Dolder: un gran hotel, un gran precio
Uno de los más caros proyectos hoteleros en Suiza cobra forma. swissinfo visitó la obra en remodelación del Gran Hotel Dolder de Zúrich, que costará 420 millones de francos (337 millones de dólares).
El laureado arquitecto británico, Norman Foster, transforma el viejo edificio en un moderno complejo hotelero citadino.
Uno espera encontrar a artesanos aplicando el mortero a rajadas paredes de arenisca o raspando décadas de mugre, y que la arena desvela pinturas imaginarias.
Pero un año y medio antes de la reapertura del Dolder, el hotel de 107 años es una cáscara de su antiguo edificio –una fina piel resbaló sobre un monstruoso cuerpo de concreto. Sólo se conservan la fachada, con sus torrecillas de sello, el ornamentado vestíbulo ‘Steinhalle’, algunos techos y aproximadamente una docena de los cuartos de huéspedes.
“Básicamente, es un edificio nuevo”, dice Beat Sigg, presidente del Dolder, a swissinfo, tras una visita de la obra.
Había poco qué salvar del original Dolder, según Peter Baumgartner de la oficina responsable de la preservación de monumentos y edificios históricos del cantón de Zúrich.
Baumgartner dijo que las continuas modificaciones estructurales a través de los años dejaron sólo “vestigios” del hotel original, amén de que las actuales normas de seguridad contra incendios y ruido hicieron necesario que la mayor parte del edificio de tres alas fuera derruido y reconstruido.
Las autoridades autorizaron la demolición de los anexos, construidos en décadas posteriores. Los cimientos del hotel también fueron removidos para dar paso a la construcción de un SPA, un restaurante y un laberinto de pasajes subterráneos.
Lógica
Ni Foster ni el financiero suizo, Urs Schwarzenbach, quien compró la propiedad en el 2001, buscaron una restauración fiel.
La firma del arquitecto dice que la intención es “restaurar la mayor parte de la lógica original del edificio reestableciendo rutas de circulación y la vieja entrada del sur con sus vistas panorámicas”.
La adición de una estructura curva, que envuelve una pieza central del siglo 19 sobre tres lados, sin tocarla, proporcionará “una interacción animada entre lo viejo y lo nuevo”. En el medio se encuentra un salón de baile abovedado. Al final de las dos alas estarán las modernas y lujosas habitaciones y las suites.
Incluso el concepto de energía del hotel es futurista. Setenta sondas geotérmicas, a 150 metros bajo los cimientos, reducirán el impacto ambiental del hotel proporcionando un millón de kilovatios de energía limpia para satisfacer la mitad de las necesidades de calefacción del edificio.
De renombre
El director administrativo, Thomas Schmid, señala que es imposible desarrollar un proyecto semejante sin contar con un arquitecto de renombre.
“Esta es la primera vez que Foster construye algo en Zúrich”, dijo Schmid a swissinfo. “Usted no puede hacer nada hoy en día sin un arquitecto conocido. Incluso las ciudades europeas pequeñas, como Valencia, contratan a arquitectos conocidos. Esto es importante para la ciudad de Zúrich, y las autoridades están muy concientes de ello”.
Pero el empleo de Foster como carta de presentación, y el objetivo de convertir al hotel tradicional en uno de los mejores del mundo, tienen un precio.
Inicialmente se estableció un presupuesto de alrededor de 160 millones de francos para “la radical reestructuración”, como lo ha calificado Foster. Pronto se necesitaron 100 millones adicionales y a finales del 2005, la cifra fue incrementada a 300 millones de francos.
Schwarzenbach anunció a principios de este año que tendría que añadir otros 100 millones de francos.
Conflicto
A mayor cantidad de dinero y nombres más conocidos, mayor potencial de conflicto. Schmid ha tenido que mediar entre un arquitecto decidido, diseñadores, decoradores de interiores y un dueño multimillonario.
“La gente siempre lucha por sus posiciones, pero al final, esto debe ser un hotel y no un museo y lo controlaremos. Entonces, es importante que alguna persona de la dirección del equipo pueda influir en el proceso de toma de decisiones”, dijo.
Aún no se sabe si será necesario más dinero para completar el proyecto, pero una cosa es segura: el sindicato que reagrupa a los trabajadores de la construcción no está feliz con los salarios actuales.
Según los carteles que han sido fijados alrededor de la obra de construcción, el sindicato exige un aumento salarial del 4% para todos sus miembros a través del país.
swissinfo, Dale Bechtel, Zúrich
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
El hotel prevé reabrir como ‘Grand Dolder’ a principios del 2008.
Contará con 174 habitaciones y suites, SPA, dos restaurantes y un salón de baile.
De manera adyacente al edificio del hotel habrá canchas de tenis y una cancha de golf de nueve agujeros.
Con una vista sobre Zúrich, el lago y los Alpes, el hotel está comunicado por una estación de ferrocarril.
El Gran Hotel Dolder abrió sus puertas el 11 de mayo de 1899.
Constituía una obra de arte, a la vanguardia del siglo con dos elevadores un teléfono y servicio de telégrafo.
Una cancha de golf fue agregada a la propiedad en 1907 y un sistema de calefacción fue instalado en 1915, lo que permitió su apertura todo el año.
La primera modificación importante tuvo lugar en 1924 cuando un complejo de restaurantes fue añadido al frente. La entrada tuvo que ser transferida a la parte posterior del hotel.
Un ala con 60 cuartos fue añadida en los años 1960.
Costo estimado de la reconstrucción: 420 millones de francos.
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