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‘Swiss camp’ en cabecera del inlandsis groenlandés

Bienvenidos a la estación 'Swiss camp'. swissinfo.ch

El casquete glaciar de Groenlandia se funde rápidamente y gana el mar. En el terreno, los investigadores de la estación suiza miden los cambios con gran despliegue de tecnología.

Esta base permanente es una de las dos únicas en la gigantesca isla. Ahora estadounidense, es conducida por el suizo Konrad Steffen. Reportaje.

Hasta donde se pierde la vista todo es blanco. Y el frío, mordaz. En este desierto biológico donde sólo algunas aves vienen a parar, arrastradas por la ventisca, Konrad Steffen reconecta, con las manos desprotegidas, los cables de una estación atmosférica automática.

Esta torrecilla metálica de 8 m plantada en el casquete polar mide las temperaturas, la velocidad del viento, la humedad. El instrumento de alta tecnología capta también las radiaciones UV y las ondas largas. En total, 32 parámetros meteorológicos, transmitidos por satélites cada hora a las oficinas del investigador zuriqués.

Hoy profesor y director de uno de los principales centros de investigación ambiental de Estados Unidos (el CIRES de Boulder, Colorado), ‘Koni’ viaja cada primavera el oeste de Groenlandia y al ‘Swiss camp’.

Con sus instalaciones en la cumbre del inlandsis, esta base – tres mini cúpulas y una procesión de pequeñas tiendas de campaña – es la única establecida de manera permanente en el casquete glaciar groenlandés de 2500 km de longitud por 500 de ancho y con un espesor de 4 kms en su punto culminante.

‘Koni’ y sus colegas reparan y preparan ahí los instrumentos de investigación que les permiten un mejor conocimiento de las realidades locales con consecuencias mundiales.

Porque si todo el hielo de Groenlandia se fundiera, el nivel de los mares aumentaría 7 m. “Actualmente, la isla pierde más hielo del que recibe a través de las precipitaciones”, explica el investigador.

“Esta pérdida, que es muy reciente y parece acelerarse más allá de las predicciones de los modelos, supera cada año la totalidad de la masa glaciar de los Alpes. La pregunta ahora es: ¿qué va a seguir?”

Con la NASA

A partir del ‘Swiss camp’, cuyo presupuesto asciende a 200.000 dólares, se mantienen 25 estaciones atmosféricas que cubren lo esencial de Groenlandia. Con moto-nieve las más cercanas, por avión el resto.

El nombre del ‘camp’ evoca su historia. En 1990, ‘Koni’ y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich establecieron aquí, por tres años, una base de estudios atmosféricos, financiada por la Confederación Suiza.

Con el enfriamiento debido a la explosión del volcán Pinatubo dos años más tarde, se hacía imposible respetar el contrato: desmontar la estación, atrapada entre los hielos.

Instalado entre tanto en Estados Unidos, ‘Koni’ y su universidad estadounidense tomaron entonces el relevo, con apoyo de la NASA.

La agencia espacial encuentra aquí un terreno ideal para la calibración de sus satélites (ICESat particularmente), que exige conocer la temperatura de la nieve y las variaciones de sus capas.

Cinco grados más

Gracias a sus instrumentos, ‘Koni’ y sus colegas logran una sabia mezcla de datos del suelo, de medidas por satélite y de creación de un modelo, que les ofrece una vista satisfactoria de la evolución del casco en el momento en que cambia el clima.

“En 17 años, las temperaturas aumentaron constantemente, indica el investigador. El aumento más fuerte tuvo lugar en invierno. Hace ahora 5 grados C más que en 1990. Lo que hace la fundición más fácil al llegar la primavera”.

Si las temperaturas casi no cambian en verano a causa de la amplitud del casquete glaciar, su aumento alcanza 3 grados C en primavera y en otoño. El resultado: el hielo tiene más tiempo para derretirse.

Regularmente, esta fundición obliga a los investigadores a plantar sus estaciones más profundamente en el casquete, lo que las priva de su helada tenaza.

Un lubricante

El análisis climático no es el solo deporte en el ‘Swiss camp’. Con sus estaciones GPS, Jay Zwally mide la velocidad del desprendimiento del hielo hacia el mar. Cada día avanza 33 cm en dirección de la costa. Estos últimos años, en verano, la velocidad aumentó incluso de 10 a 20%.

“La fundición y la velocidad del hielo que se aceleran nos interesan mucho porque todavía pueden aumentar el movimiento hacia el mar por efecto de retroacción positiva”, explica este estadounidense de lejana ascendencia suiza.

También se utilizan radares para medir el hielo a diferentes profundidades e identificar la presencia de agua, que fluye por las grietas o los molinos (pozos).

Esta agua, según una teoría progresivamente confirmada, juega como un lubrificante bajo el casquete. Reduce la fricción y aumenta todavía la velocidad de derrame del hielo hacia la costa, produciendo grandiosos icebergs.

Sismólogo de la Universidad de Carolina del Norte, Jose Rial observó la saliente por roturas del hielo. Con la ayuda de sus detectores sísmicos, contribuye ahora a cifrar el volumen del casquete que parte hacia la mar.

“No hace mucho tiempo, miraba desde arriba a estos chicos de terreno, -confía. Con la práctica en condiciones extremas, adquirí un respeto enorme por su trabajo. La última frontera, ¡es aquí!”

swissinfo, Pierre-François Besson, enviado especial a Groenlandia
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Aunque no dispone de algún instituto nacional de investigación polar, Suiza estudia las regiones árticas y antárticas por medio de la Universidad de Berna (paleo-climatología), de la Escuela Politécnica Federal de ZÚrich y de la Universidad de Ginebra (creación de modelos del clima).

En la perspectiva de conocer más sobre los polos y los efectos del clima, el período 2007-2009 ha sido instituido como Año Polar Internacional.

Al ritmo actual de la fundición, algunos investigadores consideran que la banquisa ártica podría desaparecer a partir del 2050.

Llamado primero ‘ETH Camp’, el ‘Swiss camp’ fue instalado por Konrad Steffen y sus colegas de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH en alemán) en la primavera de 1990 al oeste de Groenlandia.

Esta plataforma de investigación está situada a 70 km de la pequeña ciudad costanera de Ilulissat, poblada por 4000 habitantes.

A 1100 m de altitud sobre el casquete glaciar, el campo confina con la línea de equilibrio entre la acumulación de nieve invernal y la fundición de nieve estival. Lo que le evita desaparecer bajo la nieve o las aguas de fundición.

Los recientes datos obtenidos por el ‘Swiss camp’ confirman el incremento de las temperaturas y la fundición acelerada de los hielos. La línea de equilibrio subió en altitud, en el casquete, 2 km en 17 años.

Con la ayuda de los instrumentos del ‘Swiss camp’, Konrad Steffen pudo poner en evidencia un aumento del 30% de las zonas de fundición en Groenlandia.

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