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Elogian en Suiza enfoque humano de terapia salvadoreña

La participación familiar es esencial en el programa salvadoreño de rehabilitación. En la imagen, Carole Bucella aplica la fisioterapia con ayuda de la madre del joven paciente. Central Sanitaire Suisse Romande

Carole Bucella colabora desde 2003 con ‘Los Angelitos’, entidad consagrada a rehabilitar y defender la dignidad de menores discapacitados en El Salvador, país que restaña las heridas de la guerra y enfrenta la violencia de las ‘maras’. Para la fisioterapeuta suiza, la experiencia ha tenido algo de terremoto profesional y mucho de tsunami existencial...

Cooperante de la ONG helvética Eirene, Bucella viajó a Suiza en compañía de Wendy González, su colega en el país centroamericano, para la presentación del filme ‘¡Todos somos diferentes! ¡Todos tenemos los mismos derechos!’ del realizador salvadoreño Noé Valladares, sobre la labor de la ‘Asociación de Lisiados de Guerra de El Salvador’ y de ‘Los Angelitos’, surgida de la primera.

swissinfo.ch: ¿A 13 años de vivir en El Salvador, cuál es la principal reflexión sobre su trabajo en ese país?

Carole Buccella:   Desde la perspectiva de fisioterapeuta, siento que esto me ha cambiado mucho. En particular, con respecto a la forma en que atiendo y me posiciono ante una persona que tiene una discapacidad. Incorporé una forma de trabajar que podría definir como más humana…

swissinfo.ch: ¿Piensa entonces que el tratamiento fisioterapéutico en Suiza es menos humano que en El Salvador?

C.B.: Sería incorrecto formularlo así, tan tajantemente. No quiero ser injusta con mis colegas que aquí también ponen mucho de sí en la atención cotidiana. En mi caso, objetivamente, la toma de conciencia de otra realidad, con otros códigos y lógicas, modificó mi propia manera de trabajar. Me siento y ubico mucho más como persona que como fisioterapeuta… Mucho más como acompañante de un proceso que como profesional de la salud. Para la asociación con la que colaboro, ‘Los Angelitos’, que reúne a madres, padres y familiares de niños y niñas con discapacidad, son éstos, los niños y las niñas, los que están en el centro. Son actores en el ejercicio de un derecho -la rehabilitación, la atención, el apoyo- y no objetos en los que aplicamos una metodología profesional o una teoría aprendida.

swissinfo.ch: ¿Una atención más participativa?

C.B.: En efecto. Nuestra atención se asienta en una rehabilitación cuya base está la comunidad, que es la esencia de nuestro trabajo y constituye nuestra propia filosofía. Significa movilizar a todos los actores en torno a la rehabilitación y la inclusión. En primer lugar, la propia persona con discapacidad, junto con su familia, la comunidad -que debe adaptar y facilitar el entorno-, así como el poder local y las autoridades en todos sus niveles.

Wendy González, fusioterapeuta salvadoreña, durante el rodaje de ‘¡Todos somos diferentes!’, documental de Noé Valladares. CSSR

swissinfo.ch: ¿Dos visiones diferentes de la misma actividad terapéutica?

C.B.: Yo no era tan consciente de quién es el sujeto esencial que debe estar en el centro del ejercicio de rehabilitación. Durante esta estancia en Suiza, mi colega Wendy y yo visitamos una institución con la que colaboré. Hablé con la mamá de una niña con discapacidad y me dijo que le acaban de cambiar la silla de ruedas a su hija, pero sin ninguna explicación. Fue una decisión, tal vez correcta a nivel de evaluación terapéutica, pero que se tomó sin consulta alguna ni a la niña ni a sus familiares. Lo doy como un ejemplo ilustrativo. En El Salvador no trabajo con técnicos ortopédicos porque nuestro equipo y los medios son limitados. Pero en una situación semejante hablaría a fondo con los padres de la criatura. E incluso, si el estado de salud lo permite, esencialmente lo consultaríamos con el pequeño o la pequeña. Tal vez le quedan cinco años de vida…no le voy a imponer un corsé con el que no se sienta cómodo…

El hecho de trabajar en el seno de una organización de familiares valoriza y subraya el aporte de cada grupo familiar, de la comunidad en general, en el proceso de atención. Visitamos a las personas con discapacidad en su lugar, tenemos muy presentes las condiciones -muchas veces de extrema precariedad- del entorno. Ese marco tiene un peso enorme en el tipo de acompañamiento.

Es real que en estos últimos años la forma de inclusión de las personas con discapacidad ha cambiado y mejorado mucho también en Suiza. Por ejemplo, a nivel de la integración escolar. Se sigue un nuevo camino mucho más inclusivo. En El Salvador la inclusión es la única opción realista ya que no hay ninguna posibilidad ni margen social para crear grandes centros, como en otra época se priorizaba en Suiza.

swissinfo.ch: ¿Qué es lo que más le falta allá a nivel de su profesión?

C.B.: La posibilidad de reactualizarme, por ejemplo, sobre ciertas técnicas nuevas; métodos de rehabilitación, etc. Me siento, a la distancia, un poco desconectada de los avances profesionales. Lo veo cuando vengo a Suiza.

Carole Bucella con un pequeño paciente. Volver a caminar no solamente es un sueño sino también un derecho que reivindican ‘Los Angelitos’. Central Sanitaire Suisse Romande

swissinfo.ch: ¿Luego de tantos años en un mismo país y en una misma área de trabajo, no se corre el riesgo de perder o debilitar el valor agregado de lo que puede aportar como cooperante suiza?

C.B.: Es una pregunta que no me formulo. Nunca sentí realmente ser una expatriada. Lo que siento es que cambié simplemente de lugar de trabajo. Estaba en Suiza y trabajé durante muchos años en mi profesión en un equipo determinado. Y ahora estoy en otro equipo de trabajo en El Salvador. Me identifico con ese grupo profesional y con los valores de mi organización contraparte. No me pregunto tanto sobre el aporte como voluntaria suiza sino en tanto que persona, que ser humano.

swissinfo.ch: El Salvador, sin vivir una confrontación bélica, es uno de los países con mayores índices de violencia en el mundo. ¿Percibe el impacto de ese flagelo en su vida cotidiana?

C.B.: Mi radio de trabajo es, fundamentalmente, Chalatenango, en el norte del país, uno de los departamentos menos problemáticos en cuanto al tema. En nuestro trabajo cotidiano no siento esa psicosis de la violencia. Pero es verdad que ‘Los Angelitos’ está presente en otros departamentos, como Cuscatlán y Usulután, y nuestros colegas nos hablan de la incidencia de la violencia social como un obstáculo objetivo para cumplir algunas de sus tareas. Hay promotoras que no pueden ya atender en algunas zonas porque están controladas por una mara que no les autoriza el acceso. En mayo del año pasado, Israel Antonio Quintanilla, presidente de ALGES, que es la organización de la que en 2004 nació ‘Los Angelitos’, fue asesinado junto con su hijo cuando regresaban a su domicilio. Un crimen que nos conmovió enormemente a todos.

swissinfo.ch: ¿Cómo se ubica la atención a las personas discapacitadas en las políticas gubernamentales? ¿Se constatan mejoras?

C.B.: Hay avances significativos. Desde que el Frente (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN) llegó al Gobierno en el 2009, hay esfuerzos significativos para priorizar la atención de la salud pública que pasó a ser absolutamente gratuita. Se mejoró, en nuestro terreno específico, la atención a los miles de veteranos de guerra. El Fondo para los Lisiados de Guerra se amplió y descentralizó en todo el país. Claro que falta todavía mucho más, y hay enormes prioridades pendientes. Pero al menos se percibe la voluntad de mejorar, aunque la oposición no facilita la tarea y sistemáticamente intenta bloquear los avances sociales.

swissinfo.ch: Y el reto principal de vuestro trabajo a mediano plazo…

C.B.: La lucha, el trabajo y el desafío de ‘Los Angelitos’ es lograr que cada vez más, la persona con discapacidad sea considerada como actora y sujeto del derecho a la inclusión social total. Vamos caminando. Hay logros pero se trata de un proceso muy a largo plazo que incluye la incidencia ante las autoridades; cambios de ciertas políticas de Estado; continuar con la concientización ciudadana y, sobre todo, asegurar cada día mayor participación de las familias y la comunidad para construir alternativas.

‘¡Todos somos diferentes!’, documental del salvadoreño Noé Valladares, estrenado en Suiza este mes, reivindica que pese a las diferencias, ‘¡Todos tenemos los mismos derechos!’

A través de tres retratos de personas con discapacidad, el documental presenta el trabajo de ALGES (Asociación de Lisiados de Guerra de El Salvador) y ‘Los Angelitos’ a favor de los derechos de las personas con discapacidad en la zona rural del departamento de Chalatenango.

ALGES, con más de 7 000 miembros, fue creada en 1997, como entidad central del ramo en un país donde el conflicto armado dejó un saldo de 40 mil personas con lesiones de guerra de todo tipo. Siete años más tarde, de su seno nació la organización de padres, madres y familiares de hijos/hijas con discapacidad ‘Los Angelitos’, que reúne a 700 familias -en cinco departamentos- y apoya a un centenar de niños (as) y jóvenes con discapacidad, así como a sus familias.

El film fue producido por la Central Sanitaria Suiza francesa (CSSR en sus siglas en francés), con el apoyo de Eirene, la Federación Ginebrina de Cooperación y la Federación del Cantón de Vaud de Cooperación (FEDEVACO).  La presencia de la voluntaria suiza y de su colega salvadoreña para presentar el film en Suiza fue cofinanciada por la Plataforma UNITE y el Hospital Universitario de Ginebra.

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