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Reconocimiento de Estado Palestino…

¿Paisaje floreciente en el Estado de Palestina? El camino se antoja largo todavía. swissinfo.ch

¿Palestina será admitida en la ONU como miembro 194? ¿Qué tipo de Estado quieren los palestinos y cuáles serían las consecuencias para la región? Análisis de Giancarlo de Picciotto, director de la oficina de la cooperación suiza en Jerusalén.

En algunas calles de Jerusalén Este, que todavía se pueden calificar de comerciales, apenas se advierte que la admisión de Palestina en la Asamblea General de las Naciones Unidas forma parte de la candente actualidad.
 
Justo detrás del muro, en Ramallah, las cosas son un poco diferentes. De cuando en cuando se ven pasar coches que enarbolan banderas palestinas o el número 194, y algunas tiendas venden tazas o globos con la bandera nacional impresa. El sábado pasado, hubo manifestaciones en Qalandiya, el principal checkpoint (punto de control) entre Ramallah y Jerusalén.
 
De acuerdo con los resultados de un sondeo publicados el martes pasado (20.09), la mayoría de los palestinos adhiere la petición de reconocimiento de su Estado. Pero la gente sabe muy bien que ese estatuto no cambiará en nada la ocupación israelí de Cisjordania. 
 
La élite intelectual se opone incluso a la proclamación por el momento de un Estado. Desearía más bien la realización de un debate sobre la forma de ese futuro Estado, acerca de lo que debería ofrecer a sus ciudadanos y respecto a la manera en la que debería negociar con sus vecinos, a comenzar, desde luego, por Israel.

Democrático y viable

Un debate semejante agradaría sin duda a Giancarlo de Picciotto porque precisamente esas son las preguntas que él y su equipo plantean regularmente a sus contrapartes palestinas. Giancarlo de Picciotto dirige la oficina de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) en Jerusalén y su primera tarea es promover el desarrollo de un Estado palestino democrático y viable.
 
“Si Palestina se convierte en el miembro 194 de la ONU – y parece que será el caso- la calidad de nuestras relaciones con nuestras contrapartes palestinas cambiarán seguramente”, explica. “Los palestinos deben determinar de manera clara el tipo de gobierno que desean. ¿Habrá en Palestina un Parlamento bicameral? ¿Qué tipo de diálogo debería mantener el gobierno con los ciudadanos? ¿Qué acceso tendrán éstos a la justicia? ¿Qué tipo de Constitución será adoptada? La futura élite política deberá ser capaz de responder a todas estas preguntas muy rápidamente”.

Una sociedad civil fuerte

Suiza apoya a los palestinos, habiendo elegido, desde 1994, ser representada con su propia oficina en Jerusalén Este. Los colaboradores locales e internacionales de la oficina de cooperación están en contacto constante con la Comisión de los Derechos Humanos, el Ministerio de Agricultura y la Oficina de Estadísticas de la Autoridad Palestina, que administra algunas partes de Cisjordania.
 
Los colaboradores de COSUDE dialogan también con asociaciones de mujeres y representantes de la economía. Apoyan igualmente iniciativas culturales. Actualmente, dos colaboradores del centro cultural de la Rote Fabrik se encuentran en el terreno y desean invitar en noviembre a Zúrich a actores palestinos.

COSUDE en la Jerusalén ocupada

Respecto a la extensión territorial del futuro Estado palestino, las opiniones difieren. Según la versión de la comunidad internacional -a la cual prácticamente todos los Estados adhieren, incluido Estados Unidos-, Israel ocupa desde 1967 territorios que deberían ser algún día el Estado de Palestina, a saber: Cisjordania, Gaza y la parte oriental de la ciudad de Jerusalén. 
 
“Sí, incluso Jerusalén Este es un territorio palestino ocupado. Por esa razón, Suiza estableció ahí su oficina de cooperación para Palestina, en 1994”, explica Giancarlo de Picciotto.
 
Al antiguo ministro de Exteriores, Joseph  Deiss, COSUDE le debe la autorización de trabajar todavía en Jerusalén Este. En 2001, en efecto, gracias a su habilidad diplomática, Deiss logró obtener de Israel que la oficina de la cooperación suiza se quedara en Jerusalén, mientras que las oficinas de la mayor parte de los otros países fueron desplazadas a Ramallah, cerca del Centro de administración de la Autoridad Palestina.

Un mosaico

Cisjordania se asemeja a un mosaico desde las negociaciones de Oslo en 1993, cuando fue dividida en tres zonas. La zona A está bajo la responsabilidad de la Autoridad Palestina. Comprende particularmente las ciudades de Ramallah, Belén, Naplusa y Jericó. La zona B es administrada conjuntamente por Israel y la Autoridad Palestina. Y la zona C, que engloba más de 60% de Cisjordania, está bajo el control total del ejército israelí.
 
“En esta zona C viven numerosos beduinos, la mayoría desde hace varias generaciones”, explica Giancarlo de Picciotto. “Según el Convenio de Ginebra, Israel, como potencia ocupante, debe garantizar el acceso de la población a la educación. Pero el Estado de Israel considera que el Convenio de Ginebra no se aplica en Cisjordania y se rehúsa a construir escuelas para beduinos. Entonces, la comunidad internacional debe encargarse de eso. Y cuando estas escuelas son destruidas por el ejército israelí -lo que sucede a menudo-, nos escandalizamos. Deberíamos implicarnos más con la potencia ocupante para  que respete el derecho internacional y establezca la infraestructura social necesaria para todas las capas de la población”.

Dialogar

Mantener este diálogo no es siempre fácil, estima Giancarlo de Picciotto, sobre todo si hay que evocar cosas desagradables. “Pero, como país neutro, Suiza puede dialogar con todas las partes, y es lo que debe hacer. Estamos aquí porque la comunidad internacional decidió en 1948, y reafirmó en 1993 en Oslo, que el pueblo palestino, como cualquier otro pueblo, tiene derecho a un Estado que le sea propio”.
 
La votación anunciada para este viernes (23.09) en el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU en Nueva York no pondrá fin al conflicto en Tierra Santa – una expresión que ya es únicamente utilizada por la mayoría de la gente con cinismo. “Seguramente no nos faltará trabajo”, concluye Giancarlo de Picciotto. “Suiza no puede permitirse no estar presente aquí. Se trata de un conflicto de alcance mundial y queremos contribuir para que algún día, aquí en Oriente Medio, haya una paz duradera”.

9 votos. El presidente palestino Mahmud Abbas presenta este viernes una solicitud de admisión de un Estado de Palestina como miembro de la ONU. Será exitosa si recoge por lo menos nueve votos favorables entre los quince miembros del Consejo de Seguridad.

Aceptaciones. Por el momento, cinco Estados anunciaron su intención de votar a favor de esa adhesión como Estado miembro a parte entera: Brasil, China, Líbano, Rusia, África del Sur.

Veto. Estados Unidos, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad que disponen del derecho de veto, anunció que lo utilizaría en caso necesario para bloquear la iniciativa palestina. Colombia indicó que se abstendría en caso de votación.

 

Desconocido. Los otros ocho países miembros no precisaron su intención: Bosnia Herzegovina, Gran Bretaña, Francia, Gabón, Alemania, la India, Nigeria, Portugal.

En caso de fracaso en el Consejo de Seguridad, los palestinos podrían también dirigirse a la Asamblea General y pedir un estatuto de Estado observador no miembro.

Observador. El presidente francés Nicolas Sarkozy propuso a los palestinos el miércoles tal estatuto, a título temporal, invitándolos, así como a los israelíes, a establecer “compromisos” para alcanzar un acuerdo de paz  “definitivo” de aquí a un año.

COSUDE ayuda a los refugiados palestinos desde la fundación del Estado de Israel y la resultante expulsión de los palestinos hacia la actual Cisjordania, Gaza, Jordania, Líbano y Siria.
 
En 2010, COSUDE reafirmó su compromiso con un “Estado palestino democrático y viable”, como escribe Martin Dahinden, su director general, en el Informe de estrategia para la región.
 
Hasta 2014, Suiza va a financiar, a razón de 22 millones de francos por año, una suma módica en comparación con la totalidad de la ayuda internacional, las necesidades de la sociedad civil, el desarrollo agrícola y la elaboración de estructuras de Estado en Palestina.

Giancarlo de Picciotto, 53 años, de madre griega y padre italiano, creció en Italia y en Suiza. Estudió Agronomía en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Habla seis lenguas, dirigió una granja en los Emiratos Árabes Unidos y trabajó para el FAO en Roma y Mozambique, antes de ponerse, hace 15 años, al servicio de COSUDE, tanto en su sede en Berna como en América Latina. Desde 2009, dirige la oficina de COSUDE en Jerusalén

Traducción, Marcela Águila Rubín

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