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“Yo siempre creo en el niño y eso él lo siente”

Tania Espinoza, es candidata para las próximas elecciones en Berna. swissinfo.ch

Tania Espinoza Haller llegó a Suiza en 1981 con 10 años de edad junto con sus padres y dos hermanas tras un golpe militar en Bolivia. Desde hace 15 años es maestra en Berna y conoce personalmente la importancia de la integración. En el aula trata de transmitir sus experiencias a niños de origen extranjero, cuya presencia en algunas clases suele superar incluso el 80%.

Hoy, con 39 años, es además parlamentaria municipal en Berna y candidata al Gran Consejo Cantonal (Parlamento local) por el Partido Verde GFL.

Tania Espinoza Haller está convencida de que es necesario estimular y al mismo tiempo exigir la integración de los inmigrantes sobre una base de confianza y compromiso recíproco.

La tenacidad y el respaldo de sus padres, y de ella misma, han sido fundamentales en su camino para sentirse en casa en Berna, donde vive e imparte enseñanza a niños, mayoritariamente extranjeros. Como educadora constata que muchos de esos niños y jóvenes viven entre dos mundos -aquel de sus padres y el del país de acogida-, en una Suiza con una cuota de extranjeros de más del 21%. Su experiencia propia le permite afirmar que la integración, una palabra hoy básica en la política helvética, es responsabilidad del país de acogida, pero en gran parte también del inmigrante. Entrevista.

swissinfo.ch: ¿Cómo llegaste a Suiza?

Tanía Espinoza: Llegamos acá por razones políticas. Ingresé a la cuarta clase de la educación primaria. Yo no sabía ni el alemán, ni el dialecto bernés; entonces, tuve que aprender cuanto antes el idioma.

swissinfo.ch: ¿Qué recuerdas de esa llegada a un país distinto?

T.Espinoza: Los niños tenían otra forma de jugar, otro idioma; yo no entendía nada. El colegio era diferente al de La Paz, Bolivia. La comida, los olores, es otro mundo. Uno tiene que acostumbrarse muy rápido.

swissinfo.ch: El primer reto…

T.Espinoza: Aprender el idioma, empezar a hablar y comunicarme con los otros niños. Ellos me hablaban en alemán (estándar) para que pudiera aprender el idioma pronto. Los compañeros de escuela me ayudaron, (El idioma cotidiano en la Suiza de habla alemana es el dialecto local, diferente al alemán estándar).

Al comienzo fue muy duro. La integración es dura y cuesta energía y noches en las que uno tiene que llorar para prepararse antes de los exámenes. Traducíamos con mis padres del alemán al español y luego otra vez al alemán. Con el tiempo y las reglas en casa lo logramos. En la casa se hablaba el español, pero no podíamos mezclar los idiomas.

swissinfo.ch: Tu experiencia de vida y tu tarea en la educación van de la mano en el terreno de la integración. ¿Qué significa en Suiza la palabra integración?

T.Espinoza: Aquí es una palabra que se escucha en todos los lugares, no solo en el Parlamento, también en el colegio. En el día a día es un tema muy grande. Un ejemplo, el año pasado fui directora en un colegio multicultural en el cantón de Berna con 80% de niños de otros países. Allí el trabajo fue muy claro. Con el diálogo entre los padres, el niño y el colegio se pueden lograr muchas cosas. No sólo la escuela tiene que esforzarse, sino también los padres y los niños, porque integración es dar y tomar de dos partes que quieren caminar juntos y llegar a una meta.

swissinfo.ch: Tomando ese grano de arroz como ejemplo de esta Suiza con más de 21% de población extranjera, ¿en esta escuela cuál es el origen de los niños que allí asistían?

T.Espinoza: Eran niños de 32 o 35 nacionalidades, con diferentes idiomas, con diferentes mentalidades, culturas, religiones. Mi tarea era apoyar a los profesores. Es un trabajo en el que hay que ser persistente para llegar a la meta con los niños. Apoyaba a los maestros en la búsqueda de diálogo con los padres.

swissinfo.ch: ¿El porcentaje de los alumnos extranjeros en esa escuela?

Era de más del 80%.

swissinfo.ch: ¿Por qué?

T.Espinoza: Es un barrio multicultural donde hay muchos bloques de edificios donde viven familias, donde el nivel de desempleo es alto, y donde los departamentos no son tan caros. Son lugares donde se acumula la gente de otros países por causas financieras. Los niños provienen de Sri Lanka, China, los Balcanes, Brasil, de todo el mundo, pero a mí eso no me parece muy importante, sino el saber que esos niños están aquí y tienen que dar el paso para lograr un aprendizaje, desarrollarse, tener una oportunidad sin fijarse sobre su origen. El niño está en el centro; de dónde viene no es muy importante.

swissinfo.ch ¿Cuáles son las primeras barreras de un padre inmigrante que hay que romper?

T.Espinoza: La barrera más grande es el miedo que los padres tienen por no saber, por no ser informados (o informarse). El miedo de hablar, pero también el miedo de que la escuela decida por ellos. Yo creo que realizando las reuniones se dan cuenta de que son ellos los responsables y quienes deciden sobre sus hijos. Así se sienten más tranquilos.

swissinfo.ch:¿Cuál es tu opinión de las críticas de estos jóvenes que carecen de una base educacional y que al final con 15, 16 años llegan a una vida vacía, sin trabajo, divididos en una sociedad distinta a la que los padres en muchos casos les imponen. Hay muchas críticas a nivel político de este grupo de jóvenes. ¿Cuáles son las soluciones para evitar que estos niños se queden en ese vacío social?

T.Espinoza: Como política, pero también como profesora, yo diría que a esos niños no hay que dejarlos solos. Ellos necesitan apoyo, pero también tareas claras. La peor idea para mí como pedagoga es saber que un adolescente después del noveno año de escuela no tenga nada que hacer, que no tenga tarea, ni visiones. Quisiera que a esos niños se les den posibilidades concretas, que puedan trabajar en proyectos y se les apoye en la educación cuando aún son jóvenes y no estén 5 o 6 años sin trabajo después de la escuela obligatoria. Hay que evitar que se acostumbren a ese estado y cuando vuelvan algún día al trabajo con estructura tengan dificultades en el mundo laboral. Es mejor que desde jóvenes se les pueda orientar y dar proyectos, trabajos y posibilidades muy concretas para que se levanten cada mañana y sepan adónde tienen que ir y qué trabajo pueden hacer.

swissinfo.ch: ¿La sociedad suiza es excluyente en este caso?

T.Espinoza: No creo. Y es lo que les digo a mis alumnos, aunque a veces no quieren creérmelo. Si uno quiere realmente obtener un aprendizaje, un trabajo, tiene las posibilidades, pero hay que rendir y demostrar que uno es capaz. Yo tengo que rendir, tengo que ir a trabajar, tengo que querer integrarme. No sólo es el suizo, tú también, les digo: ¿Qué haces tú para esa integración? Si tú quieres algo puedes luchar, pero te costará tiempo, trabajo, horas, momentos duros. Tú decides. Cada uno debe decidir por su vida, y aquí a uno le dan posibilidades cuando se quiere.

swissinfo.ch: ¿Cuál es el factor básico para respaldar como maestro al niño inmigrante?

T.Espinoza: Yo siempre creo en los niños; es algo que ellos sienten. Les suelo repetir: “Tu puedes”, pero también soy estricta y espero que trabajen. Lo más importante es que los profesores crean en los alumnos, en el potencial de una persona, de cada alumno, entonces hay soluciones, hay posibilidades, y eso es algo que los alumnos sienten. De eso estoy convencida.

Patricia Islas Züttel, swissinfo.ch

– Enseñar una estructura clara en la vida cotidiana.

– Disciplina y relación humana en equilibrio entre maestro y alumno.

– Reglas claras y ser consecuente.

– El reto mayor: la motivación de los propios alumnos.

– Recordar que el paso de aprender es del niño.

– Ser un maestro estricto, pero justo.

Nació el 4 de enero de 1971 en La Paz, Bolivia.

Emigró con su familia en 1981 a Berna, Suiza, tras un golpe militar en Bolivia.

Asistió a la escuela de Gäbelbach, de cuyo paso recuerda la dedicación de sus profesores y compañeros que la ayudaron a familiarizarse gradualmente con el idioma y las costumbres.

Poco antes de concluir sus estudios de Bachillerato decidió estudiar el magisterio.

De 1994 al 2001 trabajó en la escuela multicultural de Tscharnergut, en la zona oeste de Berna.

2001 al 2006: directora (30%)y maestra en un hogar para niños con dificultades de comportamiento en Landorf, (Köniz). Allí, los alumnos vuelven a casa cada dos semanas y la tarea esencial de la institución es reintegrar a esos adolescentes (suizos o extranjeros) en la escuela pública.

2006 al 2009: Directora (80%) de la escuela de Weidteile, Nidau, cantón de Berna.

2009: Maestra de clase reducida para adolescentes con retrasos de formación escolar (mayormente extranjeros). La meta es tratar de que superen sus lagunas, sobre todo de idioma, para conseguir un puesto de aprendizaje.

2008: Decide postular a un escaño en el Parlamento Municipal de Berna y desde 2009 ocupa uno de los 80 escaños del Parlamento edil.

2010: Candidata al Gran Consejo de Berna (Parlamento del cantón) para las elecciones locales del 28 de marzo de 2010.

Actualmente compagina su función política con sus tareas de maestra, esposa y madre de un niño de 5 años.

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