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Un sistema ante todo federalista

Ejemplo de fiscalidad indirecta, los derechos de aduana engordan las arcas del Estado. Keystone

Para el observador extranjero, el sistema fiscal suizo se caracteriza por su gran diversidad. Al menos tres niveles políticos perciben impuestos.

Esta situación se explica por la historia y el sistema federalista de Suiza.

En numerosos países el ciudadano paga sus impuestos al Estado que se encarga entonces de repartir esos ingresos a las diversas colectividades públicas: departamentos, comunas, regiones, etc…

En Suiza, el sistema es diferente. Los impuestos son percibidos por los tres niveles políticos: el Estado federal, los 26 cantones y las alrededor de 2.800 comunas.

Fiscalidad directa e indirecta

La explicación de esta situación se encuentra en la historia. Antes de la creación del Estado federal, en 1848, cada cantón disponía de su propio sistema fiscal. Algunos preferían la fiscalidad indirecta, otros privilegiaban el gravamen sobre la fortuna y/o el ingreso.

En 1848, la soberanía arancelaria pasó enteramente a manos del nuevo Estado federal. Desde ese momento, dejo de ser posible que los cantones alimentaran sus cajas a través de la fiscalizad indirecta (derechos de aduana, peajes). Por ello se vieron obligados a aumentar o introducir la imposición sobre la fortuna y el ingreso.

Durante todo el siglo XIX, el Estado federal reunió sus ingresos de los derechos arancelarios, mientras que los cantones y las comunas se financiaban a través de la fiscalidad directa. Pero el número cada vez mayor de tareas asumidas por el Estado federal, así como los gastos relacionados con las dos guerras mundiales también llevaron a la Confederación Helvética a buscar nuevas fuentes de ingreso a partir de 1915.

De esta manera fueron creadas nuevas tasas indirectas, como el impuesto sobre el tabaco en 1993. No obstante, las autoridades federales percibían un impuesto directo desde 1941: el impuesto para la defensa nacional, que se llamó Impuesto Federal Directo (IFD) desde 1982.

Pese a la introducción de este IFD, resultó ser tan ligero que no provoco mayores cambios en las recaudaciones. Aún en nuestros días, el Estado federal obtiene la mayor parte de sus ingresos de la fiscalizad indirecta mientras que lo esencial de la fiscalidad directa se dirige a los cantones y a las comunas.

Impuestos diferentes



La segunda cosa que puede también sorprender al observador extranjero es el aspecto heteróclito del derecho fiscal suizo. En efecto, únicamente los impuestos retenidos por la administración federal son uniformes para todo el país.

En lo que respecta al resto, cada uno de los 26 cantones dispone de su propio derecho fiscal. Cada entidad es libre en la elección de sus impuestos, a menos que el gobierno federal no le prohíba retener ciertos impuestos. Lo que propicia una gran diversidad.

La primera gran diferencia es el monto de los impuestos. Ciertos cantones como Zug, practican una fiscalidad ligera, mientras que otros, como Neuchâtel o Friburgo, se muestran mucho más voraces. Esas diferencias de precio solo conciernen a los impuestos sobre la fortuna y el ingreso, pero también hay otras tasas que van del impuesto a los vehículos hasta la tasa por la posesión de perros.

Además de las tarifas, los impuestos propiamente dichos no son forzosamente los mismos. Por ejemplo, el cantón de Schwyz no conoce el impuesto sobre las sucesiones, contrariamente a los otros cantones. Otro ejemplo: siguiendo el principio de “contaminador-pagador”, la mayoría de los cantones de habla alemana han introducido una tasa para cada saco de basura, mientras que la mayoría de los cantones de habla francófona no lo han hecho.

En cuanto a las 2.800 comunas, también ellas tienen una amplia autonomía fiscal dentro de los cantones a las que pertenecen. Y también en este caso el monto de las contribuciones puede ser muy diferente de acuerdo al lugar de domicilio.

Cierta idea de solidaridad

Esta gran autonomía conduce a una cierta competencia entre los diferentes cantones. No obstante, esta competencia tiene límite. De esta manera, la Constitución Federal prohíbe a los cantones ofrecer “ventajas fiscales injustificadas”, por ejemplo, para atraer a contribuyentes adinerados.

El gobierno federal tendría la competencia de oponerse entonces a este tipo de abusos. Pero, hasta ahora, jamás lo ha hecho pues los cantones han decidido voluntariamente ponerse de acuerdo para evitar esas prácticas.

Por otra parte, el sistema fiscal suizo se basa en una cierta idea de solidaridad, con el establecimiento de la “compensación financiera”. Ésta obliga a los cantones de gran capacidad financiera a dirigir fondos en un tipo de “caja común” para poder ayudar a los de menores capacidades financieras. Este sistema existe también entre las comunas en el interior de un cantón.

El pueblo tiene la palabra



El último rasgo que caracteriza al sistema fiscal suizo es la importancia de la ciudadanía en el proceso de decisión. El pueblo decide por sí mismo sobre los impuestos a retener. La introducción de un nuevo impuesto, como la viñeta para el uso de las autopistas en la década de los años 80, debe necesariamente recibir el aval del voto ciudadano.

Pero el monto de ciertos impuestos, como el del impuesto al valor agregado inscrito en la Constitución, también debe ser sometido a la ciudadanía para poder modificarlo.

En fin, la utilización de dinero público en el ámbito federal, cantonal o comunal es, con frecuencia, el objeto de una consulta popular, ya sea a través de un referéndum obligatorio o uno facultativo.

swissinfo, Olivier Pauchard
(Traducido del francés por Patricia Islas Züttel)

Los ingresos de los poderes públicos en Suiza en 2003

Administración federal: alrededor de 43.000 millones de francos

Cantones: alrededor de 30.000 millones de francos

Comunas: alrededor de 20.000 millones de francos

Impuesto federal directo
Impuesto al valor agregado
Impuesto anticipado
Impuesto sobre las casas de juego
Impuesto sobre los aceites minerales
Impuesto sobre el tabaco
Impuesto sobre las bebidas destiladas
Derechos de aduana

Impuesto sobre el ingreso y la fortunas
Impuesto sobre las sucesiones y las donaciones
Impuesto sobre el beneficio y el capital
Impuesto sobre las ganancias inmobiliarias
Derechos de mutación
Impuesto sobre la posesión de perros
Impuesto sobre la posesión de vehículos motorizados

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