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Por qué 170 personas en Suiza fueron a la cárcel voluntariamente

Gefängnis Zürich West
Tras llegar a la prisión de Zúrich Oeste, los participantes en la operación de prueba son primero registrados, fotografiados y examinados. El registro corporal esta vez fue voluntario. © Keystone / Michael Buholzer

Los responsables hablan de un hecho único en el mundo: Para probar una nueva prisión, más de 170 voluntarios fueron encerrados en celdas de Zúrich. Una experiencia que marcó a los participantes.

“Es mejor llegue aquí, con lo que usted traía puesto”, decía la “invitación” para dormir en la prisión. Y para que quedara aún más claro, el papel decía: “Imagínese que está de paseo por la ciudad y que de repente le detienen. ¿Qué habría tenido consigo en ese momento?” 

“De todo lo demás, déjese sorprender”, finalizaba la frase.

Zúrich abrió en abril de 2022 el Departamento de Detención Provisional de la Prisión de Zúrich Oeste, o GZW para abreviar. Para comprobar si los procesos y procedimientos internos funcionaban, la Dirección de Justicia e Interior de Zúrich decidió probar la operación en condiciones reales del 24 al 27 de marzo, con voluntarios dispuestos a encerrarse en una celda durante uno o varios días.

Según Marc Eiermann, director de la prisión, se trató probablemente de un acontecimiento único en el mundo. Más de 800 personas se inscribieron en la prueba en muy poco tiempo, 170 fueron finalmente admitidas, entre ellas numerosos representantes de los medios de comunicación. Incluso la directora de justicia responsable del Cantón de Zúrich, Jacqueline Fehr, participó en la prueba. Se le considera la iniciadora de los cambios en las condiciones de detención, así como en las estructuras de las prisiones de Zúrich.

La prisión de Zúrich Oeste está destinada a la detención provisional (también conocida como “custodia policial”). En el caso de la detención provisional, las personas son supervisadas por los guardias inmediatamente después de ser detenidas por la policía. La fiscalía tiene 48 horas para aclarar si la sospecha de delito está fundamentada. Si resulta que los motivos de la detención no existen o ya no existen, la persona detenida provisionalmente es puesta en libertad. En caso contrario, se solicita la prisión preventiva al llamado tribunal de medidas cautelares, que debe decidir en un plazo de 48 horas.

Es sobre todo esta etapa siguiente, la detención preventiva, la que ha sido criticada una y otra vez en el pasado por las instituciones internacionales. Esto se debe a que en Suiza puede ser ordenada por los tribunales sin un límite máximo. El año pasado, las personas en prisión preventiva representaron casi un tercio de todas las personas privadas de libertad en Suiza. “Cualquier persona puede estar en prisión preventiva, independientemente de si es culpable o no según la ley”, escribe la organización humanrights.ch en su página web. Basta con que una persona sea sospechosa de un delito con carácter urgente y que el tribunal considere probable que la persona sospechosa pueda huir o confabularse con otras personas implicadas.

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Especialmente porque los reclusos no son personas condenadas, la Comisión Nacional para la Prevención de la Tortura en Suiza también recomienda un régimen de detención menos restrictivo en el espíritu de la presunción de inocencia. Sin embargo, esto no siempre es posible, principalmente por el riesgo de colusión u ocultación, es decir, el riesgo de que el acusado pueda coludir con otros.

Derecho a 20 cigarrillos

Tras llegar a la prisión de Zúrich Oeste, los participantes en la operación de prueba son primero registrados, fotografiados y examinados. El registro corporal es voluntario. Algunos pasan más de dos horas en la celda de espera blanca y estéril hasta que se les asigna su celda. Un asiento de hormigón y un dispensador de agua con inodoro incorporado cubren las necesidades más necesarias.

Los guardias y asistentes conducen a los voluntarios a sus celdas. Allí reciben un kit de entrada con ropa de cama, cepillo de dientes, cubiertos y un pequeño reloj. También pueden elegir libros y bebidas dulces, y tienen derecho a 20 cigarrillos.

El director de la prisión, Marc Eiermann, dice que no está previsto que la celda de espera sea tan larga. “Además, los tiempos de espera en este ensayo se debieron principalmente al gran número de ingresos en muy poco tiempo. En esta prueba, tuvimos unas cuatro veces más admisiones por unidad de tiempo que las que esperamos para el funcionamiento regular”.

El propósito de la prueba, dijo, era precisamente identificar esas dificultades y mejorar los procesos hasta que la prisión esté definitivamente en funcionamiento. Lo que los sujetos de prueba siguen han perdonado con una sonrisa no debería ocurrir en una operación real con detenidos, que suelen estar en una situación de crisis, dice Eiermann. 

El paseo por el patio se convierte en lo más destacado del día para muchos, a falta de contacto personal en estas condiciones. Juntos, los presos voluntarios pueden disfrutar de una hora de aire fresco y, en el mejor de los casos, de unos cuantos rayos de sol en el patio. Se forman pequeños grupos, las personas que hasta hace poco eran extrañas hablan sin parar entre sí, y rápidamente se crea una especie de grupo y unión.

La curiosidad fue la principal motivación de la mayoría de los participantes para tomar parte en la prueba. Por ejemplo, Laura, de 25 años, dijo que había oído hablar mucho de las condiciones de las cárceles y que ahora quería formarse su propia opinión. Se sorprendió positivamente, dijo. “El personal de custodia es cortés, pero te hace pensar mucho cuando estás solo en tu celda”.

Otro recluso espontáneamente también expresó su opinión al respecto: “Es muy extraño estar solo, me alegro de tener al menos una televisión y un libro. Antes de llegar a mi celda, tuve que pasar una hora y media en la celda de admisión. La celda sin ventanas estaba sin vida y fría. Ya no tenía sentido del tiempo”.

La reclusión también fue la más dura para María. “No me escandaliza la operación, sino lo que me ha hecho este aislamiento”, dice: “Todo está simplemente amueblado, pintado de blanco y sin vida. Sólo la llegada de una colega ha dado un poco de vida a la celda”.

Sin teléfono móvil

Nicole, psicóloga, tuvo una experiencia similar. Quería averiguar lo que una experiencia de este tipo hace a la psique cuando no puedes establecer tu propia agenda. Dijo que se sorprendió de lo rápido que cambió su estado de ánimo. “Me sentí aislada. No se oye nada ni se ve a nadie. Escuchaba cada sonido y me alegraba cada vez que un cuidador se ponía en contacto conmigo”. En realidad había planeado meditar durante dos días, pero le resultó difícil en la cárcel. Tuvo una experiencia positiva de desintoxicación digital, es decir, una vida sin teléfonos móviles ni Internet.

En cambio, Fabienne es la que más echa de menos su teléfono móvil. Trabaja en un tribunal y quería saber cómo eran las condiciones y los procesos en la cárcel. “Revisamos las solicitudes de prisión preventiva y quería conocer los procesos”, dice Fabienne. En realidad, dice, se sentía como estar en un campamento de vacaciones, sólo que más restrictivo. “Pero para la gente que está aquí sin certeza, es por supuesto algo diferente, inimaginable para nosotros”.

“¿Esto es real, señor director?”

Básicamente, los participantes se sorprendieron positivamente por la buena acogida y la actitud positiva del personal de supervisión. El director de la prisión ha recibido a los voluntarios en el patio y les ha permitido hacer preguntas.

Alguien preguntó: “Sr. Eiermann, ¿los supervisores y el personal de apoyo son siempre tan amables?”. – Eiermann dijo que esperaba que su equipo tratara con respeto a todas las personas bajo custodia policial y detenidas provisionalmente. Se supone que la gente es inocente hasta que se demuestre lo contrario, dijo. “Y queremos que la gente participe aquí y, sobre todo, que se mantenga con una buena capacidad de resilencia. Lo conseguimos con respeto y amabilidad”. Esa es definitivamente la teoría, dijo. Si un borracho llega a la custodia, grita y se pone violento, ocurre que “se le lleva al suelo de forma controlada y se le tiene que esposar”. Es agotador, pero hay que ser respetuoso”.

Lo que influye positivamente en el ambiente es la separación entre la policía y el personal de apoyo. “Los supervisores y el personal de apoyo no son policías, eso es importante”. Se han dado cuenta de que los reclusos se comportan a veces de forma completamente diferente con la policía.

A pesar de las muchas impresiones positivas, tras esta estancia voluntaria en la cárcel los participantes están unidos en la esperanza de no tener que volver a ir a la cárcel, y menos de forma involuntaria. “Ahora sé lo que se siente estar privado de libertad y voy a disfrutar más que nunca de mi libertad”, dice la psicóloga.

*Los nombres de la mayoría de los participantes han sido cambiados.

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(Traducido del original en alemán al español por Patricia Islas)

Patricia Islas

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