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“La cuestión étnica es el gran desafío de Myanmar”

Aung San Suu Kyi fue electa diputada por la primera vez en su lucha por la democracia. Reuters

La dirigente de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, se convirtió en la principal ganadora de las elecciones parciales. Pero su entrada histórica al Parlamento no resuelve los grandes problemas del país, advierte Léon de Riedmatten, ex mediador suizo en Myanmar.

La Liga Nacional para la Democracia (NLD), partido de Aung San Suu Kyi, reivindica 44 de los 45 escaños en las elecciones parlamentarias del 1 de abril. Los medios de comunicación estatales le atribuyen al menos 40.  
 
Aung San Suu Kyi se impuso en la circunscripción de Kawhmu, en las afueras de Yangon, con más del 80% de los votos. A sus 66 años, la Nobel de la Paz entra así al Parlamento, después de casi 15 años bajo arresto domiciliario. El ícono de la lucha no violenta por la democracia habló del “comienzo de una nueva era” para su país.
 
Léon de Riedmatten fungió como representante del Centro para el Diálogo Humanitario de Ginebra, en Myanmar, donde efectuó una labor de mediación entre Aung San Suu Kyi y las autoridades birmanas. Este ex delegado suizo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) concedió una entrevista telefónica a swissinfo.ch desde su oficina en Bangkok.

swissinfo.ch: Aung San Suu Kyi, el enemigo público número uno del régimen durante más de 20 años, pasará a formar parte de la vida política. ¿Se trata de un momento histórico para la ex Birmania?

Léon de Riedmatten: No solamente la elección, sino todo lo que ha pasado en los últimos ocho meses, hubiera parecido impensable hasta hace un año. Nunca imaginé que el partido de Aung San Suu Kyi obtendría todos los puestos que buscaba. Es un sueño hecho realidad, aunque no debemos ceder a la euforia.

swissinfo.ch: Como diputada, ¿qué puede hacer concretamente por su país?

L. de R.: Con su elección al Parlamento, que aún debe ser confirmada oficialmente, Aung San Suu Kyi entra en el sistema. Eso es positivo, pero a condición de que las autoridades y la mayoría acepten cooperar con ella para llevar a cabo las reformas previstas.

Si los que detentan el poder y aquellos que quieren mantener a los militares a la cabeza del país la consideran un peligro, su posición puede ser difícil, con el riesgo de acceder a una función sin poder contribuir al desarrollo del país y a las reformas políticas necesarias, lo que dañaría su credibilidad.

swissinfo.ch: ¿Las relaciones entre Aung San Suu Kyi y la Junta, por lo tanto, serán decisivas?

L. de R.: Ella siempre ha estado dispuesta a dialogar y colaborar con los militares. Su deseo es establecer una verdadera democracia en Birmania y que los militares vuelvan a las actividades que les son propias.  
 
Pero éstos no tienen intención de retirarse y entregar el poder a los civiles. El resultado de las elecciones es una bofetada tanto para los militares como para el partido en el poder. Habrá que ver si aceptan esta nueva realidad. Si el ejército se niega a seguir a los reformistas, será imposible avanzar.
 
Sobre el papel, las posiciones de los militares y de Aung San Suu Kyi son irreconciliables: la gran pregunta será quién logrará imponerse de aquí a las elecciones de 2015.  

swissinfo.ch: Hemos visto en los últimos meses diversas señales positivas comenzando con la liberación de presos políticos y los acuerdos de alto al fuego con los grupos insurgentes. ¿Cómo analiza esos cambios?

L. de R.: Por el momento, no hay muchas cosas concretas.  Si me pongo en los zapatos de los birmanos, mi situación no ha cambiado. La única diferencia es que me atrevo a hablar más que antes. Por lo demás, son solamente palabras.
 
Hubo cese al fuego, es cierto. Pero aún no está clara la utilidad de los acuerdos para las poblaciones locales y el desarrollo de las regiones periféricas.  Birmania comienza desde cero y hay muchos problemas.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta el país?

L. de R.: El principal desafío es la cuestión étnica. Un problema que puede causar tensiones y frenar el desarrollo del país. Hace 60 años que los birmanos y las minorías no se entienden o no se quieren entender: no será fácil asegurarse de que todos los ciudadanos del país tengan los mismos derechos y deberes.
 
Además, habrá que acordar cierta autonomía a las regiones periféricas e incluso establecer un Estado federal. Pero tomará tiempo, sobre todo porque las regiones fronterizas son ricas en recursos naturales y representan un importante punto de tránsito, dada la posición que ocupa Birmania entre la India y China

swissinfo.ch: La Unión Europea y Estados Unidos han manifestado su disposición a levantar las sanciones impuestas a Myanmar. ¿Es el primer paso hacia el mejoramiento de la situación socioeconómica del país?

L. de R.: Es esencial apoyar a las personas que quieren reformar el país. El levantamiento de las sanciones es un primer paso que dará más peso y credibilidad a los reformistas para oponerse a los halcones del régimen. Es un punto crucial.

Una vez logrado, los países occidentales deberán mantener las presiones en pro de mejoras en el campo de los derechos humanos, por ejemplo.

swissinfo.ch: ¿La supresión de las sanciones no entraña el riesgo de exponer al país a la voracidad de las grandes empresas que buscan echar mano de los vastos recursos que posee?

L. de R.: Ya hay depredadores en Birmania. Proceden principalmente de países vecinos y explotan las riquezas birmanas sin compartir las ganancias con el pueblo. Con la nueva situación, si los líderes se muestran competentes, se puede esperar que los birmanos también se beneficien con las inversiones y no solamente un puñado de dirigentes.

swissinfo.ch: ¿Cuándo regresa usted a Myanmar?

L. de R.: Mi nombre está en la lista negra. Pero, según las autoridades, mi regreso está previsto para finales de abril. No sé todavía cuál será mi papel en Birmania. Lo que sé es que tengo la intención de establecer contacto con Aung San Suu Kyi, tan pronto como sea posible, para congratularme con ella.

Luego de la Unión Europea (UE), Suiza suprimió la prohibición de entrada para el presidente Thein Sein y otros 86 dignatarios birmanos.

Sin embargo, se mantiene en vigor el bloqueo de sus bienes, así como otras sanciones económicas contra 39 empresas, la mayoría de ellas en manos de la junta militar birmana.

1948: Birmania (oficialmente República de la Unión de Myanmar) obtiene oficialmente la independencia de Gran Bretaña.

1962: Un golpe de Estado pone fin a la joven democracia. La abolición de los partidos políticos y la represión aíslan al país del resto del mundo.

Agosto de 1988: La junta militar reprime de manera sangrienta una serie de protestas estudiantiles, con un saldo de miles de muertos y heridos.

1990: Liga Nacional para la Democracia (LND), liderada por Aung San Suu Kyi, recibe más del 80% de los votos en las elecciones. Sin embargo, la junta se niega a ceder el poder.

1988-2010: La líder de la oposición pasa casi 15 años bajo arresto domiciliario.

Noviembre de 2010: Celebración de nuevas elecciones, tres años después de la revuelta de los monjes. La elección es boicoteada por la LND y considerada como una farsa por la comunidad internacional. Una cuarta parte del nuevo Parlamento es dominado por representantes del Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo, cercano a la junta militar.

Febrero de 2011: El ex general Thein Sein es nombrado presidente.

1º de Abril 2012: Victoria de la LND en las elecciones parlamentarias.

18 de junio 1945: nace en Rangún, ahora Yangon.

1947: su padre, el general Aung San, figura de la independencia birmana, es asesinado por sus rivales políticos.

Años 60: Suu Kyi se establece primero en la India, luego en Gran Bretaña – donde obtiene una maestría en Filosofía, Ciencias Políticas y Economía, de la Universidad de Oxford.

1972: Contrae matrimonio con el inglés Michael Aris, con quien tiene dos hijos.

1988: Regresa a Birmania, a la cabecera de su madre enferma. En septiembre, pocas semanas después de las protestas populares, participa en la creación de la Liga Nacional para la Democracia (LND).

Julio de1989: Es puesta bajo arresto domiciliario como respuesta a sus críticas contra la junta militar. Dos años más tarde, recibe el Premio Nobel de la Paz.

1995: Es liberada, pero prefiere no salir del país por temor a que la Junta le impida regresar. No puede asistir al funeral de su marido, víctima del cáncer en 1999.

2000-2010: Arresto domiciliario durante dos ocasiones.  

01 de abril 2012: Es electa diputada.

(Traducción: Marcela Águila Rubín)

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