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La próxima exposición nacional quiere reducir la megalomanía suiza

Casa tibetana en Mathon
Lanzamiento de Nexpo en un chalé suizo convertido en una casa tibetana donde se alojan artistas internacionales en régimen de residencia: el proyecto pretende ser local y global. Eduardo Simantob, swissinfo.ch

Hace veinte años, con la Expo 02, Suiza se dio a conocer como un país rico, impresionante y monumental que abrazaba el futuro digital con una actitud abierta y acrítica. Nexpo, la próxima exposición nacional suiza que se inaugurará en 2028, se enfrenta a una realidad completamente diferente.

Aunque todavía faltan siete años para la inauguración oficial de Nexpo, la próxima exposición nacional suiza, los preparativos están ya muy avanzados.

Una casa tibetana en Mathon, una pequeña aldea alpina en el cantón de los Grisones (50 habitantes), ha sido la sede de uno de los eventos iniciales. Un grupo de alrededor de 50 invitados, principalmente artistas, curadores y arquitectos, han acompañado a los organizadores de Nexpo en una corta caminata por las montañas. El día terminó con una cena tibetana y un espectáculo improvisado del cantante estadounidense Mykki BlancoEnlace externo, quien casualmente es negro, gay y se hospeda como artista residente en la casa tibetana.

Este microcosmos global y casi utópico pretende reflejar el gran proyecto. Los jóvenes directores artísticos, Fredi Fischli y Niels Olsen, han organizado una serie de “viajes de exploración” por el país, en busca de “hitos de la Suiza del mañana, tanto los que ya existen como los nuevos”.

Estos hitos podrán formar parte de la exposición principal de 2028, que se extenderá por todo el país. El papel de las ciudades es fundamental en el nuevo concepto. Los alcaldes de las 10 principales ciudades suizas -Basilea, Berna, Biel, Ginebra, Lausana, Lugano, Lucerna, San Galo, Winterthur y Zúrich- propusieron la iniciativa durante una reunión informal en 2016.

Al parecer, esta estructura descentralizada impregnará todo el proceso y la propia exposición final, una idea completamente distinta de la expuesta en 2002. Algunas ciudades más pequeñas, como Coira, Neuchâtel y Aarau, ya han mostrado su interés por unirse al proyecto.

¿Pasando página?

Las Expo, como se llama a estas muestras nacionales con objetivos universales, son un invento del siglo XIX, aunque la primera de la que se tiene constancia, la Feria Mundial de Praga, tuvo lugar en 1791. Sirven para mostrar los logros (nacionales) y las aspiraciones (mundiales) de un país determinado en una época concreta.

Suiza celebra de media una Expo cada 25 años, desde la primera edición en 1883, en Zúrich, centrada en la importancia de la educación para el crecimiento económico.

Sin embargo, esta perspectiva progresista fue dejada de lado en las exposiciones posteriores (Ginebra 1896; Berna 1914; Zúrich 1939), que estuvieron dominadas por aspectos militares. Los tiempos exigían entonces una cierta proyección de autosuficiencia en cuestiones de defensa, pero en la primera Expo de la posguerra, en Lausana (1964), Suiza intentó dar una imagen futurista de sí misma, mostrando una visión general de su sociedad, destacando lo que entonces se consideraba como “valores suizos”. Los resultados del proyecto Gulliver, como se denominó el experimento, no fueron los esperados y parte de este fue censurado.

Fredi Fischli y Niels Olsen, curadores de Nexpo
Fredi Fischli (izquierda) y Niels Olsen pretenden tender un puente entre los centros urbanos y la Suiza rural. Michelle Nicol, Nexpo

La Expo 02Enlace externo ha sido probablemente la más criticada hasta la fecha. Se proyectó una idea de Suiza concebida en los años 90 que ya estaba desfasada cuando se inauguró. Acontecimientos recientes como el 11-S y la guerra contra el terrorismo cambiaron toda la perspectiva global. Internamente, este país alpino se vio sacudido por innumerables escándalos nacionales, como el hundimiento de la compañía aérea Swissair, y la revelación de los vínculos de Suiza con la Alemania nazi, al tiempo que los bancos suizos tuvieron que enfrentarse por fin a la cuestión de las “cuentas sin herederos” del Holocausto.

La proyección de utopías arquitectónicas digitales megalómanas no encajaban en un momento de examen de conciencia nacional y de duro ajuste de cuentas con el pasado reciente del país, ya que las ideas de los “valores suizos” y las narrativas oficiales estaban siendo cuestionadas y desmentidas por los hechos casi a diario.

Con los pies en la tierra

En comparación con la anterior edición, las ambiciones de Nexpo parecen más acordes con el ambiente actual. Su concepto básico, sin embargo, fue ideado por el mismo equipo que hizo la Expo 02, dirigido por el historiador del arte Juri Steiner. “Pero para poner en práctica ese concepto, tuvimos que pasarlo a una generación más joven”, afirmó el artista Johannes Gess, miembro de ese equipo conceptual que también estuvo presente en la visita al recinto de Mathon.

A sus 35 años Fischli y OlsenEnlace externo aportan su experiencia en exposiciones e investigaciones realizadas en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH) en el ámbito de las artes, la ciencia y la arquitectura. Su visión de las ciudades, sin embargo, no se limita a las ideas que hace 20 años convirtieron en celebridades intelectuales a pensadores como la holandesa-estadounidense Saskia SassenEnlace externo o el español Manuel CastellsEnlace externo, que apuntaban a la migración y al surgimiento de una red de ciudades, en lugar de Estados nacionales, como los principales motores de la globalización.

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“No existe la privacidad en Internet”

Este contenido fue publicado en Castells recibe el Premio Balzan, dotado con 750.000 francos suizos, “por haber profundizado en el estudio de las grandes revoluciones tecnológicas de nuestro tiempo y los cambios sociopolíticos derivados de las tecnologías emergentes de las comunicaciones y la información gracias a la electrónica e Internet”, según el jurado.  Igualmente, la Fundación Balzan destaca su contribución…

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“No vemos las ciudades como un lugar de éxito”, afirma Fischli. “La mayoría de estas exposiciones son más bien actos promocionales, mientras que a nosotros nos interesan más los elementos disfuncionales de las ciudades, y cómo pueden aprender del campo, dejando de lado la proverbial arrogancia urbana”.

¿Qué significa “arrogancia urbana” en este contexto?

“Teniendo en cuenta que la iniciativa proviene de las ciudades, creo que es importante visitar lugares como Mathon y aprender de sus soluciones basadas en la comunidad en lugar de adoptar un enfoque colonial, exportando la idea de la ciudad a un lugar como este”.

“Las ciudades tienen su propia historia particular”, añade, “y hay una serie de estudios que investigan el traspaso de poder de los Estados nacionales a las ciudades. El campo, en cambio, se empobrece cada vez más y todo queda en manos de los alcaldes que son los que determinan el futuro”.

Fischli y Olsen también observan otra tendencia que ya era visible antes pero que se hizo más evidente con la pandemia. “Con la digitalización ya se había iniciado este cambio en el que no importa dónde se trabaje. La pandemia no hizo más que acelerarlo, pero ese estrés de la ciudad está empujando a la gente hacia las afueras, y tal vez ahí resida el futuro”.

Enfrentamientos entre la ciudad y el campo

El concepto centrado en la ciudad ha encontrado recientemente un discurso de oposición en la nueva visión estratégica anunciada el Día Nacional de Suiza (1 de agosto) por el partido Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora). En un mensaje emitido a través de un vídeoEnlace externo, el presidente del partido, Marco Chiesa, señaló con el dedo a los enemigos del pueblo suizo, los urbanitas, a los que llamó “parásitos”.

Fischli conoce la cuestión de cerca. Después de todo, Chiesa toca el mismo punto en el que trabajan los organizadores de la Nexpo. Aunque no cree que este sea el mayor problema al que se enfrenta Suiza hoy en día, asegura que tiene curiosidad por ver cómo se desarrollará ese debate. “Sin duda va a generar muchos comentarios, declaraciones e ideas que seguramente no serán del todo erróneos. Es posible que lleguen envueltas en diatribas racistas o xenófobas, pero tal vez contengan algo en su interior que las ciudades no deban ignorar, sino más bien escuchar”, afirma.

Fischli y Olsen pretenden ayudar a salvar esa brecha durante toda la preparación de Nexpo, y no solo en la propia exposición. “Pero para ello tenemos que trabajar con una perspectiva internacional y de forma más cosmopolita que en la última Expo 02”.

Traducción del inglés: Carla Wolff

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