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Pakistán, principal importador de armas suizas

Keystone

Suiza exporta material bélico y armamento a cerca de 80 países, un negocio que en 2008 generó un monto histórico de divisas gracias a Asia. El próximo 29 de noviembre los suizos votan si quieren prohibir definitivamente la venta de armas en el extranjero.

Si triunfa el ‘sí’, unos 5.100 empleos estarían en riesgo; si fracasa, es Suiza quien pierde credibilidad pues su discurso pacifista no es coherente con sus hechos.

Suiza no pone en tela de juicio su calidad de estado pacífico, neutral y su rol de mediador eficaz en conflictos internacionales.

Paradójicamente, su gasto en defensa sumará 4.500 millones de francos suizos este año y la Armada helvética cerrará el 2009 con 134.200 elementos, según cifras del Ministerio de Defensa.

Estos datos abstractos cobran significado sólo cuando se ponen en contexto. En Suiza, existe un elemento de la armada por cada 50 habitantes. En Estados Unidos, potencia bélica, la proporción es de uno por cada 300 personas, lo que ofrece de entrada material de reflexión.

Y en la industria del armamento, como en el resto de las actividades económicas que desarrolla Suiza, una parte de la producción es para ‘casa’ y todo el resto para las exportaciones.

El próximo 29 de noviembre, los suizos votarán una iniciativa del Grupo por una Suiza sin Ejército (GSsA por sus siglas en francés) que apela a la prohibición definitiva de las exportaciones de material bélico fabricado en territorio helvético.

¿Cuánto dinero moviliza este sector productivo? ¿Qué empresas lo encabezan? Y sobre todo, ¿quiénes son sus principales clientes? Son algunas de las preguntas en el aire, antes de tomar una decisión.

Cuatro grupos

En Suiza existen cuatro grupos dedicados a la fabricación de material de guerra y armamento.

Pilatos Aircraft, empresa ubicada en Stans, el cantón de Nidwalden, dedicada a la fabricación de jets privados y aviones ligeros militares; equipos que se han utilizado en conflictos en países como Angola o Birmania.

Está también Mowag, empresa basada en Kreuzlingen, cantón de Turgovia, especializada en la fabricación de tanques blindados. Un grupo que actualmente es propiedad de la estadounidense General Dynamics y cuyos tanques han sido comprados por la OTAN para Afganistán.

Oerlikon-Contraves, con sede en Oerlikon, cantón de Zúrich, fabrica artillería de defensa antiaérea y municiones (calibre medio) y desde hace 10 años pertenece al grupo alemán Rheinmetall-Air-Defence.

El cuarto grupo, el más controvertido de todos, es Ruag, brazo derecho de la Confederación Helvética y su Fuerzas Armadas. Ruag es el proveedor número uno en Europa de armas de pequeño calibre, granadas y ‘drones’, es decir, de aviones diseñados para misiones de vigilancia que no requieren piloto (un producto altamente demandado en Palestina).

Sin la existencia de Ruag, seguramente la invasión de Irak habría tenido otro rostro, pues fue este grupo el encargado de proveer los aviones y granadas de mano que Estados Unidos y el Reino Unido utilizaron en esta misión.

Un negocio rentable

Las voces a favor de una Suiza pacífica en el discurso, pero también en los hechos, aumentan decibeles.

El pasado lunes (12.10), un grupo de 70 eruditos suizos en derecho publicaron una carta abierta dirigida al Gobierno de Berna en la que afirmaron que exportar material de guerra a Estados Unidos, India o Arabia Saudí contraviene la legislación helvética.

Marco Sassoli, experto en Derecho Internacional Público de la Universidad de Ginebra, citó en el texto: “Nos hemos reunido para que Suiza cese de violar su propia legislación”. Y refirió que la Ley para la Exportación de Material de Guerra que entró en vigor en diciembre de 2008, impone restricciones que no han sido respetadas.

Concretamente, en 2009 Suiza ha vendido armas a Irak, Afganistán, Pakistán, India o Arabia Saudí, señalan los expertos, a pesar de que está prohibido abastecer a naciones que violan de forma grave y sistemática los derechos humanos.

El 2008, último ejercicio reportado por la Administración Federal de Aduanas (AFD) de manera oficial, fue histórico para la exportación de armas suizas, con ventas por 722 millones de francos suizos. El dato más cercano se había registrado dos décadas antes (1987) y era de 578 millones de francos.

Los clientes de Suiza

¿Quién compra armas a Suiza? Según información obtenida por swissinfo en el Ministerio de Economía (DFE), el principal cliente es Afganistán, que en 2008 importó armas por 109 millones de francos suizos (el triple que en 2007).

Le siguen Dinamarca, con importaciones por 83 millones de francos en 2008; Alemania, con 81 millones de francos; y Bélgica, con 79,5 millones.

Suiza es proveedora, de hecho, de unas 80 naciones de los cinco continentes.

En Europa, también son sus clientes Rumania (39 millones de francos suizos el año pasado); Holanda (38 millones); Francia o España, con 17 millones de francos cada una.

Estados Unidos (28 millones) y Canadá (10 millones) encabezan la lista en el continente americano; pero Brasil, Chile, Argentina y Ecuador también son consumidoras a baja escala.

Y Asia es un continente rentable para Suiza. Pakistán, como ya se citó, encabeza una lista que incluye también a Arabia Saudí (32 millones), Malasia (13 millones), Corea del Sur y Singapur, con alrededor de 4 millones cada una.

Desempleo: ¿Realidad o coartada?

El gobierno helvético ha pedido votar ‘no’ a la iniciativa de GSsA.
Y el principal argumento oficial, esgrimido por la ministra de Economía, Doris Leuthard, cada vez que es abordada sobre el tema, es que Suiza no puede ser dependiente de otras naciones en materia de suministros para la defensa.

Pero sobre todo, “la prohibición de exportación de armas dejaría a mucha gente sin empleo en un periodo económico aún complicado”.
La afirmación de Leuthard tiene validez desde el punto de vista económico.

BAK, el grupo de expertos económicos de Basilea, presentó (30.09) un estudio, según el cual el ejército suizo genera 5.100 empleos fijos, que se pondrían en riesgo si el 20 de noviembre triunfa el ‘sí’ en las urnas.

El 70% de los puestos de trabajo se vinculan a la producción; el 30% restante a la comercialización de armas y material bélico.

Sin embargo, esta industria representa sólo un 0,33% de las exportaciones suizas totales, con lo que el impacto económico sería manejable.

Y es que la iniciativa del GSsA propone que la Confederación Helvética apoye financieramente durante 10 años a las regiones que saldrían más afectadas (como Nidwalden, Turgovia o Zúrich) con unos 500 millones de francos suizos anuales.

El Gobierno estima que los 5.000 millones a desembolsar a lo largo de una década es demasiado. Otro dato para poner la información en contexto: el rescate del UBS le costó al gobierno y al banco central helvéticos 12 veces más en un solo trimestre.

Andrea Ornelas, swissinfo.ch

Actualmente, las fuerzas terrestres suizas cuentan con los siguientes carros de combate:

87 Leopard (224 unidades); Granaderos M113 (580 unidades); Granaderos 2000 (186 unidades); Granaderos 93 (515 unidades); Vehículos de exploración 93/97 (326 unidades); Blindados M109 (224 unidades); Piraña Tow (120).

La fuerza aérea helvética incluye: Unidades DCA 35 mm (45 unidades); DCA Stinger (288 unidades); Alouette III (24 unidades), Pilatus, en cuatro modelos distintos (102); y drones (28).

La población suiza se pronunciará sobre una iniciativa encabezada por el Grupo por una Suiza sin Ejército (GSsA).

La iniciativa busca prohibir la exportación de material de guerra, así como la venta de armas y municiones en Suiza a todo consumidor que no esté domiciliado en el país.

Y apela a un debate ético, ya que considera incorrecto el comercio de productos que permiten el desarrollo de conflictos en los que mueren también civiles y gente inocente.

La izquierda suiza pregunta: ¿Cómo puede Suiza decirse país neutro, independiente y promoverse como mediador de conflictos internacionales cuando vende armas a países en guerra?

La derecha y el gobierno helvéticos, contrarios a la iniciativa, argumentan que suprimir la producción de armamento pondría a Suiza en riesgo e incapacidad de defenderse en caso necesario.

Y aquellos que miran el tema con cierta neutralidad aseguran que un buen camino sería la reconversión de las empresas, es decir, un proceso planeado y paulatino de viraje hacia la producción de otro tipo de productos.

En 1997, los suizos votaron una iniciativa llamada “por la prohibición de exportar material de guerra”. El 77,5% de la ciudadanía rechazó la propuesta.

En 1972, la iniciativa “por un control y refuerzo de la industria de armamento y la prohibición de exportar armas” fue rechazada por el 50,3% de la población (49,7% a favor).

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