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La ingeniería genética avanza en el mundo

En Alemania, la policía se encarga de proteger los campos con maíz Bt. Keystone

Mientras que Suiza vota por una moratoria sobre los organismos modificados genéticamente, en el mundo su utilización se expande.

Tras los EE UU, los países en desarrollo -en su intento por combatir el hambre-, son los principales cultivadores de plantas transgénicas.

Los organismos modificados genéticamente (OMG) se extienden cada vez más en los campos del mundo. En 2004 cubrieron una superficie de 81 millones de hectáreas, 20% más que en el año precedente.

Así lo demuestran las nuevas cifras de la agencia ‘International Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications’ (ISAAA), una organización privada a favor de la utilización de la ingeniería genética bajo el argumento de que con ella se combaten la pobreza y el hambre.

Muy involucrados los países en desarrollo

De acuerdo a la ISAAA, en 2004 unos 8,25 millones de campesinos sembraron OMG, mientras que en 2003 fueron 7 millones.

El 90% de estos agricultores proviene de países en vías de desarrollo, quienes buscan un mejor rendimiento de sus cultivos y, de esta forma, evitar el hambre.

En gran parte de esos países y en América del Norte, las plantas modificadas genéticamente se han convertido en un elemento central en la agricultura, especialmente en la producción masiva. Tal es el caso en el cultivo de la soya, el trigo, el algodón, la colza y el maíz.

Muchos países han decidido sembrar el discutido maíz Bt, que contiene una toxina efectiva contra los parásitos que atacan a este grano.

En la Unión Europea, el único país digno de mención en el cultivo de OMG es España, ya que tiene una superficie de siembra significativa y, desde 2004, abolió una moratoria de la UE.

Por lo que resta del continente, Rumania siembra soja transgénica en una extensión dos veces más grande que la española.

Controvertida coexistencia

Mientras que los OMG se traducen en una esperanza para muchos campesinos del denominado Tercer Mundo, en los países industrializados significan una amenaza para la agricultura convencional y biológica. Y su coexistencia es muy discutida.

“Como puedo duplicar mi cosecha de 3,5 a 7 toneladas con maíz transformado genéticamente, voy a ganar suficiente en el futuro”, opina el campesino filipino, Edwin Paraluman, citado por la ISAAA.

Por el contrario el canadiense Imker Anicet Desrocher indica a swissinfo que, como agricultor biológico, sólo puede producir bajo reglas estrictas. Las abejas no se van a detener entre un campo de cultivo tradicional y un campo transgénico, ante las fronteras fijadas por ley.

Este campesino afirma que, en la práctica, la coexistencia no es factible.

“Si la semilla es contaminada por un OMG, no recibiremos más el certificado de calidad biológica”, subraya. Para muchos campesinos en Canadá esto significa el fin de su negocio.

El labriego alemán, Gottfried Glöckner – quien durante varios años cultivó maíz manipulado genéticamente-, sabe lo que significa intentar esta cohabitación. En la revista germana ‘Spiegel’ explica cómo sus vacas, alimentadas con el grano transgénico, murieron intempestivamente.

Tras tres años de investigaciones, a él le queda muy claro que sus vacas no pudieron tolerar el gen colocado en el maíz, contra los parásitos.

¿Ayudan los OMG a los pobres?

La ISAAA, en su lucha contra el hambre, no menciona el hecho de que las semillas OMG son más caras que las convencionales. “Si la tecnología genética quiere ayudar a los campesinos del Sur, debería terminar con sus patentes tan costosas”, indica a la revista ‘Spiegel’ el jefe de las autoridades medioambientales de Etiopía, Tewolde Egziabher.

Los opositores a los OMG deploran que los campesinos sean empujados a una relación de dependencia con las empresas que patentan estas semillas modificadas.

Una de ellas, Monsanto, sólo al principio ofreció sus servicios de forma gratuita.

Lo cierto es que, hasta ahora, los OMG no pueden realmente demostrar que contribuyen a la lucha contra el hambre.

Tampoco esos grandes consorcios se muestran preocupados por los intereses del público consumidor, quien se manifiesta con frecuencia opuesto a tener en su plato productos OMG.

swissinfo, Christian Raaflaub
Traducido del alemán por Patricia Islas

Superficie cultivada con plantas OMG por país:
EE UU: 47.600.000 ha (hectáreas)
Argentina: 16.200.000 ha
Canadá: 5.400.000 ha
Brasil: 5.000.000 ha
China: 3.700.000 ha
Paraguay: 1.200.000 ha
India: 500.000 ha
Sudáfrica: 500.000 ha
Uruguay: 300.000 ha
Australia: 250.000 ha
Rumania: 100.000 ha
México: 75.000 ha
España: 58.000 ha
Filipinas: 52.000 ha
Colombia: 10.000 ha
Portugal: 780 ha
Francia: 500 ha
Alemania: 400 ha
Chechenia: 300 ha

En la agricultura suiza durante 5 años se debe prohibir cualquier tipo de cultivo o crianza de animales con algún tipo de modificación genética, reclama la ‘Iniciativa sin OMG’.

Respaldada por más de 120.000 firmas en Suiza, será sometida al voto ciudadano el 27 de noviembre de 2005.

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