente de la Fundación Novartis para el Desarrollo Sostenible.

“Para muchas personas comprometidas con el desarrollo político, la fundación Novartis representa una mezcla de paradoja teórica, una especie de frontera quimérica que abarca desde una empresa multinacional a una ONG”, agregó.

Ahí puede surgir la sospecha, continuó, de que nosotros nos esforzamos por reflejar hacia nuestra fundación y hacia Novartis algo de la luz que brilla a través de nuestros expositores y su trabajo, reflexionó Leisinger, quien también fue consejero de la Comisión de Desarrollo para América Latina y que entre otras actividades, trabaja para Global Compact de la ONU.

“Sin embargo, el objetivo es mostrar que en la vida real hay hechos en los que creen no sólo los ilusos, que también cada uno de nosotros está en condiciones de hacer algo si realmente lo desea”, apuntó el también profesor de Sociología de la Universidad de Basilea.

La ayuda también viene del Sur

Otra oradora del simposio fue la peruana Jenny de la Torre, quien ofrece tratamiento médico y cuidados a los ‘sin techo’ en Berlín. “Más de 10.000 personas viven en la capital alemana sin una vivienda, la salud de ellos se deteriora cada día y la consecuencia son graves enfermedades físicas y psicológicas, aislamiento y discriminación”, señaló.

Desde 1994, la médica peruana se ocupa de esas personas sin techo, pobres y sin seguro de enfermedad.

De la Torre, quien en Nazca, una pequeña ciudad al sur de Lima, vivió en carne propia la falta de médicos cuando era niña, señaló que varias veces intentó llevar adelante programas semejantes al de Berlín en su país y que la burocracia se lo impidió. “Pero lo que hago en Berlín, en Europa, también ayuda al Perú”, agregó.

Entre responsabilidad social y rentabilidad

“Estos ’empresarios sociales’ reconocen un problema y desarrollan soluciones aun corriendo riesgos personales, realizan algo a menudo subvalorado: el rol de la iniciativa privada para el desarrollo económico y social de un país”, dijo Alexandre Jetzer, miembro de Novartis.

Jetzer, jurista y economista suizo, habló además de lo que significa ‘responsabilidad social’ de las empresas. “Esta cuestión se formula especialmente bajo condiciones en las que las personas no tienen el poder adquisitivo para satisfacer sus necesidades a través del mercado”.

Somos conscientes, indicó, que más de 2.000 millones de seres humanos cuentan sólo con 2 dólares o menos para su lucha diaria por la sobrevivencia. Y que cada medicamento desarrollado, producido y facturado en francos suizos sobrepasa su poder de compra.

La sociedad moderna tiene diferentes ideas sobre lo que es actuar con ‘responsalbilidad social’ bajo tales circunstancias, añadió. A su criterio, “una buena empresa debe encontrar el camino para que, por un lado, sea vista por el mayor número de personas como ‘fair’ (justa), y por otro lado, tener abierta la libertad de acción, necesaria para el éxito empresarial”.

swissinfo, Rosa Amelia Fierro.

Namrata Bali: “El empleo informal comprende al 72% de la población económicamente activa en el África Sub-Sahariana; al 65% en Asia, al 51% en América Latina y al 48% en África del Norte”.

En cada una de esas regiones, las mujeres están más representadas que los hombres en la economía informal.

Karlheinz Böhm: “En Etiopía sólo 18 de cada 100 personas tienen acceso al agua potable; conseguir agua potable es asunto de las mujeres”.

Zafrullah Chowdhury: “60% de los niños en Bangladesh están desnutridos y 25% de la población no puede visitar nunca a un médico calificado”.

Klaus Leisinger enseña en la Universidad de Basilea Políticas de Desarrollo y Cooperación Internacional, Ética Empresarial y Globalización, Responsabilidad Social de Empresas Farmaceúticas, así como Derechos Humanos y Empresas Multinacionales.

Dietmar Schönherr, llamado actor rebelde, filmó en Suiza ‘Tod zu Basel’ (Muerte en Basilea) y ‘Miracle’ (Milagro).

También escribió en Suiza el libro infantil ‘Ruzzitu’ que fue premiado en la Feria de Libro de Bologna, Italia.

Schönherr: “Suiza es mi segunda patria, es un país que apoya a la cultura y tiene grandes escritores y artistas.

En el Simposio 2005 también participaron Namrata Bali (India) y Karlheinz Böhm (Etiopía).

Asimismo: Zafrullah Chowdhury (Bangladesh), Ruth Montrichard (Trinidad), Esther Mujawayo (Ruanda) y Rupert Neudeck (Alemania).

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