El Estado los abandona, la iglesia los acoge
Privados de la ayuda estatal, los solicitantes de asilo cuyas peticiones han sido denegadas buscan comida y cobijo en las iglesias para poder sobrevivir.
Este fenómeno en aumento preocupa a los representantes de las comunidades católica y protestante, así como a las organizaciones caritativas.
Desde que en abril pasado Suiza endureció la política de asilo, se ha reducido drásticamente el número de peticiones. El ministro de Justicia, Christoph Blocher, se felicita de la eficacia de las nuevas medidas. Las iglesias, sin embargo, se muestran alarmadas por sus repercusiones.
La nueva ley contempla que si el solicitante no cumple estrictamente los criterios formales previstos, su petición será denegada automáticamente. Significa que dejará de percibir una ayuda social del Estado y deberá abandonar el país.
El problema es que, “por los motivos que sea, muchos no quieren o no pueden irse”, explica a swissinfo Ruedi Illes, jefe del departamento jurídico de Caritas Suiza.
Son personas que, privadas de medios y papeles, llaman a la puerta de las iglesias u organizaciones caritativas en busca de ayuda.
Asistencia social mínima
Una encuesta de la Federación de las Iglesias Evangélicas de Suiza revela que la situación se ha agravado sobre todo en las grandes ciudades como Ginebra y Lausana.
También los centros de Caritas reciben un creciente número de extranjeros que, tras haberles sido denegado el asilo y la asistencia estatal, no saben dónde pasar la noche o no tienen con que pagar un plato de comida caliente.
“En casos extremos, cuando alguien se presenta el viernes por la tarde, por ejemplo, le damos una pequeña ayuda económica para que pueda dormir en un centro de acogida para personas sin techo”, explica Ruedi Illes.
Pero la tarea principal de Caritas consiste en “asesorarlos jurídicamente, para que puedan hacer valer su derecho a una asistencia social mínima – un techo, comida y cuidados médicos – a la que también tienen derecho las personas que se encuentran ilegalmente aquí”. Así lo contempla la Constitución suiza.
Trámites engorrosos
Curiosamente, sólo el 15% de los miles de solicitantes que tienen que abandonar Suiza en breve han hecho uso de este derecho. “Tienen miedo de dirigirse a las autoridades porque corren el riesgo de ser detenidos mientras realizan los trámites”, explica Ruedi Illes.
En efecto. Existen “muchos obstáculos para acceder a esa ayuda, por lo que mucha gente prefiere acudir a las iglesias o instituciones caritativas”.
Y es que los trámites son bastante engorrosos. “En la mayoría de los cantones no pueden presentarse directamente en los departamentos de servicios sociales, sino que tienen que pasar por las comisarías de policía, donde se les toman las huellas digitales.”
Una vez allí, se suele verificar si se trata de un solicitante de asilo cuya petición ha sido denegada. En ese caso, la persona debe acudir a la policía de extranjería, donde se la presiona para que abandone el país.
El caso es que “las autoridades están obligadas por ley a pagarles esa ayuda mientras se encuentren en una situación de necesidad”, señala el responsable del departamento jurídico de Caritas Suiza.
Valores cristianos
La Federación de Iglesias Evangélicas se muestra preocupada por esta evolución que lleva a los solicitantes de asilo rechazados a vivir sumidos en la clandestinidad.
Esto va en contra del espíritu humanitario del Estado de derecho. Y lo que es peor: la situación de ilegalidad y falta de perspectivas hace que estas personas estén expuestas a caer en la delincuencia o en la prostitución.
Los obispos suizos critican la nueva política de asilo que respalda una mayoría del Parlamento Federal y apelan a los valores del cristianismo: “El Evangelio obliga a ayudar a quien lo necesita”, señalan.
Según cifras oficiales, más del 90% de las 14.000 solicitudes de asilo presentadas el año pasado fueron denegadas, pero no se sabe con exactitud cuántas personas no han podido ser repatriadas.
swissinfo, Belén Couceiro
Demandas de asilo en el año 2004:
Presentadas: 14.248, un 32,3% menos que en el 2003
Concedidas: 1.555
Denegadas: 10.080
Desde el 1 de abril del 2004 los solicitantes de asilo cuyas peticiones son denegadas no reciben ayuda estatal y entran en la clandestinidad si no abandonan el país.
Con esta medida las autoridades pretenden que los afectados “asuman sus responsabilidades, abandonando el territorio inmediatamente y con sus propios medios”.
En caso de necesidad, pueden acogerse al derecho de percibir una asistencia social mínima por parte de los cantones.
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