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“La culpa de esta crisis la tiene el propio Sri Lanka”

Manifestantes en sede presidencial de Colombo
Alrededor de 100 000 manifestantes se reunieron el sábado en la capital de Sri Lanka para protestar contra la política del gobierno en funciones e irrumpieron en varios edificios. Keystone / Chamila Karunarathne

¿Cuál es la lectura del asalto popular al palacio presidencial en Colombo? Rolf Blaser, miembro del Consejo de Suizos en el Extranjero y director general de una empresa de Suiza en Sri Lanka, analiza la situación.

SWI swissinfo.ch: El país está en bancarrota, el presidente Gotabaya Rajapaksa ha dimitido. ¿Cómo se llegó a este punto?

Rolf Blaser
Rolf Blaser, miembro del Consejo de los Suizos en el Extranjero y director general de A. Baur & Co. zVg

Rolf Blaser: El declive comenzó con los ataques terroristas del domingo de Pascua de 2019. Después de eso, el turismo colapsó y se vino abajo una de las mayores fuentes de ingresos del país.

Luego, cuando se suponía que los turistas volverían, llegó el coronavirus. Tras dos años de crisis por la pandemia, comenzó la guerra en Ucrania, y entre los mayores flujos turísticos del país están los de Rusia y Ucrania.

También incidieron otros acontecimientos: las reservas de dinero público se agotaron lentamente, el Estado quebró, no solamente por la falta de turismo. Más tarde vino la crisis de las importaciones: falta gasolina, petróleo, medicamentos, alimentos, que son productos esenciales.

En febrero se anunciaron protestas, lo que llevó al presidente a imponer un toque de queda. Como resultado, el palacio presidencial fue sitiado. Pero la situación siempre ha sido relativamente tranquila. El golpe de gracia para el presidente Rajapaksa fue el asalto al edificio gubernamental.  

Multitud en torno a una piscina
El palacio presidencial se ha convertido en una atracción popular y la gente se baña en la piscina del inmueble. Keystone / Chamila Karunarathne

La producción agrícola se derrumbó tras la prohibición de importar fertilizantes químicos. Baur inmediatamente comenzó a producir fertilizantes orgánicos. ¿Ve algún vínculo entre la crisis del país y la prohibición de los fertilizantes artificiales?

Sí, pero este aspecto no debe analizarse de forma aislada. En mayo de 2021, la prohibición entró en vigor de la noche a la mañana. Por supuesto, el país no estaba listo para un cambio completo a los fertilizantes orgánicos. Como resultado, en 2021 Sri Lanka no tenía fertilizantes, ni químicos ni orgánicos. Eso condujo a una drástica reducción de la producción agrícola. El país ya no podía producir suficiente arroz para el autoabastecimiento.

Cuando se levantó la prohibición a fines de noviembre de 2021, no había suficiente dinero para importar fertilizantes. Rusia, como gran exportador de fertilizantes químicos, dejó de existir y China también dejó de exportar. La India se enfrenta a graves pérdidas de cosechas debido a una intensa ola de calor y, por lo tanto, ya no exporta alimentos ni fertilizantes.

¿Qué papel juega la deuda de Sri Lanka con China en esta situación?

El problema es, de hecho, el sobreendeudamiento. Que el dinero provenga de China, Japón o India es irrelevante. Por supuesto, China tiene un enfoque más severo en estas situaciones, pero la culpa es sobre todo de Sri Lanka.

La producción de fertilizantes y el comercio de medicamentos son ramas de actividad del grupo A. Baur & Co. ¿Cuál es la situación comercial de la empresa?

Las cosas no parecen muy halagüeñas desde un punto de vista operativo. Pero somos una empresa que ha estado activa en Sri Lanka desde hace 125 años y tenemos ciertas reservas. No estamos luchando por sobrevivir, pero actualmente estamos perdiendo.

En el sector sanitario estamos trabajando al 80% de la capacidad. Había algunos medicamentos que ya no podíamos importar. Pero este sector todavía funciona relativamente bien porque se nos asigna una parte del dinero que el gobierno obtiene de las exportaciones. De esta manera podemos importar medicamentos esenciales. Por lo tanto, estamos en una posición privilegiada, se nos otorga un trato preferencial cuando es posible, porque importamos productos de primera necesidad.

En cuanto a los fertilizantes, la situación es algo diferente. Todo el negocio ha desaparecido en los últimos 12 meses. Ya no dependemos de los pagos estatales porque han cesado los subsidios en el sector de los fertilizantes. Las pequeñas cantidades que vendemos nos las pagan en efectivo.

¿Qué podría hacer Suiza para ayudar?

Creo que Suiza hace todo lo que puede: desde la ayuda económica hasta la formación, pasando por la ayuda de situación. Por ejemplo, la entrega de respiradores durante la crisis del coronavirus o el envío de aviones con medicamentos. Sin embargo, no considero a Suiza como un proveedor de primeros auxilios.

¿Como ve el futuro?

Como país, necesitamos urgentemente un gobierno estable. En segundo lugar, sería importante que Sri Lanka obtuviera un préstamo puente del Fondo Monetario Internacional. Esto nos ayudaría a recuperar la confianza de otros países.

También es importante luchar contra la corrupción, un problema importante en el país. Mucho depende ahora de quién asumirá los puestos más importantes.

Actualmente es difícil para la gente comprar alimentos en el mercado. ¿Qué hace Baur por su personal?

Somos una de las pocas empresas del país que ha negociado un aumento salarial para su personal. Si bien no podíamos permitírnoslo en este momento, hemos aumentado los salarios en alrededor de un 20 %. Esto no resuelve los problemas, pero los reduce.

Siempre que es posible, enviamos raciones de emergencia a nuestros empleados. Probablemente hacemos más que otros, sobre todo porque somos parte de una fundación benéfica.

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Usted reside en Colombo desde hace cinco años. ¿Cómo vive personalmente la situación actual?

Puedo observar la dinámica desde mi balcón. Hay miles de personas en las calles. En términos de multitudes, podría compararse con el Street Parade de Zúrich. Cuando escuchas las palabras de los manifestantes, sientes un nudo en el estómago.

Sin embargo, me gustaría enfatizar que la situación es pacífica. La gente visita el palacio presidencial, que se encuentra muy cerca del edificio comercial y residencial de A. Baur & Co, como un museo. Todo el mundo quiere verlo.

Desde el punto de vista económico soy muy afortunado, pertenezco a la clase privilegiada del país. Mi nivel de vida se ha mantenido sin cambios. Y también me siento seguro. Hoy, por ejemplo, me muevo en bicicleta y es relajante porque, debido a la falta de gasolina, hay mucho menos tráfico. 

Adaptado del italiano por Marcela Águila Rubín

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