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Los descendientes suizos de la Araucanía

Nivaldo Litschi y Enrique Luschinger brindan por Suiza durante un encuentro en Lautaro. swissinfo.ch

En lo que fue el territorio histórico de la emigración suiza en Chile, conviven aún pioneros y nuevas generaciones de jóvenes que buscan asirse al último convoy que los ate con la patria de sus ancestros.

Todos provienen del tronco migratorio que echó raíces entre 1885 y 1900 en el sur de Chile. Se singularizan por no tener pasaporte suizo.

Un descendiente directo de pioneros en esta situación es Sergio Conus, activo dirigente del Club Suizo de Temuco. Sus abuelos eran originarios del cantón de Friburgo y cuando emigraron a la Araucanía, sin saberlo lo hicieron para siempre.

Sus padres no inscribieron a sus hijos en los registros consulares. Y cuando en 1953, la ley sobre la nacionalidad cambió, todos los hijos nacidos en el extranjero perdieron el derecho al pasaporte rojo con la cruz blanca porque no habían sido registrados.

En esos tiempos no importaba ese olvido, pues la patria que habían dejado sus ancestros era un país pobre y emigrar a Chile fue para muchos de ellos una tabla de salvación, la posibilidad de hacer una vida más digna de la que llevaban en las campiñas helvéticas. Pero hoy, recuperar la nacionalidad helvética es un objetivo muy deseado.

Un ‘suizo’ singular

Sergio Conus no guarda rencor a sus padres por haber roto el puente que los unía con Suiza. Entiende las circunstancias de la época, rescata el lado humano de la epopeya migratoria y se siente orgulloso de ser un descendiente suizo.

Y se nota. Viste trajes adornados con motivos suizos, reloj y pulsera, tiradores folklóricos en sus pantalones que la dan apariencia de un músico de yodel, y sombrero alpino. Su casa es un verdadero museo, llena de ‘souvenirs’ de su único viaje hecho a Suiza hace 30 años.

Su profesión de vendedor viajero le permite recorrer el país de Sur a Norte, lo que aprovecha para tomar contacto con otros personajes que como él animan a los alicaídos clubes y colectividades de suizos.

“Sería el mejor corresponsal que podría contar la Embajada de Suiza, pero como no tiene nacionalidad es imposible que lo honren (a Sergio Conus) con esa función”, comenta Enrique Luchsinger, otro personaje de la ciudad de Lautaro.

Conus y Luchsinger, al igual que otros descendientes helvetas de la Araucanía, se caracterizan por su sentido de la hospitalidad. Muchos turistas suizos y otros viajeros dan testimonio de ello.

Las nuevas generaciones

Sergio Conus acogió recientemente en su hogar a Celia Bovard, una joven muchacha del cantón de Vaud que vino a Chile mediante un programa de intercambio juvenil. Gracias a ello conoció a los padres de la joven e inició así una nueva red de contactos con Suiza.

Su iniciativa está dando frutos, porque en Victoria y Lautaro, ciudades cunas de la emigración helvética, existe un renovado interés por este tipo de intercambios juveniles.

En Lautaro, los hermanos Hauri, hijos del ex Alcalde de la ciudad, han organizado un programa a través de la Asociación de Descendientes Suizos de la Araucanía (ADES), a la cual pertenecen.

Cabe precisar que, debido a que estos descendientes no poseen la nacionalidad suiza, no pueden beneficiarse de los programas oficiales de intercambio de jóvenes en el marco de la Organización de Suizos del Extranjero (OSE).

De ahí que los contactos se realizan directamente con familias y jóvenes interesados en Suiza. “El programa no funciona como desearíamos, pero al menos se abrió una nueva posibilidad para establecer lazos directos con el país de nuestros ancestros”, señala Renato Hauri.

La cuestión del idioma

Los descendientes de suizos en la Araucanía no hablan ninguno de los idiomas nacionales (alemán, francés, italiano, y están conscientes de que este desconocimiento lingüístico es un obstáculo para intensificar lazos y poder beneficiarse un día de la nueva ley sobre la nacionalidad que favorecerá a las personas de origen suizo. Esta ley debería entrar en vigor en el 2005.

Para cubrir esa laguna, Patricia Schifferli, de abuelos originarios de la comuna de Döttingen, en el cantón de Argovia, organiza cursos de francés en el marco de la ADES. Este idioma lo aprendió en su formación de maestra y lo perfeccionó con un postgrado en Francia.

“Hay interés en renovar los lazos con Suiza, y si las colectividades no logran aglutinar a los descendientes en los actos que realizan, se debe únicamente a un problema económico”, subraya Patricia Schifferli, cuyo abuelo dirigió la Sociedad Suiza de Beneficencia de Victoria.

“Desafortunadamente la mayoría de los descendientes tiene que enfrentar sus vidas con otras prioridades, siempre económicas,” afirma a su vez Luis Eduardo Baettig, relacionador en Santiago de la ADES.

“Además, agrega, no contribuye para nada la geografía de Chile, pues los descendientes están muy dispersos. En algunas decenas de años más habrá sólo algunos cientos que tengan interés en el tema y tratarán de que no se pierda la historia del origen de sus apellidos. Pero nada más”.

“Creo que los cambios en la nueva ley sobre la nacionalidad suiza será casi irrelevante en Chile, siempre por el mismo motivo, la situación económica de los descendientes,” concluye Baettig.

Al problema económico y a la falta de la nacionalidad suiza que impide a muchos descendientes aspirar a programas oficiales, becas y viajes de estudio, se agrega la falta de desinterés oficial por esta categoría de personas.

No son pocos los que reprochan la poca deferencia consular cuando acuden a solicitar algún certificado de orgien o alguna información sobre sus familias. Y lo mismo sucede cuando los interesados se dirigen directamente a los cantones o a la administración en Berna.

“O nos reciben mal, o nos dicen directamente que no tenemos ningún derecho”, enfatiza Enrique Luchsinger, que lleva años tratando de que le reconozcan la inscripción consular de su padre, única manera de recuperar su nacionalidad perdida.

Pero Sergio Conus, quien sabe que lo tiene casi todo perdido “por la edad y el desconocimiento del idioma”, dice: “Piense que de todas maneras será gracias al renovado interés de las nuevas generaciones de descendientes que se seguirá hablando de Suiza en esta parte del mundo”.

Este reportaje continúa en: ‘Más sobre el tema’.

swissinfo, Alberto Dufey

Se calcula que unos 10.000 descendientes suizos en Chile no tienen pasaporte helvético.

Al no poseer la nacionalidad suiza, no pueden beneficiarse de los programas oficiales de intercambio de jóvenes en el marco de la Organización de Suizos del Extranjero (OSE).

En Victoria y Lautaro, ciudades cunas de la emigración helvética, existe un renovado interés en los intercambios juveniles que se realizan fuera de los mecanismos oficiales.

Patricia Schifferli organiza,en el marco de la ADES, cursos de francés para los jóvenes.

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