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Un país volcado en el fútbol

Adolf Ogi (2° de izda), en compañía de la vicecanciller austriaca delante del estadio St-Jakob de Basilea. Keystone

"Reina la alegría" - afirma el ex ministro helvético de Deportes, Adolf Ogi, tras la asignación de la Eurocopa 2008 a Austria y Suiza.

“Suiza afrontó el desafío, ahora debe mostrar al mundo sus cualidades”, puntualiza.

Adolf Ogi, uno de los padres de la candidatura suiza para la organización del Campeonato Europeo de Fútbol, se alegra de corazón de la victoria austriaco-suiza. En entrevista con Rita Emch, swissinfo, el antiguo ministro de Deportes recorre las etapas que condujeron a este éxito.

swissinfo: Austria es miembro de la Unión Europea y de la ONU. ¿Debe Suiza esta victoria a la alianza con Austria, un país que dispone de mejores conexiones a escala internacional?

Adolf Ogi: No, no lo creo. Lo que ha convencido es la profesionalidad con la que se ha presentado la candidatura.

Además, no se puede comparar una candidatura a los Juegos Olímpicos con una candidatura al Campeonato Europeo de Fútbol.

En este último caso, los 14 miembros del Comité Ejecutivo de la UEFA son los únicos que deciden, mientras que en la asignación de los Juegos Olímpicos interviene un centenar de personas de todos los continentes.

De los cuatro estadios donde se desarrollará el Euro 2008 sólo uno se encuentra en la Suiza de expresión francesa – el de Ginebra – y ninguno en el Tesino. ¿No se está dejando un poco de lado la Suiza latina?

Al leer la prensa tesinesa del día siguiente a la decisión, no tuve la impresión de que el cantón se sintiera dejado de lado. La explosión de alegría llegó también al Tesino.

Pero no hay que olvidar que el cantón no dispone de un estadio que responda a las exigencias de la UEFA en términos de capacidad y de seguridad, y que no se prevé construir uno nuevo. Pero estoy convencido de que esta Eurocopa será una fiesta también para nuestros compatriotas italófonos y romaches.

En un periodo de dificultades económicas, el deporte puede convertirse en un elemento unificador. ¿Se puede explicar así la euforia que hay actualmente en torno al equipo U-21, el FC Basilea y la candidatura al Euro 2008?

Lo que es cierto es que el deporte puede acercar a la gente, hacerle sentir que es parte de una comunidad. En el caso actual, creo que hemos vivido una especie de reacción en cadena que ha contribuido a que en nuestro país se haya desatado el entusiasmo por el fútbol.

La última cita deportiva internacional celebrada en Suiza fue el Mundial de 1954. ¿Por qué hubo que esperar tanto hasta conseguir otro evento de envergadura?

No es del todo cierto. Desde 1954, hemos tenido una serie de grandes citas, como el Campeonato Mundial de Esquí de 1974, en St-Moritz, y de 1987 en Crans-Montana, pero también el de Curling o el de Esgrima, por citar algunos ejemplos.

Pero es verdad que un campeonato internacional de fútbol o los Juegos Olímpicos tienen otra dimensión. Además, no hay que olvidar que Suiza es sede de numerosas federaciones deportivas.

En infraestructura turística, Austria supera a Suiza. ¿Cree que el Euro 2008 puede dar un impulso a la hostelería helvética?

En ciertos sectores del turismo, Austria nos supera. La relación calidad-precio es sin duda mejor en el país vecino. Y pienso que tenemos algo que aprender de la experiencia de los austriacos.

Pero Austria recluta su clientela turística en los mismos mercados que Suiza. ¿Podemos ser realmente socios en ese terreno?

Naturalmente. Nos une una relación de amistad de varios años. Tanto en el ámbito político como en el económico. De hecho, tenemos muchos puntos en común.

En 1999, Sion perdió los Juegos Olímpicos de Invierno del 2006 a favor de Turín. La candidatura de Austria, Klagenfurt, no tuvo más suerte que la suiza.¿Es por ello que ambos países se han unido para conseguir el Euro 2008?

No. Todo comenzó en el 2000. En el marco de mi visita a Austria en calidad de presidente de Suiza evocamos la posibilidad de una candidatura conjunta. Las discusiones con la FIFA se entablaron el 4 de agosto del mismo año.

El deporte une, pero también puede separar. Usted fue director de la Asociación Suiza de Esquí. Desde hace varios años, los austriacos nos superan en las competiciones. Una situación casi insoportable para muchos suizos…

No me gusta la palabra “insoportable” en este contexto. En el deporte siempre hay ganadores y perdedores, pero no se puede rumiar eternamente el fracaso. Hay que mirar hacia delante, como hicimos después de la fallida candidatura de Sion 2006.

Y en lo que se refiere al esquí, el dominio autriaco no fue siempre tan claro como lo es desde hace unos años. Los suizos también tuvieron momentos de gloria.

Volviendo al Euro, el país entero se felicitó de la elección de la UEFA. Contrariamente a las candidaturas olímpicas, ésta no encontró prácticamente oposición. ¿Hay en Suiza una actitud más favorable hacia el deporte?

No se puede generalizar tanto. En lo que se refiere a la última candidatura de Sion, el respaldo popular fue también muy grande. Y el deporte también puede desatar pasiones en círculos habitualmente poco entusiastas

La candidatura al Euro – repito – fue absolutamente profesional, también gracias a las experiencias anteriores que vivieron Suiza y Austria.

Thomas Helbling se ocupó de la carpeta técnica con una precisión e intuición sobresalientes. Y la armonía entre él y sus colegas austriacos fue perfecta.

En Europa, las selecciones nacionales de fútbol son un reflejo de la sociedad que, a su vez, tiene dificultad con la integración de las minorías de origen extranjero. La selección suiza también está muy mestizada. ¿Qué conclusión saca usted?

Que el deporte es un buen ejemplo de la integración lograda. En ese terreno le gana un paso a la política. No pretendo que el mundo del deporte sea siempre el paraíso, pero da a la sociedad signos importantes.

¿Diría usted que el fútbol es un cimiento para Suiza, país multicultural?

Hay ciertamente algo de ello. El deporte contribuye mucho a la unidad de Suiza: favorece los contactos y los intercambios entre las diferentes regiones y las lenguas de nuestro país.

Las famosas Fiestas Federales, de lucha libre, gimnasia u otras, desempeñan un papel importante. Si no existieran, habría que inventarlas. Porque, finalmente, no fue tan fácil mantener vigente lo que creamos en 1848 (creación del Estado moderno federado).

Usted es el consejero especial de la ONU para el Deporte al servicio del desarrollo y la paz. Una victoria de Grecia y Turquía, o de Bosnia y Croacia hubiera marcado un hito. ¿No se ha desaprovechado una oportunidad?

No, yo no diría eso. Es cierto que un evento deportivo organizado conjuntamente por dos países, cuyas relaciones no son precisamente amistosas, puede enseñaros mucho. Ha quedado demostrado con el Mundial de Corea-Japón de este año.

El deporte puede contribuir a tender puentes. Me doy cuenta de ello en el marco de mi mandato en Naciones Unidas. No descarto que la organización de la próxima Eurocopa sea asignada a una doble candidatura de esa índole.

Entrevista a cargo de Rita Emch, swissinfo

Adolf Ogi nació el 18 de julio de 1942 en Kandersteg, cantón de Berna.

Fue elegido miembro del Gobierno federal en diciembre de 1987.

Estuvo al frente del Ministerio de Transporte, Comunicación y Energía antes de asumir en 1995 la cartera de Defensa.

Fue presidente de Suiza en 1993 y el 2000, año en que abandonó el Gobierno federal.

Actualmente es el consejero especial de la ONU para Deporte al servicio del desarrollo y la paz.

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