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Malestar en Ginebra por la disculpa suiza a Libia

Críticas contra Hans-Rudolf Merz de vuelta de su viaje a Libia. Keystone

En el cantón de Ginebra se respira aún descontento por el hecho de que el presidente de Suiza Hans-Rudolf Merz se disculpara en Libia por el arresto "injustificado" de uno de los hijos de Moamar el Gaddafi.

swissinfo.ch recogió reacciones en Ginebra tras esta disculpa helvética que terminó con un año de tensiones entre Trípoli y Berna, que bloqueaban los negocios e impedían la salida de Libia de dos ciudadanos suizos.

“La “humillación”, el “escándalo” y el “desconcierto” son algunas de las palabras más comunes oídas en las calles de Ginebra, tres días después de la visita del presidente suizo a Libia.

“Pienso que es escandaloso; Merz nunca debió haberlo hecho, especialmente si se trató de su propia iniciativa”, Indica Line Rennwald, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Ginebra.

El cartero Ernesto Codorello también considera que el presidente suizo nunca debió haberse disculpado con los libios:

“Debíamos haber iniciado procedimientos penales contra las autoridades libias por la retención de los dos suizos allá, quienes no hicieron nada inadecuado. Los libios son los criminales y deberían ser los que se disculpasen”.

“No creo que Merz hiciera algo muy bueno a favor de los ciudadanos suizos”, agrega el estudiante Lucien Salmon. “Suiza va a aislarse aún más”.

Las relaciones entre los países se vieron afectadas desde julio de 2008 cuando Hannibal Gaddafi y su esposa, entonces embarazada, fueran arrestados en Ginebra, luego de ser denunciados por maltrato por dos de sus empleados domésticos.

La pareja fue liberada después de dos días de detención tras pagar una fianza de 500.000 francos suizos ($470.000). Los cargos fueron después retirados por los empleados, tras recibir una remuneración.

Sin embargo, Libia respondió ante la acción de las autoridades judiciales de Ginebra con la suspensión de las entregas de petróleo a Suiza y el retiro de activos –unos 5.300.000.000 de francos suizos- de los bancos helvéticos. Además, ese país concluyó los programas de cooperación bilaterales y estableció restricciones a las compañías suizas asentadas en su territorio.

El 20 de agosto pasado, el ministerio suizo de Finanzas -actual ocupante de la silla presidencial helvética (una función meramente simbólica, y que cada año se rotan los 7 miembros del Ejecutivo)-, dijo que los dos países establecerían un panel de arbitraje independiente para analizar las circunstancias que rodearon la detención.

Entonces, Merz indicó que Suiza estaba “lista para disculparse por la detención injustificada e innecesaria de Hannibal Gaddafi y su familia, hecha por la policía de Ginebra”.

“Merz no habla muy bien francés y por ello se confundió”, observa una anciana en el Parque de los Bastiones. “Él les dio nuestras ‘disculpas’, mientras que un ‘lo siento’, era suficiente”.

De vuelta, sin los dos suizos retenidos

Los medios y los políticos han criticado a Merz por volver a Suiza sin los dos hombres de negocios retenidos por Trípoli, y con solamente un compromiso verbal en el que el gobierno de Gaddafi asiente que se les permitirá salir del país antes del próximo 1º de septiembre.

Justo ese día, Libia conmemorará los 40 años de Gaddafi en el poder, donde se espera que conceda amnistías a un grupo de presos.

En una encuesta del periódico ‘Tribune de Genève’, el 80% de los 4.000 usuarios que participaron en ella consideran que Merz actuó incorrectamente al disculparse ante Libia.

El gobierno de Ginebra tampoco está de acuerdo con la actitud del presidente helvético y reitera que en el marco federal suizo, Ginebra actúa de modo independiente y en el marco de sus regulaciones jurídicas propias.

Este lunes, el presidente del Ejecutivo cantonal David Hiler señaló que el gobierno federal “provocó una sacudida eléctrica por la naturaleza improvisada del acuerdo alcanzado con Libia”.

Hiler considera que Suiza no debía mezclar sus disculpas con el arbitraje independiente del caso, que no está conforme a la legislación helvética.

Además, el representante ginebrino se dijo satisfecho de saber que miembros del gabinete, abogados, medios y el público en general comparten sus preocupaciones.

“Merz no debía haber interferido en los asuntos cantonales de Ginebra,” dijo al respecto el banquero Eddy Baumann. “Y él tomó una iniciativa incorrecta pues no preguntó antes la opinión de sus compañeros en el Gobierno Federal. No tiene todos los derechos, sólo por ser el presidente”.

Modo curioso de trabajo

El abogado Christian Ferrazino, ex alcalde de Ginebra, también ha dicho que el modo de Merz le sorprendió.

“Él violó la colegialidad del Gobierno. Es asombroso que un presidente pueda actuar de ese modo cuando se sabe que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha estado trabajando justo en ello durante un año”.

Alcanzar un acuerdo que indica que el cantón habría actuado de una manera injustificada reconoce ya su culpabilidad antes del veredicto de la corte, señala el abogado.

“Merz no sólo es un mal negociador, sino que también resulta ser un muy mal abogado. Es preocupante que se encuentre en una posición en la que tome decisiones a nombre de nuestro país” subraya Ferranzino.

A pesar de un tono general desaprobatorio, un buen número de personas considera que no había otro camino que el de disculparse.

“Básicamente, Merz no tenía opción alguna. Aunque duela arrodillarse ante un país dictatorial como Libia, no teníamos muchas opciones con dos rehenes en Libia” dijo un banquero, que prefirió conservar su nombre en el anonimato.

“Suiza no es una superpotencia. Si formara parte de la Unión Europea, habría podido hacer algo con la presión de sus aliados, pero queremos estar solos, así que tenemos que adoptar una estrategia de disculpa”, concluye al respecto el universitario Alejandro Ferrara.

Simon Bradley en Ginebra, swissinfo.ch
(Traducción del inglés: Patricia Islas Züttel)

Hannibal Gaddafi y su esposa fueron detenidos en Ginebra el 15 de julio de 2008 tras ser acusados de maltrato por dos de sus empleados domésticos.

Tras el pago de una caución fueron liberados dos días más tarde (la mujer, embarazada, permaneció ese tiempo en un hospital).

En septiembre del mismo año, los empleados recibieron una indemnización y retiraron la denuncia, lo que no contuvo la andanada de contramedidas por parte de Libia:

La retención en ese país de dos ciudadanos helvéticos, el impedimento a la libre operación de empresas suizas, el cierre de oficinas de ABB y Nestlé y la supresión de la conexión aérea entre los dos países.

El dirigente libio, Mohamar Gaddafi, exige excusas de Suiza por el trato que la policía ginebrina ingringió a Hanibal durante su arresto.

Las autoridades ginebrinas arguyeron que el método empleado durante la detención correspondía a la peligrosidad presumida del sospechoso, acusado de maltratar a sus empleados.

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