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Cine iberoamericano, gran vencedor de Locarno

Albert Serra obtuvo el Leopardo de Oro en Locarno. pardo.ch

El realizador catalán Albert Serra obtuvo el Leopardo de Oro en la 66 edición del Festival de Cine de Locarno con 'Historia de la meva mort' ('Historia de mi muerte').

El abrazo cinematográfico entre Casanova y el Conde Drácula, representando en la misma pantalla dos épocas históricas, conmovió por su originalidad al jurado internacional que no temió en festejar así una obra radical y rupturista del cine contemporáneo.

 

Aunque fue la principal, la presea que este sábado (17.08) recibió Serra no fue la única para la producción iberoamericana que llegó al más importante evento cinematográfico suizo.

E agora? Lembra-me (¿Y ahora?, recuérdame) del director portugués Joaquim Pinto, recibió un premio especial del jurado, así como el premio de la crítica internacional. Por su parte el actor peruano Fernando Bacilio, personaje principal de El mudo, de Sebastián Lelio, se alzó con el Pardo a la mejor interpretación masculina.

En tanto el realizador español Lois Patiño con su Costa do Morte (Costa de la Muerte) fue reconocido como mejor realizador emergente en la categoría de Cineastas del Presente, la segunda en importancia del festival.

Distinción significativa

El Leopardo de Oro sobrepasa todas las expectativas del director catalán, quien en entrevista con swissinfo.ch, luego de conocer la noticia, se manifestó “tan contento como sorprendido”.

“Lo que más me conmueve de la distinción es que desde un primer momento en Locarno se habló de cine con mucha pasión. Es un espacio donde realmente se entiende de cine. Todos los intercambios, incluido con otros realizadores y la prensa, estaban centrados en las películas, en su estética, que es lo que importa al final, al margen de cualquier premio”, enfatiza Serra.

El realizador reconoce también el impacto material positivo de la recompensa, 90 mil francos suizos. “Me va a permitir enfrentar la nueva etapa profesional con más calma, sin pensar tanto en el día a día”; y sin escapar a la oportunidad que significa esta distinción, “a pocos días que Historia de la meva mort sea presentada en Francia, lo que puede significar un empujón para el filme”.

Su reflexión de fondo, al mejor estilo de la personalidad crítica y sin compromisos del realizador catalán – considerado por parte de la crítica de su país como el “enfant terrible” del cine español- , lleva a relativizar el significado del premio: “Hay que circunscribirlo a una película en particular” en un mundo, como el cinematográfico, donde “no se puede contentar siempre a todos”. Ni siquiera a todo público, hacia el cual Serra mantiene una cierta distancia conceptual.

“Si debiera pensar en la gente, en los espectadores, me bloquearía. A nivel metafórico, es como si un fabricante de armas debiera pensar en las víctimas que produce… Mis películas son armas con las que cada uno que las mira puede hacer, pensar y vivir lo que quiera”, enfatiza.

Es una coproduccion española-francesa.

Fue rodada en Francia y Rumania.

Cuenta la vida de Casanova que conoce a un nuevo servidor, Pompeo,  quien será testigo de los últimos momentos de su vida.

Luego de dejar su castillo francés y la vida libertina propia del siglo XVIII, Casanova y su vasallo pasan el fin de sus días en las tierras pobres y oscuras del norte europeo,  confrontándose entonces a una fuerza nueva, violenta, esotérica y romántica representada por Drácula y su poder eterno.

Los actores son: Clara Visa, Noelia Rodenas, Montse Triola, Eliseu Huertas y Lluis Serrat. El papel central de Casanova es realizado por Vincenç Altaió, figura de la cultura catalana, que dirigió por cinco años el Arts Santa Mónica, uno de los ateneos más importantes de esa región.

“El actor es como tierra moldeable”

El actor es el fango, “la tierra húmeda de un ceramista. No soy más que lo que Albert Serra ha moldeado para darle una forma determinada”, expresa Vincenç Altaió, actor no profesional que asume el rol protagónico de Casanova, al comentar el premio recibido  en Locarno.

Para mí como poeta, continua, “que no hace distinción entre lo visual y lo literario, se culmina de esta manera una forma de arte sin fronteras”, subraya.

E insiste en su propia lectura sobre el valor de Historia de la meva mort: “creo que esta película representa perfectamente nuestra época y con los años a venir a explicar mejor a Europa y al mundo actual en lugar de un tratado de política o un ensayo de economía”.

Y concluye sobre la película galardonada: “Cruza las ideas con la estética. Es muy valiente, muy innovadora, corre riesgos y hace un favor al espectador, al crearle una dificultad a su vida cuando mira el film”.

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Albert Serra, un catalán que escandaliza a la crítica

Este contenido fue publicado en Albert Serra, con una corta carrera en el cine, ya pasó por Cannes y por otros festivales internacionales y trae ahora a la competición del Festival de Locarno no solo su último film, Historia de la meva mort (Historia de mi muerte), sino toda su retórica de ruptura con los valores tradicionales del arte. L’enfant terrible…

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“Satisfecho con el palmarés”

Las distinciones otorgadas en Locarno, “muestran que los jurados comprendieron la diversidad de las películas presentadas en la selección oficial”, subraya el director Carlo Chatrian, en diálogo exclusivo con swissinfo.ch. El film catalán, subraya, es “compacto, muy fino, muy fuerte, asocia dos épocas para hablar del presente”. Y el Leopardo de Oro, galardona hoy “un cine radical y de búsqueda, coherente con el espíritu mismo de nuestro festival”.

 

Albert Serra es uno “de los cineastas más originales en la actualidad. Y es un gran honor que presentara su filme aquí. Un proyecto de largo alcance, en el que venía trabajando desde años”.

Tal vez por la duración – 148 minutos- no va a funcionar muy bien en las salas comerciales, explica el director de Locarno: “Pero estoy convencido que como el buen cine, el de verdad, va a permanecer y prolongar su presencia en la historia”.

“Investigaciones cinematográficas”

La 66 edición del Festival de Cine de Locarno fue la primera del nuevo y joven director Carlo Chatrian. Los críticos de cine consultados son unánimes: la primera edición dirigida por Chatrian marca la continuidad, aunque a la competición internacional le ha faltado un poco de sal y alguna de los filmes elegidos han provocado una cierta incomprensión. Extremadamente positivo es considerado, sin embargo,  el espacio reservado al cine suizo.

“A pesar de ser su primera experiencia, Carlo Chatrian ha logrado darle al festival una sólida continuidad, con una buena mezcla de géneros, pero el nivel no es el mismo. Ha sido una edición menos picante”, subraya Michael Sennhauser, periodista de la Radio suiza alemana (DRS 2). Antonio Mariotti, del Corriere del Ticino, considera el concurso  “medianamente satisfactorio” .

En cada edición hay películas que crean interrogantes en cuanto a su pertinencia, concuerda Michael Sennhauser. Con Olivier Père (el director artístico anterior), prevalecía el gusto a la provocación. Este año, en cambio algunos filmes eran “investigaciones cinematográficas” en un estilo pasado de moda que no le hace bien a la competición. “Pienso en particular al documental Pays Barbare del director italiano Yervant Gianikian. Me pareció magnífica la cinta de la Claire Simon, Gare du Nord”.

“Edición sin grandes asperezas”

Más crítico, Antoine Duplan, del cotidiano suizo francófono Le Temps. “Es una edición sin grandes asperezas. No ví películas que me han realmente entusiasmado o sorprendido. La mayor parte son de discreta calidad, pero no se han visto obras maestras inolvidables.”

¿Un festival que desilusionó? “Sería un poco fuerte. Hubo obras interesantes como el documental portugués E agora? Lembra-me (Joaquim Pinto), que cuenta la experiencia en primera persona de un enfermo de sida. O los dos filmes japoneses: Tomogui (Shinji Aoyama) y especialmente Real (Kiyoshi Kurosawa). Tal vez se espera siempre mucho de Locarno, un festival de dimensiones pequeñas, que debe hacer frente a la competencia de Venecia, Cannes o Berlín”, comenta Duplan.

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