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El lado oscuro de la economía

El trabajo ilegal florece especialmente en el sector de la construcción. Keystone

Es un sector de la economía helvética que emplea a medio millón de personas y arroja una cifra de negocios de 40.000 millones de francos anuales. Todo esto en perfecta ilegalidad.

El trabajo clandestino –desgracia para algunos, bendición para otros- es un fenómeno difícil de delimitar. El profesor austriaco Friedrich Schneider lo estudia desde hace años y traza un panorama reconfortante en el caso de Suiza.

El desarrollo del trabajo ilegal y su impacto en la sociedad son objeto de intensas discusiones desde hace décadas.

Para las autoridades constituye el origen de numerosos problemas (amenaza para la protección de los empleados, violaciones de la competencia leal en diversos sectores de la economía, pérdida de ingresos fiscales, etc).

Para otros representa una vía de escape de la burocracia y de las excesivas y onerosas constricciones impuestas por las instituciones públicas. Y en el caso de otros tantos es simplemente una manera de mejorar su modo de vida.

No obstante, pese a tantas palabras en contra o a favor de esta forma de la economía sumergida, el trabajo informal sigue siendo un fenómeno en gran parte desconocido, como confirma la Secretaria de Estado de Economía (Seco).

La ausencia de datos oficiales y las lagunas para enfrentar el fenómeno de forma coordinada –por ejemplo, a nivel de controles- hacen difícil, por lo menos en Suiza, cualquier análisis preciso.

Para tener un cuadro aproximativo de la situación se puede hacer referencia al trabajo efectuado por Friedrich Schneider, profesor de la Universidad Johannes Kepler de Linz, quien ha dedicado su carrera al estudio de la evolución del trabajo informal en el mundo.

“La economía sumergida es un fenómeno que ha crecido de forma constante en los últimos 30 años en Europa (…). Desde el 2004, por el contrario, se observa una inversión de la tendencia”, escribe Linz en su informe.

Medio millón de trabajadores clandestinos

Según las estimaciones de Schneider –que no toman en cuenta las actividades ilegales como el tráfico de drogas- la dimensión del trabajo clandestino en Suiza en proporción al Producto Interno Bruto (PIB) ha pasado del 3,2% en 1975 al 9,5% en 2006. Para el año en curso, el profesor predice una tasa de 8,2%.

“La disminución observada en los últimos años en Suiza se debe esencialmente a la introducción de nuevas reglamentaciones y legislaciones que han vuelto más simple la lucha contra el empleo clandestino”, explica a swissinfo el profesor austriaco.

Las personas que trabajan a tiempo completo en este ‘sector particular’ de la economía serían 490.000, o sea, cerca del 15% del total de la población activa. Contrariamente a la opinión corriente, apenas una mínima parte (un séptimo) está empleada en los hogares suizos y se ocupa de las labores de limpieza, cocina o cuidado infantil. En cambio, la mitad de los trabajadores que no declaran sus actividades laboran en los sectores de la construcción civil y el artesanado.

“Sin olvidar la gastronomía y la agricultura, ámbito este último donde los controles son menos frecuentes que en las obras de construcción”, indica Doris Bianchi, secretaria central de la Unión Sindical Suiza (USS).

El Mediterráneo ocupa las primeras posiciones

En comparación europea, la dimensión del fenómeno en Suiza es después de todo moderada si se miran las cifras estimadas del trabajo clandestino en los países mediterráneos: en la cima de la lista (en las proyecciones para el 2007) figura Grecia, con 25,1% del PIB; le siguen Italia (22,3%) y España (19,3%).

La situación no es mejor en los países escandinavos, que sólo figuran entre los más progresistas en materia de trabajo y sociabilidad. En Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca el empleo clandestino representa cerca del 15% del PIB.

“En general, se puede afirmar que entre mayor sean las cargas fiscales y tributarias, mayor será el mercado clandestino”, observa Schneider, quien cita una reglamentación excesiva del mercado laboral y una escasa calidad de los servicios públicos entre las causas de este fenómeno.

A escala mundial, en los Estados Unidos (7,2%) el trabajo clandestino reviste menos importancia que en Suiza. En el extremo opuesto figuran países como Bolivia, Georgia o Zimbabwe, donde dos tercios del PIB escapan del control del Estado.

Evasión fiscal

La preocupación de los sindicatos y del sector patronal radica principalmente en el impacto del empleo clandestino en la seguridad social de los trabajadores.

Por su parte, las autoridades se inquietan por lo que significa la evasión fiscal de una cifra de negocios de la economía sumergida de unos 40.000 millones de francos, casi el doble de las entradas generales del sector del turismo.

En opinión de Friedrich Schneider, las autoridades podrían frenar el fenómeno a través de reformas que estimulen la transferencia del trabajo clandestino al oficial.

“En vez de adoptar políticas represivas, se necesitaría reformar el sistema fiscal y de seguridad social para que de esta forma se dé impulso a la economía oficial”, sostiene.

swissinfo, Luigi Jorio
(Traducido del italiano por Patricia Islas Züttel)

El 1° de enero de 2008 entrará en vigor la Ley Federal contra el Trabajo Clandestino, aprobada por el Parlamento en julio de 2005.

Esta legislación prevé sanciones más severas para los empleadores que recurren a trabajadores clandestinos.

En la construcción y en la agricultura – sectores especialmente concernidos- los transgresores corren el riesgo, por ejemplo, de ser excluidos de los contratos públicos o de perder una reducción de los subsidios.

También se han previsto multas salariales (de hasta un millón de francos) y detenciones de hasta cinco años de duración.

La nueva ley prevé facilidades administrativas en el marco de la seguridad social y del impuesto en la fuente, la introducción de un procedimiento de conteo simplificado para las actividades lucrativas de alcance limitado (trabajos de limpieza, jardinería, etc).

Suiza: 8,2% del PIB

Grecia: 25,1%

Italia: 22,3%

Alemania: 14,6%

Francia: 11,8%

Reino Unido: 10,6%

Austria: 9,4%

Estados Unidos: 7,2%

(Fuente: profesor Friedrich Schneider, proyecciones para 2007)

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