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‘El mudo’ peruano disputa el Leopardo de Oro

El actor Fernando Bacilio, en el papel del licendiado Zegarra en el film peruano El Mudo, de los hermanos Vega. Festival del Film Locarno

Aunque su personaje principal pierde el habla, el filme de Daniel y Diego Vega es un elocuente testimonio de la actualidad peruana, con su “nueva fiebre de orgullo nacional”. Los cineastas, considerados entre los nuevos talentos de la América Latina, compiten por el máximo galardón del Festival de Filmes de Locarno.

“El hecho mismo de haber sido seleccionados para la competición oficial, es ya para nosotros un gran éxito”, subraya Daniel Vega en entrevista con swissinfo.ch y en alusión al prestigio internacional del más importante festival suizo de cine. 

En esta 66 edición, dos películas latinoamericanas participan en la justa internacional, la brasilera Educaçao sentimental  y El mudo, coproducción peruana, mexicana y francesa que recibió también el apoyo de Visiones Sur-Este, Fondo suizo de impulso a la producción cinematográfica. 

Los hermanos Vega se encuentran entre los mejores realizadores jóvenes, comenta a swissinfo.ch uno de sus productores, el francés Frédéric Corvez. “Muy probablemente en poco tiempo realizarán otros proyectos de gran envergadura y harán hablar todavía más de ellos”.

 

El mudo es el segundo largometraje de los Vega. El primero, Octubre (2010), recibió el Premio del Jurado en la sección ‘Una cierta mirada’ del Festival de Cannes, evento que les aseguró un primer reconocimiento internacional significativo. En 2008, con el cortometraje Interior bajo izquierda, participaron en la sección ‘Puertas abiertas’ de Locarno.

Cuatro películas iberoamericanas -dos europeas y dos latinoamericanas- se encuentran entre las veinte seleccionadas en el Concurso Internacional para disputar el Leopardo de Oro:

América Latina: El mudo y  la brasileña Educaçao sentimental, de Júlio Bressane, ambas primicias mundiales, terminadas en 2013.

Península Ibérica: E Agora? Lembra-me, del portugués Joaquim Pinto e Historia de ma meva mort, coproducción española-francesa del director catalán Albert Serra.

 

En la sección ‘Cineastas del Presente’, el film Los insólitos peces gato, producción mexicana de Claudia Sainte-Luce,  y Costa da morte, largometraje documental experimental del español Lois Patiño, disputarán en representación del cine iberoamericano, con otras catorce películas, el segundo premio en importancia de Locarno.

 

En la categoría ‘Leopardos de Mañana’, que busca promover a jóvenes talentos, de América Latina participan  La quietud, de la argentina Inés María Barrionuevo; Los pálidos, de su compatriota Martín Kalina y Tremor, del brasilero Ricardo Alves.

 

En la sección ‘Fuera de Concurso’ se proyectan la coproducción argentino-brasilera  Lo que el fuego me tragó, de Adrián Villar y el corto metraje chileno Los Andes, de Joaquín Cociña y Cristóbal León.

“Con toda complicidad…”

“Cada uno por su propio camino, llegamos casi por casualidad al cine, recorriendo experiencias diferentes”, narra Diego Vega quien enseña actualmente en la Escuela Superior de Cine y Audiovisual de Barcelona, donde reside.

El trabajo en común, con toda la “complicidad que el hecho de ser hermanos nos asegura”, ha potencializado nuestro trabajo. “Y tal vez la escasa diferencia de edad, de apenas 11 meses, que nos permitió compartir mucho desde niños, nos facilita hoy intercambiar, resolver las diferencias, complementarnos, pero sin envidias ni competencia entre nosotros”, explica por su parte Daniel, quien es director comercial en Lima, la capital peruana.

Actuación excepcional

El film, de apenas 86 minutos de duración, presenta una parte de la vida de Constantino Zegarra, abogado y funcionario judicial en uno de los tribunales de la capital peruana.

El esfuerzo por asegurar imparcialidad en su acción y sancionar con energía los delitos que investiga, se ven confrontados con obstáculos impuestos por la burocracia del sistema jurídico. La corrupción, la fragilidad del aparato del Estado -con una policía mal equipada, por ejemplo-  y el peso de las influencias políticas y amiguismos, ensombrecen los ideales de Zegarra.

Víctima de una bala perdida que le afecta las cuerdas vocales, el personaje central se obsesiona en descubrir al responsable de lo que él considera un atentado, forzando así  la trama hasta desenlaces imprevisibles, como el suicidio del eventual responsable de la acción.

La excelente actuación de Fernando Bacilio, actor y profesor de teatro en Perú, da una consistencia particular a la película. “Una interpretación que la sostiene”, enfatiza Diego Vega.   

“A pesar de que me costó mucho el papel, debí esforzarme, escuchar lo que me indicaban los realizadores. No es fácil llegar al cine viniendo del teatro”, explica Bacilio a swissinfo.ch.

Festival del Film Locarno / Salias Vanetti

Perú y sus contradicciones

Sin pretender ser un film “politizado”, uno de los logros de El mudo, es el de presentar un retrato elocuente de la realidad peruana actual, que según los realizadores, está marcada por “un clima de euforia donde los peruanos nos sentimos los mejores del mundo, en un una nueva fiebre de orgullo nacional”.

Si bien en el Perú de hoy hay significativas mejoras con respecto a las décadas pasadas, “caracterizadas por la violencia, el terrorismo, la crisis económica creciente y el abuso de poder del fujimorismo  (NDLR: en referencia a la gestión del ex presidente Alberto Fujimori/ 1990 -2000), es evidente que no todo es hoy el paraíso”, explica Daniel Vega.

Enfatiza que “nos golpea mucho esa visión eufórica casi generalizada” y explica que si bien “las mejoras son significativas y visible, nos parece un tanto reduccionista pretender medir el desarrollo del país meramente por el aumento del consumo”.

 

El mudo, como expresión del “cine de autor” se ubica en esa difícil y desafiante franja del arte crítico, lo que, en la coyuntura actual del país sudamericano, “significa reconocer las mejorías pero sin pensar que en 13 años se pueden resolver todos los problemas de fondo, como se ejemplifica en la película en el terreno específico de la justicia”, reflexiona Diego Vega.

El mudo se realizó en cuatro semanas de pre producción y cinco de rodaje. Además, un día de filmación de un partido internacional de fútbol jugado entre Perú y Argentina en la capital limeña.

Contó con un presupuesto cercano a los 380 mil dólares, lo que la ubica como una película sumamente barata y con recursos limitados.

Además de los recursos peruanos, contó con el apoyo adicional de empresas e  instituciones de México y Francia.

El apoyo de Visiones Sur-Este – Fondo suizo de apoyo a la producción-, fue considerado por los realizadores como “esencial”. Representó algo más de un 10% del presupuesto.

La proyección en Locarno constituye la primera mundial del film.

“La intuición por sobre todo”

En El mudo, la ficción es anterior a cualquier realidad histórica. “No partimos de un hecho real en particular, sino que fuimos enriqueciendo el guión con testimonios, reflexiones y aportes recogidos en muchos juicios, audiencias y tribunales limeños”, explica Daniel Vega. Y esas anécdotas y testimonios recogidos, le aportaron todavía más veracidad a la trama, añade.

“Dejamos andar la imaginación” enfatiza su hermano Diego, quien rechaza ubicarse en una escuela cinematográfica determinada: “sería horrible auto-catalogarse o fijarse en un marco meramente racional. En el cine, en la literatura, en la vida misma, lo intuitivo, el probar e intentar, corrigiendo y rectificando, hace la esencia de la búsqueda cotidiana”, concluye.

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