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Realidad violenta convertida en ficción

Imagen de 'La sangre y la lluvia', del colombiano Jorge Navas. fiff.ch

El cine latinoamericano marca el pulso de la 24ª edición del Festival Internacional de Cine de Friburgo. Dos de las 13 películas en competición -‘La sangre y la lluvia’, de Jorge Navas, y ‘El vuelco del cangrejo’, de Oscar Ruiz Navia- son colombianas.

“Nuestro cine vive un gran momento. Aunque los medios materiales no abundan, nos hemos lanzado a producir cine y no series de TV en 35 mm como antes”, explica Jorge Navas. Entrevista.

‘La sangre y la lluvia’ presenta la vida de dos solitarios – un taxista y una mujer de la noche- y su encuentro fortuito en una madrugada violenta en Bogotá.

Él busca venganza por el reciente asesinato de su hermano, apoyado por una red de taxistas que controlan ex paramilitares reinsertados.

No serán sino las primeras luces del alba las que aporten, al final del drama, el único reposo de los 90 minutos de una trama en constante ritmo ascendente.

La interpretación principal de dos jóvenes talentos, Gloria Montoya y Quique Mendoza, junto con una excelente selección de artistas en papeles secundarios, le dan consistencia a un “guión abierto”, explica Jorge Navas, director, guionista y productor de ‘La sangre y la lluvia’. Entrevista.

swissinfo.ch: ¿Cuánto tiempo le llevó realizar su filme?

Jorge Navas: Lo concluimos en septiembre del año pasado. La posproducción la realizamos en Venecia. Cerramos así un proceso muy largo de 7 años. Tiempo complejo y traumático.

swissinfo.ch: ¿Por qué tanto tiempo?

J.N: Fue muy difícil conseguir los medios materiales. Es una película en cierta forma atípica para el cine colombiano. Estaría, si quisiéramos ubicarla en un género determinando, en lo que se denomina el cine negro. Y habla del lado oscuro de la Bogotá nocturna, en un contexto muy violento, urbano. No había muchos que creyeron en la película. En mi país los productores mayoritariamente no quieren estar vinculados a imágenes que supuestamente hablan mal del país.

swissinfo.ch: ¿Una especie de autocensura?

J.N: Más que todo, una conciencia un tanto provincial de que hay que mostrar sólo lo bueno y lo positivo del país e ignorar que estamos en guerra, que el país está atravesado por conflictos internos fuertes. Esto complicó la obtención del dinero para hacerla. No hay que olvidar que en todo el mundo es difícil hacer cine, aún más en Latinoamérica. Y mucho más en Colombia si se trata de un tema y una estética como la que desarrollo.

swissinfo.ch: Sorprende esa reticencia a promover cierto tipo de películas… ¿Una especie de descalificación política?

J.N: La tendencia oficial es de mostrar hacia afuera sólo lo bueno de Colombia negando que haya un conflicto interno. Minimizando el impacto de la existencia de dos guerrillas, varios grupos paramilitares, los carteles de la droga y la creciente violencia social. En ese sentido, mi película iba en contra de esta visión. No la pensé como una denuncia ni como una prueba de que estamos mal. Simplemente quería expresar lo que siento con respecto a la ciudad y a las relaciones de amor. Y de cómo ese amor y la soledad se tornan difíciles cuando se sale a una calle que es agresiva y violenta.

swissinfo.ch: Es decir, no se trata de un film político, pero por producirse en un momento histórico determinado puede ser asimilado a una voz crítica…

J.N: En cierta forma sí. Finalmente, toda la actividad del ser humano es política. Pero no pretendí con ‘La sangre y la lluvia’ hacer un testimonio político. Sin embargo, nos lleva inevitablemente a este momento oscuro y complejo que estamos viviendo como país.

swissinfo.ch: ¿Cuál fue acogida la película en Colombia?

J.N: Polémica. La mitad de la gente la ama, la otra mitad la odia. Pienso que es una reacción ligada al tema de la violencia. La gente está agotada de oír hablar de violencia y que le muestren violencia. Estoy convencido, sin embargo, de que todavía no se hicieron películas serias ni profundas sobre los conflictos colombianos. Hay una canalización de la TV, en las series y en los mismos noticieros sobre lo que nos pasa como país. La crítica especializada fue muy positiva hacia nosotros.

swissinfo.ch. ¿Y el recorrido internacional antes de llegar a Friburgo?

J.N: Se estrenó en Venecia y luego la presentamos en Biarritz (Francia), Mannheim (Alemania), en Tesalónica (Grecia) y Miami. Y después de Friburgo, sigue para Washington, Chicago, Londres, Málaga, Madrid y seguirá circulando en otros festivales más. En todas partes , hasta ahora, fue muy bien recibida y tuvo muy buena crítica.

swissinfo.ch: ¿Un reconocimiento internacional que renueva la convicción de Jorge Navas en su trabajo?

J.N: En efecto. Es algo muy importante. Era consciente de que en Colombia iba a encontrar un cierto rechazo. Por otra parte, la película está hecha con códigos y lenguajes más cercanos a los europeos –silencios, contemplación, tomas largas– que a los norteamericanos, que es el dominante en Colombia.

Y por eso para mí es muy importante venir a Europa y estar en Friburgo. Me emocioné mucho cuando supe que la película había sido seleccionada para la competición internacional. El solo hecho de haber sido elegida es ya un reconocimiento importante para nosotros.

Sergio Ferrari, Friburgo, swissinfo.ch

De los 80 filmes de la 24ª edición, una parte considerable proviene de Latinoamérica.

Seis de las 13 películas en competición:

‘Agua fría de mar’, de Paz Fábrega, Costa Rica.

Las colombianas ‘El vuelco del cangrejo’, de Oscar Ruiz Navia y ‘La sangre y la lluvia’, de Jorge Navas.

La producción argentina ‘Rompecabezas’, de Natalia Smirnoff.

‘Norteado’, de Rigoberto Perezcano y ‘Perpetuum Mobile’, de Nicolás Pereda, ambos mexicanos.

La apertura y la clausura la animan filmes latinoamericanos.

El panorama ‘Almas Corsarias’, reúne cuatro cintas del realizador brasileño Carlos Reichenbach y ocho de su compatriota Jorge Furtado.

Carta Blanca presenta ‘O ritual dos sádicos’, del realizador brasileño José Mojica Marins.

Tres de los 17 cortometrajes son latinoamericanos: dos mexicanos y uno boliviano.
Por último, la directora alemana Hanna Schygulla, miembro del Jurado internacional, presenta en una proyección especial, ‘Alicia Bustamente’, homenaje fílmico a esa reconocida actriz cubana.

Su realización costó 1 millón de dólares.

En Colombia la presenciaron 95 mil espectadores, número considerado medio-bajo en ese país.

Obtuvo su primer galardón internacional en octubre pasado en el Festival de Tesalónica, Grecia: el Premio Cine-Ciudad, uno de los más destacados de esa muestra.

En el reciente Festival Internacional de Cartagena de Indias, Colombia, obtuvo el premio al mejor guión. Gloria Montoya recibió la distinción de mejor actriz colombiana.

En el Festival Internacional de Cine de Friburgo compite con 12 películas más -de ellas otras 5 latinoamericanas- para los diversos premios que serán anunciados el próximo 20 de marzo.

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