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En Zúrich, Papá Noel conduce un tranvía desde hace 50 años

El 'Märlitram' ha hecho felices a más de medio millón de niños desde sus inicios en 1958. Keystone

¿Un niño de cuatro años puede abordar el tranvía sin la compañía de sus padres? Sí, pero solamente si Papá Noel lo conduce, como cada diciembre en Zúrich. Medio millón de niños han escuchado las historias de los ángeles en el 'Märlitram', que celebra sus 50 años.

No puede perdérselo: el ‘Märlitram’ —tranvía de los cuentos— circula en el centro de Zúrich pintado de rojo y decorado con una corona de luces blancas y brillantes.

Conducido a la antigua, sin concurso de la electrónica, el pequeño tranvía lleva a los niños, 24 por ronda, durante 20 minutos en torno al río Limmat.

Con una sonrisa de oreja a oreja, Leila, Sara, Anja y Klara descienden del tranvía con la nariz cubierta de un polvo dorado. “El ángel nos lo puso para que nuestros sueños se realicen”.

Mientras que los niños cruzaban la ciudad, sin padres (prohibidos a bordo), el ángel —son dos en realidad— les contó un cuento. ¿De qué se trata? “Había tres hombrecillos de nieve, comienza Anja, que se aburrían, y entonces…”

Las historias no siempre fueron felices y adaptadas a la Navidad. La televisión de expresión alemana descubrió en los archivos un narrador que contaba la historia de un ogro cuya hambre de niños era tan grande que el cuchillo…

En la actualidad, los ángeles (muchachas jóvenes que hablan luego de su “maravillosa experiencia en el Märlitram”) no quieren asustar a los niños. En cuanto al Papá Noel, que conduce el tranvía y pide su nombre a cada niño que sube a bordo, ha saludado a medio millón de chiquillos desde el 26 de noviembre de 1958, fecha del primer viaje.

Un gran almacén para apoyo

En conferencia de prensa, a mediados de noviembre, el munícipe Andres Türler recordó que se desconoce el autor de la idea, aceptada con esfuerzo por la policía.

Un primer acuerdo provisional había sido logrado, “porque un solo vagón perturbaría poco el tráfico”, pero la policía había advertido: “En caso de problemas, los trayectos serán inmediatamente suspendidos”. Sin embargo, fue tal el éxito, que dos años más tarde se concedía una autorización definitiva.

Ahora, cuando los primeros pasajeros son ya sexagenarios, los peques de cuatro años se arremolinan ante las puertas del tranvía o, más bien, en el servicio clientela de Jelmoli, el almacén que, de manera discreta, asume gran parte de los gastos.

Los VBZ, los transportes públicos de la ciudad, ponen a disposición el vagón y al conductor, un verdadero Papá Noel, por supuesto.

Jelmoli introdujo un sistema de reservación de los billetes (6 francos por niño). Durante las cerca de tres semanas en que el tranvía circula siete veces al día, entre 14 y 19 horas, es imposible reservar con más de una semana de anticipación, e imposible también hacerlo por teléfono a menos de contar con la tarjeta de cliente del almacén.

Los padres lo saben: “Es necesario estar a las 9 de la mañana en el almacén para tener sus billetes una semana más tarde”, explica Silvia, la madre de Leila.

Berna también

Un ‘Märlitram’ existe también en Berna, pero sin Papá Noel en la conducción. Con una hada a bordo para entretener a los niños, el vagón, construido en 1935, funciona como ‘Fonduetram’ el resto del año.

Zúrich, con una red mayor y numerosos ramificaciones, cuenta también con un tranvía-restaurante con la especialidad de la ‘fondue’, además del tranvía para los niños.

Leila, Klara, Sara y Anja, aunque felices con el cuento de los tres hombrecillos de nieve, se quejan un poco: “Fue corto, no duró 20 minutos!”

Habían elegido el último trayecto del día, a las 19 horas, “para aprovechar bien las luces de la ciudad”, explican Silvia y Agneza, las madres. La primera, cuya hija tendrá diez años en 2009, y que ya ha acompañado a su hija mayor hace 15 años, suspira: “¡Ah, será la última vez… Es tan simpático, este tranvía!”

swissinfo, Ariane Gigon, Zúrich
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

El ‘tranvía de los cuentos’ circuló por primera vez en Zúrich el 26 de noviembre de 1958.

La idea, cuyo autor se desconoce, era llamar la atención de los viajeros sobre la proximidad de la Navidad.

En su forma actual, dos ángeles o hadas reciben a 24 niños a bordo durante un trayecto de 20 minutos desde el borde del río hasta la estación del tren, y luego de regreso por la Bahnhofstrasse.

Durante esos 20 minutos, los ángeles cuentan un cuento a los niños.

El Papá Noel conduce el tranvía.

El gran almacén Jelmoli es el socio principal del proyecto. Los transportes públicos de la ciudad ponen a disposición tranvía y conductor, y el almacén paga el resto.

El ‘Märlitram’ ha transportado medio millón de niños. Al principio, los peques se apretaban de pie unos contra otros. En la actualidad, se sientan confortablemente.

Por temporada (un poco más de tres semanas antes de la Navidad), el ‘Märlitram’ recibe a unos 7.000 niños.

Un ‘Märlitram’ circula también en Berna.

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