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Entre el arte minimalista y la cultura pop

Cartel de la exposición 'Katharina Fritsch': Tarjeta postal (Ibiza), 2007, serigrafía. ProLitteris

Por primera vez en Suiza, el Museo de Arte de Zúrich consagra una retrospectiva a la destacada artista alemana Katharina Fritsch, cuyas creaciones han ejercido una influencia notable en la escena de la plástica contemporánea en Europa.

Conocida por sus inmensas e inquietantes esculturas que transforman el espacio de un modo absoluto y definitivo, esta creadora habla de la representación ancestral del ser humano con los miedos y deseos que lo caracterizan.

Cocineros amarillos y mesas de reunión

Entre los 80 objetos expuestos sobresale el ‘Cocinero’ (2008). Una escultura de gran formato con rasgos totalmente realistas, hecha de poliéster, que aparece en la entrada de la exhibición.

Como queriendo dar la bienvenida al público este jefe de cocina tiende cortésmente su mano hacia delante, ofreciendo nada menos que un plato de costillas, papas y guisantes.

Detrás de este cocinero voluminoso que resplandece todo él por su color amarillo, se expone el cuadro de un restaurante más bien lúgubre, lo cual crea cierta contradicción ya que esto nos lleva a pensar en un museo como un lugar de consumo festivo. O mejor dicho, un sitio en el que cada uno come lo que quiere.

Otro ejemplo excepcional de las creaciones de Katharina Fritsch es la ‘Mesa de reunión’ (1988). En una larga mesa que parece perderse en el infinito, cubierta por un mantel estampado con diseños geométricos en blanco y rojo, se presentan 32 hombres vestidos de negro y sentados uno frente a otro.

Todos llevan la misma ropa y reposan las manos blancas sobre la mesa, concentrados, exentos del mundo, pero, sobre todo, tienen una expresión fantasmal que se repite sin variación alguna como un espejo que multiplicara al mismo personaje 32 veces.

Al descubrir por primera vez esa extraña mesa de ‘reunión’ se tiene un profundo sentimiento de soledad, provocado acaso por la representación exacta y obsesiva de sus comensales que permanecen encerrados en sí mismos.

Imágenes en serie o imágenes de culto

Un rasgo distintivo en las producciones de Fritsch es la crítica que hace al mundo de la reproducción masiva y comercial de los objetos, entre ellos el mercado de las imágenes de culto. Es el caso de las figuras de vírgenes que ella levanta como un pedestal.

Son figurillas de la Virgen María, exactamente iguales de color amarillo, colocadas sobre una especie de torre alta para ser veneradas, en las que se destaca sin duda el humor sutil y a la vez melancólico de su autora al abordar el tema del trabajo en serie.

En la mayor parte de sus composiciones se ve que esta artista se ha formado bajo el rigor del arte minimalista, pues hay en ellas una inexplicable ausencia de vida personal que las hace ver aún más lejanas.

Un erotismo de color rosa

Un nuevo ámbito en el que incursiona Katharina Fritsch es el erotismo desde el punto de vista de la mujer, un terreno de la historia del arte ocupado hasta hace poco por los hombres.

La ambientación impresionante entorno a la escultura llamada ‘Mujer con perro’ (2004) es una muestra de la gran libertad e ironía de su creadora.

Se trata de una figura femenina ambivalente construida con numerosas conchas de mar pintadas de rosa, que forman su rostro, su vestido, su sombrero de ala, e incluso el perrillo que la acompaña.

La concha de mar remite al tema de la vagina dentada, una imagen de extrema violencia referente al poder sexual de la mujer, de la cual se habla ampliamente en la poesía y la pintura surrealista.

La elegante dama de las conchas rosadas se presenta asimismo con 32 paraguas abiertos suspendidos del techo del museo, y en los muros reproducidas enormes tarjetas postales de la vida popular de París que dan a todo el conjunto una extraordinaria ligereza.

Por fin una cama que sonríe

Otro de los objetos de Fritsch es la ‘Cama francesa’ (2009) que atrae nuevamente por su ironía y simplicidad.

Consiste en una cama común y corriente que puede adquirirse en cualquier almacén, y en cuya superficie blanquísima se destacan dos ojos y una boca sonriendo de manera sugestiva. Así, la cama se transforma en un rostro alegre que invita a acostarse en ella.

Tanto los ojos como la boca roja de este objeto están diseñados con confetis de color azul y rojo. Una verdadera sensación de frescura. En torno a la cama que ríe aparecen sobre los muros tarjetas postales agrandadas de hombres jóvenes desnudos tomando el sol en la playa.

La exposición dedicada a la obra de Katharina Fritsch constituye una provocación alegre y subversiva a la vez. La muestra cerrará sus puertas el próximo 30 de agosto.

Araceli Rico, Zúrich, swissinfo.ch

Es una de las artistas más representativas en la escena de la plástica contemporánea.

Realizó sus estudios de Historia del arte en Münster y más adelante en la Academia de Arte de Düsseldorf.

Ha participado en varias exhibiciones en museos de Suiza y Alemania, y en 1995 representó a su país en la Bienal de Venecia.

La obra artística de Fritsch ha sido reconocida con el Premio de Arte de Aachen (1996) y el Premio Pipenbrock de escultura (2008).

Actualmente Katharina Fritsch vive y trabaja en Düsseldorf y desde 2001 enseña escultura en la Academia de Arte de Münster.

En 2009 la Galería Tate Modern de Londres, en colaboración con la muestra K21 de Düsseldorf, consagrarán a esta creadora una exhibición individual.

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