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El Viejo Mundo se emancipa

Reporducción de la Estatua de la Libertad
¿Puede que esto desaparezca? Una copia de la estatua de la Libertad del artista danés Jens Galschiot en Copenhague. Keystone / Keld Navntoft

Mucha gente espera un nuevo acercamiento entre Europa y Estados Unidos bajo el mandato del nuevo presidente de EE. UU. Joe Biden. Pero puede que no sea tan fácil.

Por lo que respecta a la política exterior de Estados Unidos, los cambios de gobierno en Washington significan generalmente un cambio en la narrativa dominante más que en la estrategia básica. Las limitaciones geopolíticas y los intereses estratégicos cambian tan lentamente como las alianzas y las asociaciones establecidas.

Esta constatación ha sido seriamente puesta a prueba durante los últimos cuatro años. Por tanto, no son pocos los que esperan que el nuevo presidente recupere la vieja normalidad y se abandone una política errática por otra que respete los acuerdos mutuos y no sacrifique las alianzas de larga data a la especulación política.

Joe Biden fue vicepresidente de Estados Unidos bajo Barack Obama y en su gabinete figuran ahora numerosos funcionarios vinculados con la anterior administración. Es de suponer por tanto que la nueva política exterior de Estados Unidos sea la misma que la antigua. Entonces, ¿cómo se comportará Estados Unidos con la Unión Europea (UE) bajo la presidencia de Joe Biden? ¿Y qué puede esperar Suiza de la nueva administración?

Nueva soberanía europea

Los últimos cuatro años han sido para la Unión Europea un período de maduración involuntaria. El distanciamiento en el seno de la comunidad transatlántica ha demostrado a los europeos que el aliado estadounidense es menos fiable de lo que pensaban. Al mismo tiempo, la situación de seguridad en la vecindad europea ha empeorado y su rival sistémico, China, parece cada vez más seguro de sí mismo.

Por tanto, las voces que reclaman una mayor autonomía para los europeos se han hecho más fuertes. El presidente francés Emanuel Macron ha resumido el objetivo estratégico con el término “soberanía europea”. Esta nueva doctrina soberanista cubre numerosos ámbitos en los que la UE actúa bajo presión y tiene que encontrar las respuestas correctas, y además hacerlo por sí misma.

Algunos esperan que el cambio de gobierno en Washington acerque a Estados Unidos y Europa. Sin embargo, el analista político Joseph de WeckEnlace externo no está de acuerdo con esa opinión. “A primera vista, el distanciamiento transatlántico parece remontarse a Trump. Pero las diferencias entre estadounidenses y europeos son más profundas”, dice de Weck. Las brechas estructurales en la política económica y en la relación con China no son tan fáciles de colmar.

Joseph de Weck
Joseph de Weck

De Weck cree que es probable que la cooperación euroatlántica en materia de seguridad se refuerce nuevamente. Pero ni siquiera un renovado fortalecimiento de la OTAN hará desaparecer los desafíos fundamentales. Europa del Este, el Cáucaso, el Mediterráneo Oriental y África del Norte: la vecindad europea vive bajo una gran tensión. Los europeos no son capaces de encontrar respuestas a los desafíos, en gran medida porque los Estados individualmente tienen intereses divergentes. Ni con Rusia ni con Turquía ni con respecto a la migración desde el norte de África hay una estrategia europea reconocible. Y ya quedó claro con Obama que los estadounidenses no quieren actuar como una fuerza de orden en esta parte del mundo.

¿Liderazgo a través de la regulación?

De Weck cree que es probable que la cooperación euroatlántica en materia de seguridad se refuerce nuevamente. Pero ni siquiera un renovado fortalecimiento de la OTAN hará desaparecer los desafíos fundamentales. Europa del Este, el Cáucaso, el Mediterráneo Oriental y África del Norte: la vecindad europea vive bajo una gran tensión. Los europeos no son capaces de encontrar respuestas a los desafíos, en gran medida porque los Estados individualmente tienen intereses divergentes. Ni con Rusia ni con Turquía ni con respecto a la migración desde el norte de África hay una estrategia europea reconocible. Y ya quedó claro con Obama que los estadounidenses no quieren actuar como una fuerza de orden en esta parte del mundo.

La señal estadounidense

Será interesante ver qué posición toma Washington con respecto a otros asuntos europeos. Por ejemplo, sobre el tema de la cohesión dentro de la propia Unión, que está siendo torpedeada por miembros como Hungría y Polonia.

También en los Balcanes Occidentales la pregunta es qué papel jugará el nuevo presidente de Estados Unidos. Actualmente, la UE no tiene ningún deseo de ampliación, lo que hace que los coqueteos de Turquía, Rusia y China sean interesantes para los países balcánicos que se han quedado descolgados. Sin embargo, un dedo señalando desde la Casa Blanca puede deshacer los atascos políticos, como se ha demostrado repetidamente. A diferencia de Trump, que no conocía ni tenía interés en la región, Biden ha expresado en el pasado opiniones de peso, por ejemplo, abogando por una intervención durante la guerra de Bosnia.

Contenido externo

En general, se puede suponer que la política exterior estadounidense volverá a ser más profesional y objetiva. Entre los nuevos nombramientos en el Departamento de Estado se encuentran tecnócratas que conocen bien Europa y, siguiendo la tradición del Partido Demócrata, están en sintonía con las preocupaciones europeas.

¿Y Suiza?

En diciembre, Estados Unidos clasificó a Suiza como país manipulador de divisas. Según Washington, las intervenciones en el mercado de divisas crean ventajas competitivas injustas para la economía suiza, hecho que el Banco Nacional Suizo ha rechazado rotundamente. La noticia causó sensación, pero no debería ocultar el hecho de que las relaciones entre Suiza y Estados Unidos son buenas. “No hay muchos puntos de conflicto entre ambos países, el tema de la moneda es un tema secundario”, dice de Weck convencido.

El analista ve más probabilidades de desavenencia en cuestiones de regulación, que pueden causar fricciones entre la UE y Estados Unidos, lo que podría obligar a Suiza a tener que tomar una posición. Por otra parte, es de esperar que con Biden aumente nuevamente el compromiso estadounidense con las organizaciones multilaterales. “Y ese es un punto clave para un país pequeño como Suiza, que depende del multilateralismo”, asegura de Weck.

En las alianzas también habrá movimiento a través de desvíos y rodeos. El Brexit no es solo una desconexión económica de Gran Bretaña del continente, sino también geopolítica: según de Weck, Londres busca cerrar filas con Washington. Sin embargo, dado que la política de Suiza respecto a China se basa principalmente en intereses económicos y en el mantenimiento de un orden multilateral basado en normas, las coincidencias con la UE aumentarían. 

Joseph de Weck es un historiador y politólogo afincado en París. Dirige el departamento de Europa de una consultora especializada en riesgos geopolíticos y macroeconómicos. De Weck es también columnista del International Politics Quarterly de la Sociedad Alemana de Política Exterior y miembro del Foreign Policy Research Institute.

Traducción del alemán: José M. Wolff 

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