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Una ley con manual para expulsar extranjeros

Defensores de los derechos humanos protestan tras la muerte de un nigeriano expulsado por la fuerza. Keystone Archive

Para evitar nuevos atropellos policiales en el momento de expulsiones forzadas de extranjeros, el gobierno suizo quiere inscribir en la ley lo que es permitido y lo que no lo es.

Los garrotes y los aparatos de electrochoques serían autorizados, mientras que las mordazas y los cascos quedarán prohibidos.

El miércoles, el gobierno reveló su proyecto de ley sobre el uso de la coacción policiaca. Este texto, puesto en consulta pasralmentaria hasta fines de febrero de 2005, constituye la respuesta a las defunciones y a las heridas infligidas a extranjeros en el momento de repatriaciones forzadas.

Hace ya dos años, la Conferencia de directores de los departamentos cantonales de Justicia y Policía había promulgado directivas destinados a las autoridades de ejecución. Estos departamentos habían solicitado al ministerio de Justicia y Policía que prepara un proyecto de reglamentación federal.

El texto presentado el miércoles pretende garantizar un uso de la fuerza “proporcionado a las circunstancias” y preservando, “en la medida de lo posible”, la integridad física de los interesados, afirma el Gobierno.

Esta ley, que no se aplicará en caso de defensa legítima o de estado de necesidad, enumera los medios prohibidos y aquellos permitidos en caso de necesidad.

No a las mordazas, pero sí a los electrochoques

Así, los cascos, las mordazas y otro procedimiento que podría entrabar las vías respiratorias quedarán prohibidos. Lo mismo ocurre con las técnicas de inmovilización que traban la respiración, son susceptibles de poner en peligro la salud de las personas concernidas.

Como último recurso, los responsables de la expulsión podrían hacer uso de armas. El proyecto prevé el uso de los garrotes y los palos de defensa, así como los aparatos a electrochoque.

Llamados también “tasers “, estos aparatos son ya utilizados por diferentes cuerpos de policía. Están equipados con dos electrodos que provocan sobre una distancia corta un choque eléctrico, que inmovilizan a la persona tocada.

Las esposas, las trabas y los lazos también formarían parte de los medios admitidos en el manual de la nueva ley.

No a tratos humillantes

El proyecto de ley prohibe los tratamientos crueles, degradantes o humillantes. Así, el hecho de ponerles a las personas que hay que repatriar pañales estará considerado como humillante.

Pero los pañales podrían ser impuestos “cuando el vuelo dure mucho tiempo y qué, a causa de su comportamiento agresivo, la persona no podría ser acompañada a los baños del avión sin ocasionar grandes complicaciones a la escolta”.

La asistencia médica y el recurso a los medicamentos quedarán también reglamentados en el texto. Los medicamentos no podrán ser utilizados como medios auxiliares. Quedará prohibido hacer ingerir un somnífero por la fuerza.

Formación ad hoc

Toda persona sospechosa de ser peligrosa, o que transporte objetos peligrosos, debería poder ser objeto de un registro o de un examen corporal. Este último deberá ser practicado por un miembro de la profesión médica.

Por último, solamente las personas específicamente formadas con este fin serán las encargadas de las tareas que impliquen el uso de la coacción policial. La Confederación piensa elaborar programas de formación ad hoc.

¿Y los derechos humanos?

“Lamentamos que los expertos del ministerio que redactaron este proyecto de ley no hubieran pedido consejo a los defensores de los derechos humanos”, critica Jürg Schertenleib, portavoz de la OSAR, la Organización Suiza de Ayuda a los Refugiados.

La OSAR señaló que no dejará de llamar la atención sobre esta falta en el momento del procedimiento de consulta parlamentaria de esta ley. Porque para su portavoz, la cuestión del respeto de los derechos humanos es “central, tanto para Suiza como para los países donde esta gente es devuelta”.

swissinfo y agencias

Según el proyecto de ley,
Serían autorizados:
Los lazos y las esposas,
Los aparatos a electrochoques y los garrotes, pero solamente en caso de necesidad.
Serían prohibidos:
Los cascos, las mordazas, ciertas técnicas de inmovilización y la administración forzada de calmantes o de somníferos.

Al menos dos hombres perdieron la vida en Suiza en el momento de operaciones de coacción policiaca con vistas a una expulsión.
En 1999, Khaled Abuzarifeh Palestinien de 27 años que debía ser devuelto hacia El Cairo muere asfixiado en el aeropuerto de Zúrich. Para impedirle de gritar, agentes lo amarraron y le pusieron una banda adhesiva en la boca, en circuntancias que sufría de dificultades respiratorias.
En 2001, Samson Chukwu, un nigeriano de 27 años muere en el centro de detención de Granges (Valais), después de haber resistido a su expulsión. La autopsia concluye a ” una muerte por asfixia por postura en posición sobre el vientre, con los brazos atados a la espalda y la postura de un peso sobre el tórax “.

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