El invierno, época de fiesta
Con el solsticio del invierno comienza cada año un ciclo de fiestas tradicionales en las comarcas de la Suiza profunda.
La San Martín, la ‘Räbenlichter’ y el mercado de las cebollas de Berna, abren la serie de manifestaciones populares que culminarán sólo con el retorno de la primavera.
Los últimos días del mes de noviembre son conocidos en el lenguaje de campesinos y montañeses helvéticos, como “el otoño recóndito”. Es la época del año que simboliza la entrada de la vida en las tinieblas y da inicio a fiestas populares de origen pagano-cristianas.
Se trata de costumbres antiguamente muy arraigadas en la tradición de la Suiza profunda y que subsisten hoy día mezcladas con los elementos de la modernidad y del consumismo. Pero no por eso menos emotivas, y reveladoras de un pasado ancestral, cuyos orígenes se pierden en los umbrales del tiempo.
Con la fiesta de San Martín, que se celebra a partir del 11 de noviembre y que dura hasta Navidad, se da inicio al periodo de fiestas tradicionales, que animan durante el largo invierno, la vida de las comunas urbanas y rurales de Suiza.
Esta fiesta honora la memoria del obispo San Martín de Tours que murió el 11 de noviembre del año 397.
Con el festejo a San Martín el mundo agrícola marcaba el inicio de las ferias y el término del período contable en el campo.
Es la época en que los agricultores se separan de sus trabajadores, es el momento de vencimiento de los plazos, en que los deudores pagan sus cuentas.
Antiguamente eran pagos en natura, y la Iglesia, a su vez, percibía el diezmo, bajo la forma de un ganso o una pava. En las ferias que se celebraban, los visitantes se aprovisionaban de todo lo que era necesario para pasar el invierno.
En las comunas rurales de Zúrich todavía se celebra esa tradición, incluso en la plaza del Hotel de Ville (sede del gobierno cantonal) se realiza el juego del ganso de la San Martín, donde un hombre vestido de rojo y con ojos vendados trata de decapitar un ganso atado a una cuerda en medio de la plaza.
La ‘Räbenlichter’
La semana después de concluida la fiesta de San Martín, en las comunas suizas alemánicas se celebra la ‘Räbenlichter’, o la fiesta de los lamparines de nabos. Es decir, nabos ahuecados en cuyo interior se les colocan velas. Lámparas que no dejan de recordar su parecido con la celebración de los celtas.
Esta costumbre es muy tradicional en las regiones de Bulach y de Rafz donde abundan los campos de nabos. También se celebra en Weinfenden (Turgovia), y en Flawil (St. Gallen). Pero es en la localidad de Wollishofen, a las afueras de Zúrich que esta ceremonia conserva aún toda su tradición.
Esta fiesta simboliza la lucha de la luz protectora contra las fuerzas malignas de la oscuridad. En Wollishofen se realiza un cortejo que recorre la ciudad al caer la noche acompañado de acordeonistas y, a veces, hasta de una banda de música.
Antiguamente era la época del año en que los jóvenes recibían, de manera excepcional, permiso para fumar.
El último lunes de noviembre se celebra en Berna el original y popular mercado de las cebollas (Zibelmärit). En las calles céntricas del casco viejo de la capital federal, los campesinos exhiben los productos del campo.
Este noviembre, el festejo se celebró el pasado lunes (26.11), pero el ambiente de festejo perdura durante toda una semana. Las vitrinas y comercios de Berna lucen adornadas con cebollas, mazapanes, caramelos de menta y otras golosinas tradicionales. Es la fiesta que simboliza la solidaridad entre el campo y la ciudad.
La ciudad vieja adquiere aspectos de carnaval, pero los verdaderos jolgorios carnavaleros los esperaremos en febrero, después de las delicias navideñas y el brindis de Año Nuevo.
Alberto Dufey
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