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Contrato para integrarse en la sociedad suiza

Hablar el idioma local, puerta para la vida social helvética. Keystone

Varios cantones de la parte germanófona de Suiza mantienen la presión para hacer que los extranjeros se adapten y acoplen a la vida comunitaria helvética.

Los foráneos deben firmar un compromiso para aprender el idioma local. El primer balance es positivo.

“No, no es una exigencia”, insiste el miembro del gobierno zuriqués Markus Notter, responsable de la cartera de Justicia. Explica que se trata de un impulso en beneficio de la persona implicada y del propio cantón.

Este político del partido socialista defiende con vigor los “convenios de integración”, nombre dado a los acuerdos arreglados entre las autoridades cantonales de cinco entidades suizas y los extranjeros que viven en sus territorios, y cuyo permiso de residencia está supeditado a ese proceso de aprendizaje de la lengua.

En Zúrich no se quiere hablar de integración “forzada”, lo que es justo el reproche de los contrarios a este concepto, ubicados, sobre todo, en la parte oeste de Suiza, dónde se habla el francés.

Cabe decir que estos convenios de integración conciernen al derecho cantonal y no al federal y principalmente se centran en objetivos de conocimiento lingüístico.

El proyecto, iniciado en primavera de 2008, actualmente se encuentra en una fase piloto en los semicantones de Basilea-Campo y Basilea-Ciudad, Solothurn y Argovia. Un balance intermedio del concepto ya fue presentado en junio en el cantón de Zúrich.

Este convenio de integración no toca a todos los extranjeros, acentúan los responsables. Las autoridades eligen a aquellos que requieren este impulso.

La orden cantonal zuriquesa, por ejemplo, menciona que un convenio “puede” ser utilizado para estimular la adquisición del idioma del lugar y los conocimientos necesarios de vida en Suiza, su sistema jurídico y las normas que permiten una vida común armoniosa.

De baja formación o reticentes

Se trata concretamente de casos problemáticos a los que se dirigen estos convenios: personas que tienen un bajo nivel de formación, personas responsables de niños cuya integración se presenta difícil o responsables religiosos, según una obligación de la ley federal sobre los extranjeros, indica Julia Morais, delegada zuriquesa en materia de integración.

Los extranjeros “reticentes” son personas que viven en Suiza desde hace tiempo, pero que no muestran la voluntad o la capacidad de hablar el idioma local y participar en las actividades inherentes a su vida en la localidad. Por ello, para esa “inmersión” se hace uso de este contrato.

En el cantón de Zúrich, 41 contratos fueron establecidos con 41 personas provenientes de varios países, pero sobre todo con personas que han llegado a Suiza en el marco de un reagrupamiento familiar (en el caso, por ejemplo, de familiares de refugiados), más dos contratos con religiosos venidos de otros países y 8 con personas que ya viven en Suiza desde hace tiempo. 18 a 35 años son las edades promedio comprendidas entre los concernidos.

200 convenios

Por ahora, alrededor de 200 convenios han sido firmados en cinco cantones. Basilea-Ciudad tiene alrededor de 60 expedientes y Basilea-Campo, unos 20.

La evaluación científica del proyecto deberá publicarse en primavera de 2010 y corre a cargo de la Escuela Superior de Trabajo Social del Noroeste helvético.

Los responsables zuriqueses consideran que los migrantes reciben este impulso como una ayuda. Para las autoridades, es un reconocimiento del trabajo logrado, “pero también la posibilidad de constatar lagunas, por ejemplo en la oferta de cursos de idioma descentralizados”.

En Basilea-Campo, el responsable de estos convenios, Martin Bürgin, se felicita de este instrumento. “Esto nos permite decir a la gente que queremos ayudarles, pero que si ellos no se comprometen también con el esfuerzo, corren el riesgo de perder su permiso de residencia”.

Agradecidos de estar informados

En Winterthur, “los inmigrantes a los que les hemos propuesto el contrato nos miraron primero con grandes ojos, pero después nos expresaron su satisfacción por recibir las informaciones”, dice Daniela Fosco, encargada del control de habitantes.

El caso de una mujer de 41 años, procedente de Macedonia, ejemplifica el respaldo acordado con estos convenios. Madre de dos pequeños y una joven de 17 años, explica que “no sabía ya como seguir con la situación familiar”, sobre todo en el caso de su hija mayor. El servicio de integración le ayudó a encontrar un empleo a su hija y ella tuvo acceso a un curso de alemán.

Ariane Gigon, Zúrich, swissinfo.ch
(Traducción: Patricia Islas Züttel)

Los cantones de Basilea-Campo, Basilea-ciudad, Solothurn, Argovia y Zúrich han introducido la posibilidad de hacer firmar convenios de integración a ciertos inmigrantes a los que se les dificulta la vida en Suiza por falta del idioma y una red social y familiar que los apoye.

En Suiza viven cerca de 1,5 millones de extranjeros, que representan el 21% de la población.

En otras palabras, dos de cada diez habitantes son foráneos.

Aprender el idioma local es el principal desafío para acceder, aprovechar y respetar las normas sociales locales, a decir de las autoridades.

Algunos grupos de extranjeros presentan mayores dificultades para hacer su inmersión exitosa en la vida helvética (empleo, estudios, etc), debido a carencias de formación y un contexto de vida anterior muy diferente al que se vive en Suiza.

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