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Voisard o el forjador de sueños

Alexandre Voisard, una parte importante del alma del cantón del Jura. Philippe Pache

Las ediciones Bernard Campiche publican una versión integral de la obra del poeta Alexandre Voisard.

El escritor y antiguo editor, Rolf Kesselring, manifiesta lo que el autor, oriundo del cantón del Jura, ha representado y representa aún para él.

Gil Vigneault me dijo un día que el verdadero poeta se reconocía porque sus palabras fluían de manera natural y que jamás, jamás de los jamases, se sentía en sus textos, el apoyo de un diccionario de rimas.

Por aquel tiempo yo era un poco conocido por el público suizo francófono merced al periódico satírico ‘La Pomme’ (La Manzana) que había fundado, publicado, y en el que participaba, enloquecido de la pluma y del espíritu.

¡Sagrado equipo! ¡Elzingre, Aeschlimann, Popov, Brandu, Leiter, Fatton, había un buen grupo rebelde!

Todas las causas bellas eran nuestras: antirracismo, rechazo a la violencia y a la guerra (Vietnam estaba a sangre y fuego), y también el Jura, que daba topes en las certezas federales. La vida era bella. Era simple…

Café matutino

Por aquella época, una mañana en la terraza del bar que lindaba mi taller de joven editor de Yverdon, un hombre que bebía su café en una mesa cercana me abordó con estos términos: “¿ Es usted Kesselring… el editor?” La persona que me interpelaba de esa manera tenía los ojos claros y sonreía, Yo moví la cabeza, curioso.

Modestamente, casi en voz baja, me aseguró que se llamaba “Alexandre Voisard” y “que yo no debía conocerlo, pero que estaba contento de encontrarme…”

Una saludable vehemencia

Se sorprendió, cuando, luego de asegurarme que se trataba del Voisard del Jura, ese poeta al que yo leía con pasión en el ‘Jura Libre’, el órgano de lucha por la independencia de esta región, me puse a recitar algunas líneas de ‘Crónica del Acecho’: “Hubo un tiempo en el que yo vivía de doctrinas violentas amasadas con cebada magra y crueldades. Para mí era saludable la vehemencia que amaban de mí…”

Lo que no sabía el poeta, era que leyéndolo, me enteraba del futuro de mi espíritu. Gracias a él, descubría de antemano la geografía de mis andares, de mi errabundaje.

Una fraternidad total

Y luego la vida, justamente. No nos encontramos nunca más. Quiero decir, “físicamente”, porque mediante sus obras los encuentros eran constantes, la fraternidad, total.

A menudo me embargaba la idea de ir a visitarle, de recorrer el camino hasta ese hombre que murmuraba tan cerca de mi espíritu. Y luego, pudor mal entendido, maldito orgullo recurrente, convencido que no se acordaría ya de mí, que iba a ser el impertinente, el intruso. No me atreví.

Vivan los poetas

El tiempo de la vida transcurrió para él… y para mí también. Lo rastreaba en sus palabras, constante, fiel. Es de aquellos que llenan mi alma y me permitan vivir, sobrevivir en los peores momentos de la existencia.

Hablo, evidentemente, de François Villon, Paul Verlaine, George Brassens, o de Jacques Prévert que me sorprenden y me encantan todavía y siempre.

Alexandre Voisard forma parte de esta constelación encantadora que me permite refluir las olas de la desesperación corrosiva. Es el barquero que me escolta y me acompaña en el largo río que no acabo de atravesar. Es la poesía. Forjando sus palabras, sin saberlo, da la arquitectura a todos mis sueños.

Transeúntes de noches blancas

Si le cuento a todo esto, es a causa de una empresa que me llena de una fantástica felicidad literaria: la edición de la obra integral de Alexandre Voisard en una edición de bolsillo de Bernard Campiche (colección Campoche).

Los dos primeros volúmenes acaban de aparecer. Los saboreo. Están previstos ocho volúmenes más. ¡Ocho volúmenes de poesía pura! Ocho obras para acompañar a los transeúntes de noches blancas de mi género.

swissinfo, Rolf Kesselring
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

La aparición de la obra integral de Alexandre Voisard, en ocho volúmenes, bajo la dirección de André Wyss, comenzó en la primavera del 2006 y concluirá en otoño del 2007 (Ediciones Bernard Campiche, Colección Campoche).

Ya en el mercado:

Poesía I – Una verdadera nube no tiene conciencia, Escrito sobre un muro, paraíso verde, Prólogo a los testamentos del ermitaño, La crónica del acecho, Dispersos

Poesía II – Llegamos al río ignorando nuestras huellas, Libertad al alba, La Montaña humillada, Los Ladrones de hierba, Las dos laderas de la soledad, Fuego para fuego Disperso…

Nacido en 1930, Alexandre Voisard practicó diversos oficios en el teatro, la industria, la librería.

Está considerado como una de las principales voces literarias del combate independentista que llevó a la creación del cantón del Jura.

Tras algunas incursiones en política (fue delegado de Asuntos culturales de la República y Cantón del Jura y vicepresidente de la Fundación Pro Helvetia), se retiró en su pueblo natal de su compañera, Courtelevant, en Francia.

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