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Asamblea del FMI, arma de doble filo para Suiza

Jean-Daniel Gerber, director de Seco, destacó la importancia del FMI. Keystone

El Fondo Monetario Internacional (FMI) augura un cierre extraordinario para la economía helvética este 2007, a la que observa en buena forma.

No obstante, la reforma a las cuotas de poder del organismo restará peso a Suiza a favor de vecinos como España o Irlanda y economías emergentes.

La Asamblea Anual 2007 del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) concluyó este lunes (22.10.) en Washington con una mezcla de buenas y malas nuevas para Suiza.

En materia macroeconómica, la Perspectiva Económica Mundial (PEM), documento elaborado semestralmente por el FMI, le auguró un prometedor cierre anual con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 2,4% en 2007, cuatro décimas por encima de la estimación de abril pasado.

En lo político, el encuentro le recordó a Suiza que la reestructuración que vive el sistema de cuotas del FMI –que rigen la voz y el voto que tiene cada uno de los países miembros en el seno del organismo– sigue su curso en 2007. Y el esquema final restará poder a los suizos en favor de algunos gigantes emergentes.

Esto debido a que el reparto actual de poder refleja la estructura que tenían el FMI y el BM en los años 40, cuando fueron creados, un periodo en el que algunas economías europeas (como España o Irlanda) y los países en desarrollo no formaban parte de sus filas.

Presencia suiza

Este otoño, la delegación helvética que viajó a la capital estadounidense estuvo encabezada por Hans-Rudolf Merz, ministro de Finanzas; Jean-Daniel Gerber, director general de la Secretaría de Estado de Economía (Seco); y el Jean-Pierre Roth, presidente del Banco Nacional Suizo (BNS).

Suiza ocupa uno de los 24 asientos que existen en el directorio ejecutivo del FMI y, en su caso, se representa a sí misma y a otras siete naciones: Azerbaiyán, Kirguizistán, Uzbekistán, Polonia, Serbia, Tayikistán y Turkmenistán.

Durante esta cita, Hans-Rudolf Merz fue el encargado de llevar la posición de su grupo ante el Comité Financiero Monetario Internacional (CFMI) y ante el Grupo de los Diez (G-10), constituido por economías industrializadas que apoyan la expansión de los países en desarrollo.

El discurso suizo fue crítico con respecto al papel que juega el FMI en el mundo actual.

“Las turbulencias financieras –derivadas de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos– ejemplificaron la complejidad que poseen los instrumentos de inversión actuales y nos recordaron la interdependencia que existe entre los diversos mercados del mundo.

“Este reto obliga al FMI a reexaminar su rol y su necesidad de adaptarlo a nuevas realidades, ya que esta crisis dejó en evidencia una vez más la vulnerabilidad del sistema financiero internacional”, afirmó Merz.

Reparto de poder

El FMI y el Banco Mundial requieren cambios. Los cinco continentes están de acuerdo en ello. Y una de las reformas pendientes es, como se citó, la nueva distribución de las cuotas de poder para hacerlas acordes al mundo actual.

Una de las prioridades que se fijó el FMI durante la asamblea de otoño de 2006, celebrada en Singapur (cada cuatro años este encuentro deja la ciudad su sede tradicional en Washington para trasladarse a alguna otra ciudad del mundo) fue reformar el peso de cada país en la toma de decisiones.

El año pasado, una primera generación de acuerdos fortaleció la posición de gigantes como China, México o Turquía, atractivos por su potencial económico y también por el tamaño de su población.

En 2007 y 2008 se materializará la segunda generación de reformas, de modo que éstas puedan entrar en vigor como máximo en 2009.

Las nuevas reglas afectarán el poder que los países industrializados europeos tienen dentro del FMI, reconoció desde Washington Thomas Moser, representante de Suiza ante el Fondo.

Esto se debe a que indicadores como las reservas internacionales o el volumen del comercio exterior realizado tendrán menos peso que otros, como la tasa de crecimiento económico y el volumen poblacional, refirió.

El Banco Mundial también habló de renovación, ya que su misión es otorgar créditos para fomentar el desarrollo, pero también capacitar y asesorar a los gobiernos y al sector privado para sacar el máximo provecho a esos recursos, tareas que no siempre se han cumplido durante los últimos años.

Los ‘subprime’ en el FMI

El segundo gran tema de la asamblea fue la crisis hipotecaria en Estados Unidos y el posible efecto de contagio que puede ejercer en otros mercados.

El descalabro de los créditos estadounidenses de alto riesgo (suprime) es producto de millares de hipotecas otorgadas en Estados Unidos a clientes que debían destinar hasta 60% de su ingreso familiar a pagar el crédito de su vivienda.

Mientras las tasas de interés permanecieron en niveles históricamente bajos (2002-2004), pudieron afrontar los pagos, pero esto resultó imposible tan pronto los tipos de interés comenzaron a repuntar en 2005.

El problema radica en que los créditos ‘subprime’ habían sido ya convertidos en ‘paquetes hipotecarios’ que los bancos vendieron a fondos de inversión y entidades bancarias extranjeras, y que éstas a su vez colocaron entre el público inversionista.

Al fracturarse este mercado en sus cimientos –por el ‘no pago’ de los deudores originales–, perdieron dinero los inversionistas finales (al comprar, sin saberlo, títulos de inversión de mala calidad).

El tema que ocupó la atención de todos los ministros y presidentes de los bancos centrales reunidos en Washington fue justamente éste. Y uno de los acuerdos obtenidos el pasado sábado (20.10.) consistió en mantener disponibles fondos del orden de los 30.000 millones de francos suizos (17.000 millones de derechos especiales de giro, canasta de monedas que utiliza el FMI) para responder en caso de una crisis financiera internacional.

Suiza apoyó incondicionalmente esta medida y su ministro de Finanzas, Hans-Rudolf Merz, destacó la importancia de que exista un mecanismo de este tipo para evitar el contagio internacional en caso de crisis.

swissinfo, Andrea Ornelas

Suiza se adhirió a los gemelos de Bretton Woods en 1992.

Suiza trabaja activamente en el G-10, en donde coparticipa con Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Holanda, Reino Unido y Suecia.

El español Rodrigo de Rato será reemplazado el próximo 1 de noviembre como director gerente del FMI por el francés Dominique Strauss-Kahn.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) fueron fundados en 1944 en Bretton Woods por 45 países en el marco de la Conferencia Monetaria y Financiera Internacional celebrada en esa ciudad estadounidense.

El objetivo del FMI es garantizar la estabilidad financiera internacional a través del cumplimiento de criterios de ortodoxia económica. El Banco Mundial se dedica a promover el desarrollo y a luchar contra la pobreza.

El Ministerio de Finanzas y el banco central de Suiza son los encargados de interactuar ante del FMI; el Ministerio de Economía se relaciona con el Banco Mundial.

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