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Las calles suizas cada vez más sucias

Se torna frecuente la basura en las calles suizas. swissinfo.ch

Basura en el piso y sucio por doquier, una imagen que ya no coincide con la de la pulcra cultura helvética, advierte un estudio.

Esta constatación muestra que las campañas para mantener limpias las ciudades resultan poco exitosas. Ante este fenómeno, Berna decide imponer mano dura.

A mediodía en las grandes ciudades se prefiere la comida rápida, empaquetada en embalajes desechables, muchos de los cuales terminan por los suelos.

Casi un tercio de los desechos generados durante un trayecto fuera de casa termina perdiéndose en las calles de Berna, Basilea, Zúrich, Lausana o Illnau-Effretikon. Un hecho que no varía con relación a la existencia de suficientes o insuficientes botes de basura públicos.

Estos son los resultados que revela el estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Basilea en los sitios públicos de las cinco ciudades helvéticas mencionadas.

Este fenómeno, que se ha visto incrementado en los últimos años, no marca diferencias en el territorio helvético en donde, por igual -de Norte a Sur y de Este a Oeste- se obtienen los mismos resultados: hay cada vez más basura sin dueño.

Tema mediatizado

Suiza, a través de los medios de información, se muestra escandalizada por las montañas de latas de aluminio, servilletas, vasos de plástico y cajetillas de cigarros que aparecen en los sitios abiertos.

El diario ‘Blick’ habla incluso de una “plaga nacional” y profetiza un sombrío futuro para la Suiza urbana: “Las ciudades estarán en problemas si no resuelven la situación. La gente no frecuenta sitios con mucha basura, en donde reina el vandalismo y sus estragos”.

El periódico ‘Neue Zürcher Zeitung’ piensa que la basura callejera “ha estropeado la aureola de Suiza que la destacaba como país limpio”.

En las páginas del ‘Berner Zeitung’ se critica el hecho de que los encargados de las cadenas de comida rápida no actúen para que sus clientes se muestren más respetuosos de la limpieza pública.

Los responsables de este fenómeno pertenecen “a todas las clases sociales y a todos los grupos de edad”, explica Esther Habermacher de la organización medioambiental PUSCH.

A su juicio, el descuido es lo que une a todos estos generadores de desechos en la vía pública.

Desde hace tres años, Habermacher dirige la campaña ‘Trash ist Kultur’ que busca mejorar las condiciones de limpieza en los sitios públicos.

“Apelamos amistosamente a la razón. En casa funciona: allí el papel y el cartón se selecciona y las botellas vacías se llevan a los contenedores especiales.”

A mediodía en el lago

Con la llegada de la primavera crecen las ganas de disfrutar los días soleados sentados en una banca en un parque o frente a un lago. Desde sus escuelas, negocios u oficinas, cientos de personas realizan un corto peregrinaje hacia los parques o hacia las orillas de los ríos y los lagos.

Y, por supuesto, llevan su alimento consigo: ensalada en un embalaje, el emparedado envuelto en una bolsita de papel o plástico, las papas fritas en cartoncitos y la salsa de tomate en pequeños cubos.

A la orilla del lago en la ciudad de Zúrich, con los lentes de sol puestos, se disfruta del sol, de la compañía y de la comida. ¿Quién piensa en tirar la basura en su sitio?

Casi todos: un ‘hippie’ que ronda los 20 años de edad, al terminar de tomar su bebida, oprime con cuidado el envase vacío antes de lanzarlo al bote de basura.

Una joven se dirige dos veces al basurero para tirar las migas que cayeron sobre la banca donde estaba sentada.

Un par de personas alrededor de los 50 años también hacen lo propio con sus deshechos. Entonces, ¿dónde está el problema?

Basureros vaciados tres veces al día

Para Hans-Peter Berger, responsable del servicio de limpieza de la ciudad zuriquesa, estas observaciones no le sorprenden. “A medio día los controles sociales funcionan bastante bien”, opina. Basado en su experiencia comenta que, en realidad, la basura llega más tarde.

En toda gran ciudad los desechos son un problema. “Pero no los toleraremos tan fácilmente”, sentencia.

Alrededor de 500 nuevos cestos de desechos de gran volumen, parte de ellos colocados de forma subterránea, fueron montados durante el invierno pasado.

Y la basura que yace por los suelos es limpiada lo más pronto posible pues, “donde está algo tirado, aparece pronto más basura”.

“Permitido es, lo que no molesta”, indica la campaña en Zúrich en busca de mejores modales y tener más cuidado con la basura.

Esta campaña aparece desde hace 3 años con grandes anuncios amarillos en los lugares públicos de la ciudad.

Hans-Peter Berger es de la opinión que “este tipo de acciones no tiene mucho efecto”. Él se inclina más por el sistema retornable o de consigna de botellas, por ejemplo.

Berger tampoco se muestra muy entusiasta ante la idea de posibles multas a los irrespetuosos de la limpieza callejera: “Son difíciles de aplicar y la policía tiene otras cosas mejores de qué ocuparse”.

Para él resulta más adecuada la solución de Zúrich, de poner más cestos de basura y hacer más intensiva la tarea de su vaciado, en vez de ocupar policías para multar a eventuales infractores acusados de desechar basura en la calle.

“Intentamos que haya suficientes basureros en los sitios correctos y que éstos sean vaciados suficientemente rápido”, comenta. Algunos de estos cestos son vaciados 3 veces al día.

Multas por 40 francos

En Berna, en cambio, el Parlamento cantonal se inclina por una mayor represión: a partir del 1° de junio de 2004 entrará en vigor una nueva ley en la materia, votada por unanimidad en el Legislativo unicameral de la capital suiza.

La nueva legislación exige multas para los detractores de la limpieza pública: Arrojar una colilla de cigarro puede ser castigado con 40 francos de multa.

Pero no se trata de una casería de violadores de esta legislación. “El objetivo no es sancionar a la gente”, indica Brigitte Bigler, del servicio de recolecta de desechos de la ciudad.

Ninguna acción policial ha sido planeada. “Tan sólo la información sobre esta posibilidad de las multas ayuda a crear conciencia”, indica Bigler convencida.

En los tranvías y autobuses de Berna aparecen los pictogramas de la campaña local ‘I mist for you’, que prohíben justamente el tirar basura, mear, vomitar y abandonar desechos fecales de mascotas en las zonas públicas.

Y cuando, de cualquier forma ocurra, hay una línea telefónica en la que se pueden reportar los casos, para que el servicio público limpie con prontitud.

swissinfo, Philippe Kropf, Zúrich
(Traducción: Patricia Islas)

La llegada de la primavera también marca el incremento de basura en parques y sitios publicos.

Un estudio realizado en 5 ciudades helvéticas revela que el aumento de basura en las calles suizas es generalizado en las grandes urbes.

Berna es la primera de dar un paso represivo con multas a los detractores de la limpieza pública.

Tirar una colilla de cigarrillo puede ser castigado con 40 francos de multa.

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