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Feminismo en acción

Annie Sprinkle: 'Bosom Ballet' (1984-1991). Serie de fotos en blanco y negro. migrosmuseum.ch

Mujeres artistas de diferentes generaciones exponen sus obras para manifestar su actitud no conformista frente a una cierta historia del arte occidental dominada por estructuras estrictamente masculinas.

En estas creaciones se trasluce de inmediato la posición crítica que guardan estas autoras ante patrones sociales, jerárquicos y patriarcales, totalmente empolvados.

Así lo demuestra la exhibición que se lleva a cabo en el Museo Migros de Zúrich, con trabajos que dejan ver el avance tecnológico de hoy día como el vídeo, la fotografía, el cine experimental y las llamadas instalaciones.

En todas estas obras, trátese de los vídeos que presentan la japonesa Yoko Ono (1933) o la suiza Pipilotti Rist (1962), hay una constante oposición contra algunas normas sociales que condenan a la mujer a la pasividad, al silencio o, en el peor de los casos, a ser consideradas como objetos intercambiables en el gran circuito del mercado.

La palabra a través del cuerpo

La mayor parte de estas creadoras tiene como común denominador la referencia inmediata que hace a la imagen del cuerpo femenino.

Esta imagen se revela como la única vía de expresión que ellas tienen hacia el exterior, acaso porque es en el propio cuerpo donde la mujer resiente la opresión social y sexual de la que es objeto.

Los trabajos de estas artistas llevan esta marca que los distingue, es decir, el cuerpo es su bandera, su rebelión, su campo de experimentación, su identificación, su arma y, en última instancia, su propia palabra.

Las creaciones de la norteamericana Mary Beth Edelson (1933) se presentan como una reapropiación en lenguaje femenino de mitos celtas, de temas de filosofía, de películas hollywoodenses o de teorías políticas.

Pero es en particular en pasajes de la historia del arte europeo, donde ella hace una severa crítica a la producción artística hecha por hombres. En varios de sus ‘collages’ ironiza los sacrosantos cánones de belleza construidos por una visión exclusivamente masculina.

Así, de Edelson se presenta su ‘Última Cena’ (1972), inspirada nada menos que en la célebre obra homónima de Leonardo.

En esta composición, en vez de la figura de Cristo y su séquito, aparecen alrededor de la mesa las cabezas de artistas norteamericanas sobrepuestas a la de los apóstoles.

Entre ellas figuran la de Georgia O’Keeffe, en el centro, al lado de Louise Nevelson, Yoko Ono o Louise Bourgeois que le sirven a Edelson para apropiarse de dominios divinos y trascendentales reservados en el arte a los hombres.

Senos que bailan o se comen

En el Museo Migros se exhibe otro tipo de producciones acaso más provocadoras. Es el caso de la norteamericana Annie Sprinkle (1954).

Esta autora combina arte y pornografía en sus trabajos reivindicando su antiguo oficio de prostituta. En sus ‘performances’ hace uso de su propio cuerpo tratando, según ella, de desmitificar la anatomía femenina.

Su posición radical ha causado varias controversias entre el público, pues esta mujer se ha comprometido valientemente a apoyar incluso a las ‘trabajadoras del sexo’ y aboga por que tengan un mejor seguro de salud.

Annie Sprinkle expone aquí una serie de fotografías en blanco y negro, en las cuales ella misma figura manipulando y moviendo sus senos con sus manos cubiertas por elegantes guantes negros, como para ir a la ópera. De este modo, logra crear un ballet imaginario con sus pechos, haciendo que su torso se transforme en una especie de escultura móvil.

Otra de las artistas es Patty Chang (1972) con su vídeo ‘Melons’. En esta acción ella se coloca frente a la cámara cortando con un cuchillo su propio seno, que no es más que un melón sostenido por su portabustos.

La artista va comiéndose con una cuchara el melón colocado en su seno, mientras cuenta al público la historia de su tía que tenía cáncer de mama.

La escena de Patty Chang llega por momentos a ser francamente grotesca, aunque ha cumplido con su intención de escandalizar al espectador.

Una nueva expresión femenina

Las obras de estas creadoras buscan otra manera de expresar el mundo que las rodea. Muchas de ellas rebasan incluso las fronteras del arte, para convertirse en verdaderas militantes que luchan por un lugar más justo y digno de las mujeres dentro de la sociedad.

En las producciones presentadas en esta exposición las artistas no se cansan de reivindicar a la mujer como lo que es: un ser humano y no un objeto de cambio.

El trabajo de la holandesa Mathilde ter Heijne ‘Woman to go’ lo confirma, así como el de la pionera del vídeo en Suiza, Pipilotti Rist, con sus filmaciones llenas de sensualidad óptica, acústica y juegos de vivos colores.

La muestra en el Museo Migros de Zúrich permanecerá abierta al público hasta el próximo 22 de octubre.

swissinfo, Araceli Rico, Zúrich

La exhibición que tiene lugar en el Museo Migros de Zúrich se llama ‘It’s Time For Action (There’s No Option). Este nombre se refiere a la canción del mismo título que grabó la artista Yoko Ono en 2000, y marca la actitud de las autoras que participan en la muestra.

Sin querer hacer uso del término ‘feminismo’, desde los años 60 Yoko Ono se ha revelado como una artista totalmente crítica, al poner en tela de juicio los patrones de comportamiento reservados específicamente tanto al sexo masculino como al femenino.

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